La verdad es que es más difícil de lo que parece el decantarse por un post de los que a lo largo de los años has ido escribiendo para el blog para poder publicarlo durante esta semana en la que cumplimos (más concretamente ayer 7 de agosto) tres años de vida de Trazos en el bloc y en donde, cada uno de los componentes de este weblog, a sugerencia de nuestro compañero Giuseppe, debía de volver a publicar uno, para así rescatarlo del olvido y que los lectores se volvieran a hacer eco del mismo.
Finalmente me he decantado por un post que publiqué hace más de dos años y medio… la reseña que escribí sobre El azote de los dioses de Valérie Mangin & Aleksa Gajic. Y la razón no ha sido otra que aprovechar que el mes pasado Planeta DeAgostini publicó, digamos, lo que puede considerarse su “precuela”, "El último troyano", seis volúmenes publicados en el país vecino y escritos por la propia Mangin (y dibujados en esta ocasión por Thierry Démarez), que aquí han sido recopilados en un bonito volumen en tapada dura a los que esta editorial nos tiene acostumbrados a un precio verdaderamente interesante.
Además, Planeta DeAgostini ya ha anunciado que publicará este próximo otoño "La ira de los Dioses", en otro volumen integral que recogerá los seis tomos que se publicaron en su momento en Francia y que aquí sólo pudimos disfrutar de los dos primeros gracias a la Editorial Devir (cambiando ahora la traducción que tenía de “azote” por “ira”), por lo que por fin podremos ver concluida esta space opera galáctica y, por tanto, también por esta misma razón me ha parecido oportuno el rescatar esta reseña sobre esta obra en concreto por si hay algún aficionado que se pueda sentir atraído por ella y decida incluirla en su lista de futuribles. Desde luego, si te gusta la ciencia ficción que reinterpreta nuestra historia antigua en clave de futuro hipotético, aunque imposible, creo que no te defraudará ninguna de las dos sagas mencionadas. ¡¡¡Disfrutadlas!!!
Es habitual encontrar a menudo adaptaciones libres de hechos o periodos históricos situados en un hipotético futuro o realidad alternativa, readaptando los personajes en un contexto muy diferente al que pertenecen históricamente.
En la literatura de ciencia-ficción esto es muy frecuente, ya que un acontecimiento histórico se puede readaptar de muchas maneras, y una ubicación donde este, digamos, “sacrilegio” para unos puede tener cabida es en la literatura de ficción, ya que es una reinvención de unos hechos objetivos, y más concretamente en la ciencia-ficción, donde los futuros posibles o alternativos son fuente en la que bebe este tipo de literatura.
Hechos futuros, con conceptos pasados, que todavía no han sucedido son ideales para introducir todo tipo de imaginario que el autor y también el artista, en el caso de los cómics, necesitan plasmar. Son obras donde las posibilidades de mostrar una imaginación desbordante son infinitas y, al mismo tiempo, tienen ese toque de familiaridad, que hace que al lector todo le suene pero distorsionado de tal manera que entiende rápidamente que le están intentando contar otra historia muy diferente.
Este es el caso de la obra que nos ocupa, El azote de los dioses, de Valérie Mangin y Aleksa Gajic, publicados los dos primeros tomos en nuestro país por la Editorial Devir.
Este trabajo de colaboración entre estos jóvenes autores, nos teletransporta a un futuro muy lejano, una Space Opera al uso, donde se trata con una visión muy libre el mito de Atila, rey de los Hunos. El Imperio romano que conocemos es ahora el Imperio romano Galáctico, llamado también Orbe. Atila, en vez de arrasar media Europa del Este del siglo V d. C. con sus hunos, destruye mundos enteros, que conforman lo que son las llamadas provincias romanas.
Esta obra, aunque se nutre de un tema sobradamente conocido por todos, es en realidad original. Nace aprovechando, eso sí, un acontecimiento histórico con unos personajes con nombres y apellidos, pero es tal su readaptación y su vuelta de tuerca, que poco o nada tiene que ver con la historia que todos conocemos, transformada en una narración fresca, diferente, original en cierta forma y futurista, con una caterva de elementos, maquinaria y tecnología que nada tienen que ver con un hecho histórico que pasó en el siglo V d. C, donde la tecnología reinante estaba aun en ciernes y distaba mucho de lo que podría ser dieciséis siglos después y, aun ahora, en pleno siglo XXI, nada comparado con lo que los autores nos quieren hacer ver y creer . Situaciones que, aunque parecen antiguas, son de creación totalmente nuevas.
Mangin, basándose en una idea previa de Denis Bajram, hace un buen trabajo, muy en la línea de la Space Opera de la BD, donde el ejemplo más destacado es La Casta de los Metabarones de Jodorowsky y Jiménez. El ritmo de la narración es el adecuado, porque intentar meter tanta información en tan poco espacio es difícil de lograr, y esta joven guionista francesa lo consigue, ayudada magníficamente por el dibujante por medio de esas ilustraciones de una página que le permiten plasmar los flash backs necesarios para comprender rápidamente hechos pasados ya ocurridos, fundamentales para comprender la historia desde donde ha decidido comenzar.
Magnífico trabajo, por tanto, de Gajic, prometedor ilustrador, que ya es una realidad, de esta nueva hornada que proviene de los países del este de Europa (Janjetov, Ribic, teniendo como maestro y precursor a Enki Bilal), donde la paleta de colores que utiliza y su estilo a la acuarela son muy adecuados para este tipo de narraciones futuristas espaciales. Este joven artista… sabe reflejar a la perfección esas grandes perspectivas de ciudades, paisajes y naves surcando el espacio, que toda buena ciencia-ficción requiere para hacer soñar e imaginar mundos nuevos y lejanos. Su dibujo lo podemos situar muy en la línea de esa ligera influencia manga, en cuanto a composición y diseño de personajes, que tan bien sabe expresar un Enrico Marini.
Ahora sólo nos resta esperar a que Devir se anime a sacar el resto de los tomos, hasta un total de seis, ya publicados en Francia por la Editorial Soleil (pero, como ya hemos comentado más arriba, será Planeta quien publique integramente este título).Un cordial saludo.
Realmente tiene una pinta estupenda. Tuve ocasión e hojear la version francesa del primer número, y pese a mis limitados conocimientos del idioma, lo encontré genial, pero no he sido capaz de encontrar las versiones castellanas, estoy pendiente de ello.
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