jueves, junio 07, 2007

CRÍTICA: THE LEAGUE OF EXTRAORDINARY GENTLEMEN de Alan Moore & Kevin O’Neill

El segundo volumen de "The League of Extraordinary Gentlemen" (recopilando recientemente el segundo arco argumental en este tomo, habiendo sido previamente publicado en grapa tiempo ha) me ha llegado a convencer (si no lo había hecho ya antes), definitivamente, que estamos ante una obra de gran calidad, que a lo mejor no la podríamos catalogar como "Obra Maestra", pero que tiene un nivel de calidad de tal grado que muchos, estoy seguro, recomendarían como de lectura obligatoria para cualquier aficionado e, incluso, para cualquiera que no esté habituado al mundo de los cómics pero que pueda querer una buena lectura, con clásicos personajes que están dentro del subconsciente colectivo de la mayoría de la gente en general.


Cuando, ya hace tiempo, la Editorial Planeta DeAgostini sacó el primer arco argumental de esta obra del dueto Moore/O’Neill en un bonito tomo, tengo que reconocer que me costó un poco convencerme que estábamos ante una buena historia y autoconvencerme que esa utilización que hacia Moore de personajes clásicos de la literatura universal decimonónicos, tan variopintos y sin ningún rasgo en común entre ellos, salvo quizá la época en que transcurrían sus vivencias y el tipo de literatura fantástica/terror en los que surgían, no era gratuita y que Alan sabía muy bien lo que estaba haciendo e intentaba transmitir, esto es, dar otra vuelta de tuerca tan característica en sus obras, e intentar “reinterpretar” de nuevo a una serie de personajes, descontextualizándolos totalmente de su entorno, y unirlos para que todo cuadre y todo sea diferente, y para que al lector, eso sí, poco a poco, no crea que está ante una recolocación forzada de unos personajes para conseguir no se sabe bien el qué.



Moore tenía claro que tenía que conseguir una obra que tuviera un cierta calidad, densa en algunos conceptos, pero que resultara amena para el lector, creando un grupo de "Héroes" (que no superhéroes), aprovechándose de toda una serie de conceptos, mitos y leyendas ya formados, dándoles su toque personal y diferente, con ideas de su particular cosecha propia, y sacarles un jugo que cualquiera consideraría irreverente, pero que muchos considerarían que todo en la vida es reinventable, y más si se trata de personajes de ficción, fantásticos, que carecen del lastre de estar atados de pies y manos por hechos históricos irrefutables.

De todas formas me gustaría saber qué pensaría un Verne, un Stevenson, un Stoker, un Wells, un Rider Haggard, un Conan Doyle si fueran consciente de lo que les ha hecho Moore a sus personajes “fetiche”, clásicos entre los clásicos… ¿se revolverían en sus tumbas?...



Así, a bote pronto, el primer volumen me costó asimilarlo, tal vez porque se tratara de una presentación clásica de personajes, el consabido y típico “reclutamiento” y reunión (con sus dosis de convencimiento, claro está) de una serie de personajes “fantásticos” poseedores de alguna habilidad que les hacia únicos y especiales al resto de la gente, todos reunidos para formar un grupo de “Hombres Extraordinarios” (Wilhelmina Murray, Allan Quatermain, el Capitán Nemo, el Hombre Invisible, el Dr. Jekyll y Mr. Hyde), al servicio de su “Graciosa Majestadad” como integrantes del Servicio Secreto Británico (recordemos que la ambientación es la de la Época Victoriana), con el consabido jefe de todos ellos, ante quién responden, que es, nada más ni nada menos, que Mr. Bond (bajo las ordenes directas de, naturalmente, el misterioso “M”). Con estos últimos personajes creados por Ian Flemeing ya acabamos de redondear el desfase espacio/tiempo que nos quiere hacer creer como verosímil Moore, con personajes incluso de pleno siglo XX.



Y qué mejor para iniciar este primera “aventura” que tener como enemigos al malvado Moriarty (con la aparición, como no, de Sherlock “Mycroft” Holmes), y al temible Fu Manchú (el "Señor de Limehouse"), incorporando el toque exótico en la mismísima Londres.

En el segundo arco argumental, recientemente recopilado en un tomo, vemos la adaptación y reinterpretación de dos nuevos clásicos de la literatura fantástica, terror y ciencia ficción: La Guerra de los Mundos y La Isla del Dr. Moureau, ambas del genial escritor H. G. Wells (autor que debe fascinar al propio Moore, porque ya en el primer volumen salía otro de sus personajes, el Hombre Invisible).


La invasión de nuestro mundo por los habitantes de Marte está perfectamente documentada y reinterpretada, haciendo un perfecto homenaje a esta obra de Wells, donde el uso del Nautilus como contraportida de los famosos trípodes de los marcianos, le da un toque muy interesante a la historia. Interesante esa interpretación del planeta Marte, habitado por innumerables razas, en constante guerra civil entre ellas, y donde curiosamente aparece un personaje, un humano, que se hace el adalid de algunas de las facciones en guerra, que nos recuerda inconfundiblemente a Sir Lawrence de Arabia.


