MUNRO de Jules Feiffer

¿Puede haber algo más contundente que la imagen de un niño formando parte de uno de los sectores más violentos como es el ejército, y todo lo que tenga que ver con el militarismo? ¿Hasta dónde puede llegar la actitud de ciertos estamentos de nuestra sociedad a la hora de ignorar hechos que son evidentes hasta para un niño de cuatro años? ¿Es posible que la ocultación de lo más evidente sea tratado desde el convencimiento que todo lo que está pasando tenga una razón de ser, simplemente porque el método aplicado es infalible e incuestionable?


Ésta y otras preguntas son la que sin duda acabaremos planteándonos durante la lectura de este cómic con tintes de libro ilustrado de poco más de 50 páginas publicado en su día hacia 1959 en EEUU y que hace poco tiempo publicó en nuestro país la Editorial Astiberri en un tomo en tapa dura continuando ese gran trabajo que está desempeñando esta editorial Vasca, que tantos y buenos cómics nos sigue trayendo.

Munro es un niño muy normal de tan solo cuatro años que recibe una carta comunicándole que ha sido reclutado por el ejército, siendo increíblemente felicitado por vecinos y conocidos. Veremos que aunque sólo es un niño, será capaz de superar tanto un test de inteligencia, como reconocimientos médicos. Munro será testigo de hasta que punto es capaz el comportamiento humano de no ser capaz de ver lo más evidente, llegando hasta el punto de preguntarse si no es en realidad un niño de cuatro años, pues nadie es capaz de ver la situación en la que él se encuentra – ni militares, ni médicos, ni psiquiatras, ni sacerdotes – y donde la ignorancia y la obediencia ciega solo será rota cuando sean capaces de ver la desesperación a la que llega Munro una vez se vea libre de todo el maniqueísmo en el que se ha visto envuelto.



Sin duda alguna esta obra de Feiffer se caracteriza por atacar de forma bastante crítica y directa al sector militar y político, examinándolo sin fisuras ni artificios, demostrando una brillantez e inteligencia de una forma que muy pocos son capaces de realizar, utilizando un trazo muy sencillo apoyándose sobretodo en la expresividad y la ausencia de adornos, donde el mensaje directo y de rápida lectura deja para el lector una larga reflexión, que hace que el dinero invertido sea tan bien aprovechado que muchas lecturas de largo recorrido ya quisieran.

Jules Feiffer, ganador entre otros premios de un Oscar y un Pulitzer, nació en 1929 en Nueva York en el barrio del Bronx, creció siempre en un ambiente izquierdista, estudió en el Arts Students League donde poco después entra a formar parte del estudio de Will Eisner, donde con el tiempo demostrará su valía acabando por encargarse de los guiones de The Spirit. Esto es sólo el comienzo de una esplendorosa carrera en un amplio abanico de medios. Destaca sobretodo en dos grandes obras como son Clifford y Tantrum, dejando además una profunda huella en la revista Playboy, en la ilustración trabaja durante más de cuarenta años haciendo Cartoons en el Villege Voice , ademas del The New Yorker y The New York Times, dando rienda suelta a su vena más satírica, en la animación llega a formar parte durante una corta temporada del estudio Terrytoons, aunque su mayor logro viene de la adaptación como corto de animación de Munro con el que gana un Oscar en el año 1961, escribe guiones de cine como el Popeye de Robert Altman o Conocimiento carnal de Mike Nichols, ganando incluso el premio al mejor guión en el festival de Venecia por I Want to Go Home, es escritor ocasional de novelas tanto adultas como sobretodo infantiles, y hasta de obras de teatro, su otra gran pasión.


Habiendo pasado ya un tiempo desde su publicación y con la esperanza que la editorial por fin respire y nos dé el gustazo de ver publicada alguna otra obra de este monstruo de la historieta aun por descubrir en profundidad por muchos lectores entre los que me incluyo, esperemos que la espera no sea demasiado larga y podamos ver la luz al final de un túnel que sin duda hará que lleguemos al reino de los cielos del mundo de la historieta.