jueves, febrero 21, 2008

CRÍTICA: ACTOR ASPIRANTE de Max Vento

Monólogos, de eso está hecha la vida de cada uno de nosotros, de interesantes o insustanciales monólogos, según bajo la óptica de quién se vean. Grandes monólogos y pequeños monólogos, pero monólogos al fin y al cabo, que realizamos consciente o inconscientemente a lo largo de nuestra existencia, preguntándonos y volviéndonos a preguntar sobre cómo nos trata la vida o cómo la tratamos a ella.

Con la amena, interesante y clarificadora lectura de Actor Aspirante, del joven artista valenciano Max Vento, publicado por Dolmen Editorial, vemos reunido en un sólo volumen otro fresco de lo que podría ser el día a día de cualquiera de nosotros, una vida llena de sueños y pesadillas, de ilusiones y fracasos, de relaciones y rupturas, de monotonías y divertimentos, en resumen, una historia más de nuestra cotidianidad, una historia más que el viento suele llevarse entre muchas otras, pero que son las verdaderas historias, las que conforman nuestra historia privada que, posiblemente, no sean importantes para la mayoría pero que nos hacen sentir importantes o míseros en un momento concreto, y que para nosotros pueden ser lo más importante que nos haya pasado en nuestra vida, sí la nuestra, porque en el fondo somos personas individualistas en medio de una vida en sociedad, nos relacionamos sí, pero siempre primamos, muchas veces egoístamente, nuestros intereses particulares frente a los colectivos.

Esta historia que nos cuenta Max Vento tiene a cuatro personajes, podemos decirlo así, que son los principales y catalizadores de este relato.

Pablo es el protagonista de esta historia particular y privada, entorno al cual giran el resto de los personajes, es uno más de los que aspiran a ser algo en esta vida, en este caso a ser un actor de éxito, pero que para llegar a ser algo en ese draconiano y leonino mundillo que es el de todo lo relacionado con el celuloide y la interpretacion, tiene que intentar superar multitud de barreras y obstáculos que no se lo van a poner fácil y, aunque él persevera, una y otra vez, no termina de ver la luz al final del túnel porque la ceguera que le produce su egocentrismo y narcisismo no le permite ver con claridad con dos dedos de frente, lo cual le va minando interiormente como actor y exteriormente en sus relaciones con los que le rodean, pero que es tal su ego que nunca llega a perder la esperanza de ser alguien dentro del séptimo arte.

Por tanto, durante este primer volumen (recordemos que están previstos más que narrarán la evolución de este personaje), Vento nos describe las dificultades que tiene Pablo para abrirse camino y conseguir aunque sean humildes papeles para cualquier tipo de representación o medio. Se pasa la vida de casting en casting recibiendo la gran mayoría de las veces, literales “patadas” o el consabido “ya le avisaremos”. Al mismo tiempo, Max nos cuenta las relaciones personales y vivencias que Pablo mantiene con el resto de los protagonistas de la obra. Su caótica relación sentimental con Marta, que provoca al final su ruptura con ella, y la consiguiente búsqueda de nuevos compañeros de piso para poder pagar el alquiler, ya que él malvive con lo que gana trabajando de dependiente en una hamburguesería.

Por lo tanto, Marta es, de la pareja, la que parece que tiene más asentados los pies sobre la tierra, exitosa en su trabajo donde no hace más que promocionar para enfado y envidia de Pablo. Y pronto se va dando cuenta de que su relación con Pablo, que más parece asiduo a tener en su cabeza constantemente un nido de pájaros, no funciona, por lo que será ella quien lo dejará plantado llegado el momento, dejando a éste compuesto y sin novia, sin compañera, que provocará en Pablo que se vaya dando cuenta de la dependencia que tenía respecto a ella. Pero, como siempre en estos casos, ya es demasiado tarde para ellos, ¿o no?

Rafael, otro aspirante, esta vez a filósofo, será como la sombra que sigue a Pablo constantemente, el que no se siente aludido nunca del rechazo que le dispensa su amigo a la fuerza, el que intentará hacer ver a “Pablito” la bondad de la vida y demostrarle que son almas gemelas que pasan por las mismas situaciones y penurias. Y, después de la ruptura (también) con su novia, se instalará en el piso de Pablo de manera digamos ¿“indefinida”? Es otro de los que se sienten satisfechos constantemente de sí mismos, que no reconocen los fracasos cuando los tienen delante de sus narices, llevando el concepto de egocentrismo elevado hasta su máxima potencia, pero que, al mismo tiempo, es capaz de demostrar una evidente debilidad interior y de inseguridad en sí mismo. El eterno tema de la doble personalidad, o aparentar lo que realmente no es para mantener una coraza que lo proteja externamente aunque se derrumbe por su propia debilidad interna.

Y, el Marmota, es el cuarto en discordia. Recomendado por un compañero de curro de Pablo, será el que sustituya a Marta una vez ésta se vaya de su piso, para poder llegar a fin de mes dentro de una economía precaria y casi de “subsistencia”. Es lo que se denomina “vivir al día”, como buenamente se pueda. El Marmota es pasivo, desastroso, “rey” de los eructos, indiferente ante la vida, aunque será él el causante de que, finalmente, Rafael se instale también como inquilino en el piso de Pablo. De los cuatro protagonistas, es el que tiene un papel menos importante en este drama, llegando a ser un simple “hombre objeto” necesario para redondear la historia que se nos quiere contar.

Luego, ya aparecen una serie de personajes, desde sus compañeros de trabajo en Krazy Rat Burger, pasando por su representante “en off”, la exnovia de Rafael que siempre sataniza al “pobre” de Pablo, hasta llegar a Sebastián, el propietario del café-bar que frecuenta Pablo, que es el típico barman que conoce a Pablo mejor que él mismo, y sin olvidarnos de los diferentes profesores, colegas y directores, conformando todos ellos el mosaico donde se mueve nuestro protagonista, que posibilitan el desarrollo de nuestra historia y son los que se moverán al son (o no) del que se mueva Pablo.

Max Vento consigue una obra redonda, donde con una prosa clara y directa, y un dibujo sencillo y expresivo, acompañado por el uso de un simple bitono necesario para dar profundidad a las diferentes escenas que conforman este pseudodiario/monólogo, hace creíble las diferentes vicisitudes que le ocurren a nuestro Pablo, y que se puede extrapolar en cualquiera de nosotros. Al fin y a la postre todos somos actores aspirantes en la comedia o el drama que es la vida.

Pues nada, después de otra de mis innumerables verborreas de “filosofía barata”, os dejo con Actor Aspirante. Que se levante el telón y comience la función. Que ustedes lo disfruten.

Y también podéis leer la entrevista que los chicos de Dolmen le hacen al autor a raiz de la publicación de esta obra por la editorial: http://www.dolmeneditorial.com/noticias_ficha.php?IdNot=173

Un saludo cordial.

2 comentarios:

  1. EDU:

    Me alegra mucho que te haya gustado. En unos meses habrá otra nueva entrega.

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  2. JORGE:

    Y deseando estoy de tenerla en mis manos, para poder ver hacia dónde se encamina el futuro de nuestro "Pablito".
    Y también querría resaltar el magnífico trabajo que estás realizando, dentro de la Línea Siurell, favoreciendo la publicación de las obras de jóvenes autores de nuestra tierra. Ahora estoy deseando tener en mis manos el 2º tomo de "Orn: Historia Universal" y "La Revolución de los Pinceles". Ya falta menos.

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