Y curiosa también la interpretación y representación de las criaturas inimaginables ni en las peores pesadillas creadas por un Dr. Moureau, el cual está trabajando para el Servicio Secreto Británico, haciendo diversos experimentos y estudios secretos para el uso de la Inteligencia Británica y, en este caso, para poder salvar la vida humana de la faz de Tierra del terrible ataque de los extraterrestes y sus rayos caloríficos.


Los diferentes integrantes de esta Liga están perfectamente caracterizados, con sus defectos y sus virtudes, con sus odios y rencores, y con ese sentido de la unidad tan difícil de conseguir en un grupo tan heterogéneo como éste. Genial el “aire indio” que los autores le dan a Nemo, más acorde al de La Isla Misteriosa que al de 20.000 Leguas de Viaje Submarino, ambas obras del visionario Jules Verne.

Moore ha intentado dar una visión clásica y decimonónica del clásico grupo de superhéroes al que podemos estar habituados, teniendo la típica variedad de personajes con carácterísticas y carácteres diferentes, unos de los otros, como pueden ser la líder (Murray), el inseguro (Quatermain), el rebelde (Nemo), la bestia (Hyde) y el "Judas" (Griffin).

Perfecta la ejecución del mundo creado por Moore por parte de un Kevin O’Neill en estado de gracia, que con ese dibujo indefinido, a veces rozando lo caricaturesco, sabe darle un ritmo y un aire “Pulp”, que nos engancha visualmente sin remedio con un detallismo apabullante, perfectamente capaz de reconducir el delirio más extremos en una narrativa lineal, perfectamente entendible, y dándole una pincelada atractiva acorde a la historia de aventuras a la que nos enfrentamos, diferenciándolo claramente de cualquier cómic actual de superhéroes donde se prima la espectacularidad ante todo, y donde aquí nos imbuimos en plena sociedad de finales del siglo XIX, pero consiguiendo mantener esa dosis también de espectacularidad pero en su justa medida, acompañado perfectamente por ese uso de colores primarios y secundarios, planos, que aún recalcan más ese aire "pulp" y "cinematográfico" me atrevería a decir.



Señalar que en el 2003 se hizo una versión cinematográfica de esta obra, “La Liga de los Hombres Extraordinarios” desvirtuando lo que Moore nos explica en ella, dándole una visión más "hollywoodesca" y de plena acción de cine de entretenimento puro y duro, donde se añaden dos personajes nuevos (Tom Sawyer y Doran Grey) que no salen en ningún momento en el cómic, y dando un tono totalmente distinto a los personajes, sobre todo el de Quartemain, totalmente diferente a su personaje en el cómic, porque no era cuestión de dar el papel de un personaje anciano, inseguro y drogadicto a la estrella mediática que lo interpretaba, Sean Connery. O sea, estamos ante una reinterpretación de la reinterpretación, no consiguiéndose darle el tono “pulp” y clásico que le han dado Moore y O’Neill al cómic.

Los dos volúmenes contienen sendos anexos muy interesantes, el primero es un relato sobre una aventura protagonizada por Allan Quatermain, “Allan y el velo rasgado”, y el segundo, “El Almanaque del Nuevo Viajero”, una “selección de los cuadernos de campo y documentos de viaje acumulados durante un periodo de casi trescientos años por los agentes de la Inteligencia Británica… con las notas acumuladas por Miss Wilhelmina Murray durante el periodo comprendido entre 1899 y 1912”. Comprobamos una vez más la capacidad de narrador de lo increíble del Sr. Moore. La información y el completismo al mínimo detalle.


Interesantes también la reproducción de diferentes anuncios de la época, algunos reales y otros inventados, donde ya comprobamos como la publicidad de todo tipo inundaba la prensa escrita de la época.

Y para finalizar, en el segundo tomo, los autores nos obsequian con el “Juego de los Caballeros Extraordinarios” del estilo de “El Juego de la Oca”.

Por lo tanto, obra recomendadísima, que te hará pasar un buen rato, obtendrás conocimientos y un pseudoseguimiento de los clásicos de la literatura fantástica, de aventuras y de terror del XIX, y donde se demuestra que la ficción se puede remodelar en un nueva ficción de muchos quilates, si hay autores de calidad detrás de ella.

Un saludo cordial.

12 comentarios:

  1. Imaginaros si el cachondo de Lacernet hiciera los mismo, pero con los personajes protagonistas de sus historias rocambolescas, sería la bomba digo yo. La liga rocambolesca de los ...

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  2. El mejor argumento para demostrar que los comics son muy buenos es compararlos con la película. Ahí se ve claramente dónde reside la maestría de Moore.

    Sólo un apunte sobre tu texto: el Mr Bond de esta historia es, creo, el abuelo o bisabuelo del James Bond 007. De nuevo, creo.

