viernes, enero 12, 2007

ICE HAVEN de Daniel Clowes

A mí Daniel Clowes me encanta, quizás no sea el mejor autor del mundo, pero tiene algo que me atrae. Sobretodo recuerdo cuando lo descubrí hacia mediados de los noventa con su mítica serie “Como un guante de seda forjado en hierro” aparecida en la colección Brut Comix de la editorial La Cúpula, y qué queréis que os diga, para mí fue como una especie de bofetada, algo así como experimentar una serie de sensaciones que me eran muy nuevas dentro del mundillo del cómic por el que me solía mover. Era algo así como si el autor tuviese incontinencia de ideas, pero ideas fuera de lo común y de forma compulsiva, cualquier cosa valía, o a mí me lo parecía en aquella época. Puede ser que se valiese de la improvisación, pero lo cierto es que pasar de una viñeta a otra era algo que no dejaba de sorprenderme, era una experiencia realmente rara, extraña y absorbente, algo así como una abducción comiquera.


Con el tiempo Daniel Clowes ha pasado de la improvisación a la meticulosidad, quizás no de forma aparentemente directa, pero es que su nueva obra “Ice Haven”, publicada por la Editorial Random House Mondadori, está perfectamente orquestada, quizás manifestándose un cierta obsesión por intentar crear una obra perfecta, aun siendo consciente de su dificultad, por supuesto tirando de muchas referencias, bebiendo de la composición de página de los clásicos del cómic, experimentando con el formato apaisado, reconvertido para esta edición en tomo, partiendo de un número editado en la serie Eightball con distinto formato, y dando la sensación como si en el fondo, hasta esta especie de mutación en el formato estaba calculada al milímetro, no dejando nada al azar.


Ice Haven es el nombre del pueblo donde se localiza esta obra, lejos de evocar ese paraíso invernal que pretende, más bien se nos presenta como un lugar donde impera un ambiente frío y distante a todo el que se acerque, incluyendo al propio lector, y dando la sensación como si se hubiera quedado congelado en los años 50, la misma época en la que parece que se haya quedado también congelado el propio autor, haciendo ese ejercicio de nostalgia que tanto parece gustarle. La historia comienza con un rápido vistazo a los distintos personajes, como si de una película se tratase, para acto seguido reflexionar sobre la aportación y los cimientos fundamentales del propio cómic con respecto a la prosa y el cine, en una reflexión en la que se pone de manifiesto la boyante juventud por la que todavía está atravesando, juventud que da pie a pensar que aún no se han creado las mejores obras, ofreciendo todavía un sinfín de posibilidades, con las que poder ir innovando en este lenguaje pictográfico popular conocido como cómic.


Clowes pondrá el cebo con el que hacer picar el interés del lector, en este caso el secuestro y posible asesinato de un niño del pueblo. Poco a poco descubriremos a cada uno de los diferentes y extravagantes personajes que habitan en este pequeño pueblo, mostrándonos sus interioridades, sus reflexiones, sus miedos, sus deseos, sus frustraciones, sus obsesiones. Personajes que irán construyendo su propia historia, independiente de los demás, completando un puzzle de aparente escasa relación, pero de complejo significado. Clowes juega con los recursos narrativos, con la composición, con los distintos estilos, con las elipsis temporales, con los personajes, con el lector y consigo mismo, viéndose esto último reflejado en la mayoría de los personajes, como si cada uno de ellos fuese una parte de sí mismo.

Siguiendo con lo mencionado en la última parte del anterior párrafo, y siendo consciente que me encanta meterme en arenas movedizas y zarzales varios, voy a pasar a comentar brevemente la asociación existente entre alguno de los personajes que llenan esta historia, en relación con el propio Clowes, todo ello sin pretender sentar cátedra ni nada por el estilo, si no más bien como una especie de juego metalingüístico. Por una parte tenemos a Random Wilder haciendo la función de narrador de la historia, presentándonos el pueblo y los hechos acontecidos, mostrándonos su miedo por acabar creando algo, que se acerque a esa vulgaridad de la que intenta escapar, siendo testigos de su frustración como poeta, la propia frustración por la que debe pasar en ciertos momentos el propio autor. Por otra parte está el personaje de Vida, representando al inquieto artista que esta empezando, con sus ilusiones e inseguridades, que acabará por triunfar en un medio como es el cine, mucho más controlado por factores externos, suponiendo todo esto una pérdida de libertad creativa, curiosamente al igual que le pasó al propio autor. También tenemos a Harry Naybor, un claro guiño a la parte crítica que hace el propio autor sobre su obra y sobre el medio a la que pertenece, todo ello curiosamente en contraposición con el personaje del detective privado encargado del caso, poniendo en entredicho la capacidad y sensibilidad de la gente que se atreve a cuantificar con palabras cualquier tipo de obra. Sin embargo esto parece que no acaba aún aquí, pues nuestro autor sigue dejando reflexiones sobre la carencia de elementos en los que apoyarse en los primeros pasos, esos primeros pasos que sirven como campo de pruebas con los que poder ir viendo tanto aciertos, como errores, donde intuimos que Violet representa el propio enamoramiento del autor hacia el medio, un enamoramiento fácil en un principio, por lo puro y verdadero, por lo correcto, lo que se supone que debería hacerse, pero que acaba por diluirse tal y como va dándose cuenta de la realidad que le rodea. Quizás es con Charles, un niño de compleja personalidad, con el que llegue más lejos en sus reflexiones, en sus pensamientos acerca del comportamiento humano y el entorno que le rodea, mostrando su desencanto por la vida, su desencanto por las ataduras de la consciencia humana y los patrones que marca una sociedad a la que se ve arrastrada el individuo, sacrificando sus instintos a favor de una sociedad que acaba por imponerse a todo.

Las capas con las que cuenta es tan amplia, como significados quiera darle el propio lector, pero lo que sin duda no se le puede discutir al autor, es su interés por acercase al lector inteligente, y por mostrarnos un universo tan rico como el que uno quiera, bombardeándonos de detalles e ideas con las que uno, si quiere, puede ir jugando, rompiendo esquemas preestablecidos, estimulando al propio lector a la indagación y reflexión, que no es poco, y demostrando que él, como muchos otros autores de hoy en día, son capaces de hacer cómics con mayúsculas, y con los que uno además pueda disfrutar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupenda pictorrecopilación narraglífica y estupenda reseña, aunque reconozco que me gustaron más algunas historias de Caricatura que este Ice Haven (que me ha gustado MUCHO pero no ha satisfecho la expectación que había puesto en él).

Ximo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Ximo dijo...

tio berni, quizás el problema es que se ha hablado tanto de ella dandole un tratamiento de obra maestra, que si bien por una parte le ha dado prestigio y la ha beneficiado publicitariamente, por otra parte la expectación que ha producido ha sido tal, que ha acabado por defraudar a mucha gente aun tratandose de un muy buen comic.
También pienso igual acerca de Caricatura, realmente es muy, pero que muy bueno.