Ahora, un tiempo después de mi primer contacto como lector de este aún enigmático mundo para mí, Ediciones Glénat nos ofrece otra visión de esta apasionante atracción por la naturaleza más agreste en un volumen integral que recoge los cinco tomos publicados por la, hasta hace poco, casa madre en Francia, Névé de Dieter y Emmanuel Lepage.
Esta obra nos cuenta la historia de Névé en cinco volúmenes, desde que es un niño hasta que cumple los 30, breves historias en cada uno de los álbumes que nos irán definiendo poco a poco al personaje. El primero de ellos, “Mirada azul” nos encontramos a un pequeño Névé que sufre constantes sueños premonitorios (como irá ocurriendo en cada uno de los relatos de nuestro joven protagonista) que le provocan un miedo irracional hacia lo que tenga que acontecer y que puede finalmente terminar fatal, siempre con alguien de su familia o cercano a él involucrado en el mismo... en este primer tomo Névé se irá iniciando e introduciendo en el mundo del alpinismo junto a su padre Stan, su tía Marlène, su tío Laurent y Sophie, los cuales se enfrentan al reto de coronar el Aconcagua; en el segundo volumen titulado “Sol verde” Névé y Laurent se van de vacaciones a la Isla de la Reunión donde, en unos parajes muy diferentes a los encontrados de alta montaña en Argentina, también la inmensidad de la naturaleza se hará de respetar y demostrar su ley a los pobladores de esta isla francesa; En “Rojo pasión” Névé conoce a Emily, una irlandesa que está viajando por Francia y de la que nuestro protagonista se enamorará perdidamente, averiguando poco a poco y de la manera más cruel para un adolescente que ésta oculta un terrible pasado familiar que será capaz de autodestruirla y destruirle de paso a él; en “Blanco Nepal”, Névé y Marlène viajan al Nepal donde se adentran en el mundo de las sectas que siguen las enseñanzas de Buda en el Ashram de la Comunidad de Jati... nuestros protagonistas intentarán descubrir que hay de verdad o falso en este tipo de comunidades enclavadas en un lugar mágico como es el Himalaya y uno de sus ochomiles, el Anapurna; y en el último volumen de la serie, “Negros deseos”, nos encontramos a un treintañero Névé, que parece que ya ha reorientado su vida, con un trabajo algo estable, uno eventual como guía de montaña para grupos, pero aún atesorando ciertos fantasmas en su interior que no le permiten avanzar hasta que al final de esta historia parece que llega a vislumbrar lo que realmente es y quiere hacer de su vida.
Pero, como ya habréis descubierto esta historia nos cuenta algo más... esta ascensión a la “cima” es también al mismo tiempo un constante crecimiento como persona de nuestro protagonista principal, Névé, un constante averiguar hacia dónde se encamina su vida desde la niñez, pasando por la adolescencia hasta llegar al comienzo de una madurez incipiente. Y siempre teniendo la fuerza de la naturaleza el punto de unión imprescindible para que se desarrolle su carácter como tal. La vida a Névé le ha hecho superar duras pruebas que en definitiva lo han moldeado como la persona que es y que llegará a ser... acontecimientos personales de Névé provocarán que insistentemente nuestro 'niño' busque su lugar en el mundo, intentando entender lo que aún no es capaz de comprender... Su tránsito a la edad adulta se convertirá en el típico peregrinaje para llegar a saber quién es y hacia dónde va, recibiendo muchas veces ayuda de los que le rodean o encajando duros golpes que le harán seguir uno u otro camino pero que son simplemente situaciones y hechos normales que cualquier adolescente sufre durante la pubertad... hasta llegar a una primeriza madurez que poco a poco lo definirá definitivamente como la persona que ha de ser y donde muchas respuestas irán surgiendo poco a poco hasta intentar orientarlo hacia un rumbo fijo hasta ese momento bastante incierto... Névé, un chico corriente como cualquiera, viviendo en un entorno concreto, con sus problemas interiores que ha de ser capaz de exorcizar, y que, en definitiva, es todo un amalgama de peculiaridades que lo definirán como un ser humano particular que se integrará en la sociedad en la que vivirá como uno más de ellos.
El virtuosismo visual a los lápices de Lepage en fundamental para transmitirnos a nosotros como lectores la belleza y la majestuosidad de la naturaleza, con todo su poder y encanto, capaz de subyugar al más reacio y demostrar que es ésta y no los seres vivos la que tiene la última palabra en los acontecimientos de la vida, muchas veces siendo cruel con los que la habitan pero demostrando sencillez y naturalidad a quienes son capaces de admirarla y respetarla. Ella impone en último término su ley y nosotros tenemos que acatarla si no queremos recibir lecciones de humildad de la Madre Tierra. Los lápices de Lapage de trazo clásico y realista son ideales para llegar a transmitir todo esto al lector más exigente, abriendo nuestro objetivo visual con sus magníficos y tremendos planos, representando fidedignamente la inmensidad del medio que nos rodea llegando a sentir cada uno de esos bellos rincones que pueblan la Tierra como si estuviéramos viéndolos in situ a través de una ventana privilegiada al mundo.
Y, al mismo tiempo, la unión con Dieter es perfecta para adentrarnos en el factor humano de la historia, una historia de relaciones, sentimientos, sensaciones y buscando el lugar en este contexto, girando siempre todo en torno a nuestro protagonista Névé, en busca de su yo interior que lo transforme poco a poco del niño que comenzó al adulto que llegará a ser.
En definitiva, una obra que rezuma por todos y cada uno de los poros hermosura, respeto y responsabilidad hacia las cosas que rodean a uno.
Un saludo cordial.
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