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  3. La primera parte me pareció aceptable, pero esta segunda me ha defraudado en todos los aspectos. Cero que la historia divaga demasiado, no avanza nada, no es coherente con los personajes (esa historia de amor entre dos de los protagonistas...) y a menudo demasiado infantil (las criaturas del doctor Moreau están más cerca de los teleñecos que de los engendros de Wells).

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  4. Ximo, eso habría que verlo, pero si un día llegara a producirse este hecho, esperemos que Larcenet esté inspirado, si no...

    Kesher, pensar que Moore reutiliza al personaje e intenta ponerlo en situación creando lazos familiares, tratándose de la Época Victoriana, no lo tengo tan claro. Claro, aquí el desfase temporal es evidente en comparación con el resto de los personajes, y el nombre de Champion que le da, nos hace entender que Moore lo que quería era diferenciarlo de alguna forma, pero pensar que es el antepasado de James Bond, no sé...

    Doc Moriarty, te doy la razón que la representación de las criaturas de Moreau podría haber sido otra, y la relación Murray/Quatermain también está un poco forzada, pero lo que es la historia en sí, acerca de la invasión marciana, me ha gustado más que la primera, centrándose más en una historia de confrontación concreta, al contrario de la otra que teníamos dos histora en una, además del consabido "reclutameinto", lo que restaba unidad al conjunto en sí.

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  5. Tengo un sabor agridulce de esta lectura, que la pillé con muchas ganas y no respondió a las expectativas.
    Por eso, coincido en parte con doc moriarty y en parte con Kesher: la peli es horrible y sí estoy conél en la conspiración¿? bond_iana.
    Con ximo nopuedo coincidir porque no he leído las adaptaciones de Larcenet, delq ue estoy un poco saturada... y con eduxavi... ays! jejejejeje

    Besitos

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  6. Mar, ¿ese "ays" significa que también estás saturada de mí...?
    Oyes, si lo estás, la próxima vez intentaré bajar el pistón en mis comentarios, y convertirme en el típico "tostón ladrillo", serio hasta la médula.
    ¿O es que todavía colea cierta disputa "dedicatoril"? Te veía más integra en la derrota y sabiendo encajar los golpes... Hay que saber perder dignamente...

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  7. Usted, querido EduXavi, me conoce muy poquito si cree que:
    - me he podido saturar
    - me he rendido
    - sé perder

    Lo que queda claro es que nunca será usted un ladrillo... aunque sí un poco picón jejejeje
    :-)

    De ahí, la tanda de besitos...y otra más

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  8. Creo que tampoco hay que perder de vista que se trata de una historia de superhéroes. Quizás esto es bastante radical decirlo, pero teniendo en cuenta la editorial sobre todo, yo creo que Moore quería explotar el lado superheroico de los personajes de la literatura. De ahí las posibles absurdeces inherentes al género.

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  9. Por partes, Mar:
    Punto 1.- Perfecto, perfecto.
    Punto 2.- ¡Uy, qué miedo!
    Punto 3.- En fin… luego no me llores, ¿eh?
    …y quien se pica, ajos (“tiernos”) come…

    Kesher, tienes razón, y teniendo siempre en cuenta que Moore siempre intenta reescribir los géneros, por muy clásicos y consolidados que estén. Siempre sabe darle esa “nueva vuelta de tuerca”. Y pocos hay que saben hacerlo como él.

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  10. Kesher, por ahí van los tiros, Moore siempre ha comentado que su intención en el sello ABC era la de remontarse a los orígenes del comic, partiendo de la literatura Pulp, como respuesta a la evolución que estaban tomando la mayoría de los actuales comics, después de ciertas obras con gran influencia en el medio, y a su entender no demasiado positiva. En cuanto a las absurdeces, si te refieres al segundo tomo, no puedo opinar pues no lo he leído, pero abordar un concepto como este siempre es complicado, si bien es cierto que se puede hacer de una forma más o menos acertada. Siempre es una bomba de relojería juntar ciertos conceptos y personajes, pero quizás la gracia esta en eso, en jugarsela aunque no salga como esperas.

    Mar, no puedo creerme que te puedas saturar de Lacernet, jeje .. de EduXavi aun lo comprendería, pero de Larcenet ...

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  11. Jejejeje
    Ya ves: estoy mayor o peor de lo que pensaba para cansarme de áquel y no éste, pero... se me atravesó el muchacho!!

    Besitos y ¡¡a tomar fósforo o magnesio... porque algo falla, claramente ;-)!!

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  12. Gracias, Mar, gracias, has conseguido que una lagrimita saliera de mis ojos (de un chicarrón como yo, ¡¡¡INCREIBLE!!!). Me ha llegao, me ha llegao...
    Y, tranquila, Mar, acabo de comprobar (aunque hace tiempo que lo tenía claro) que no chocheas para nada. Eres una chiquilla que está en sus plenas facultades.

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