viernes, marzo 23, 2007

OCEAN de Warren Ellis y Chris Sprouse

Miniserie de seis números, publicados en EE.UU. por la editorial DC Comics bajo el sello Wildstorm, y editado en un tomo por la editorial Norma Comics en su colección El día después.


Pues llega el turno de que haga su aparición por fin, en nuestro blog, uno de los enfant terribles del mercado del cómic americano, y no es otro que nuestro irreverente favorito, el inglés Warren Ellis, guionista que consiguió un enorme éxito con su serie Vertigo Transmetropolitan, sin duda su mejor obra hasta el momento, aunque todo hay que decirlo, un poco irregular, y que revolucionó el cómic mainstream principalmente con dos series, la espectacular Autorithy, y la interesante Planetary.

Si hay algo que marca la trayectoria de este guionista, es sin duda ese toque de ciencia-ficción que siempre está presente en cada una de sus obras. Si a ello unimos su inclinación hacia personajes que derivan de una personalidad como es la de John Constantine, personaje que parece marcó el devenir de este guionista en su carrera como escritor, tendremos en menor o mayor medida una radiografía, de lo que suelen ser todas y cada una de sus obras.

Ocean cumple sobradamente la primera premisa, pero sorprendentemente no tanto la segunda, pues éste es sin duda uno de sus cómics donde claramente menos presente ésta, esa personalidad en nuestro protagonista principal, un inspector de armamento de las Naciones Unidas, aunque eso sí, sin perder parte de ese toque Ellis tan característico.

La historia esta localizada en una estación espacial cercana a la luna Europa, más concretamente bajo su densa capa de hielo, luna perteneciente al planeta Júpiter, y en cuya estación, llamada Puerto Frío, ya sólo queda una escasa tripulación que ha comunicado a las Naciones Unidas el descubrimiento de un hallazgo que puede cambiar la historia de la propia raza humana, sus orígenes, y el devenir de un futuro realmente incierto. Este descubrimiento atraerá como un imán a una poderosa multinacional informática llamada Doors, la cual intentará por todos los medios conseguir explotar en su beneficio dicho descubrimiento, a costa de cualquier precio, aunque ello pueda suponer el fin de todo, tal y como lo conocemos.

Si hay algo realmente a destacar en el guión tan cinematográfico de Ellis, aun teniendo en cuenta que se lee en un suspiro, es lo bien ambientada que está la historia, pues aunque a muchos les parezca que el guionista está parco en diálogos, descripciones y textos de apoyo, no le hace ninguna falta, pues esta forma de construir el guión es, sin duda, lo que le da ese toque opresivo, ese ritmo pausado cuando toca, esa sensación de silencio tan característica en el espacio.

Por otra parte, qué decir de Chris Sprouse, dibujante capaz de plasmar con sus lápices el envoltorio perfecto para ambientar una historia que necesita de algo más que unos buenos detalles y grandes momentos espectaculares. De todas formas, y aun siendo éste un trabajo que no está a la misma altura que Tom Strong, pues es menos ingenioso y mucho más contenido, éste consigue dar esa sensación estática, que tan bien le viene para una ambientación como la que se pretende conseguir en esta historia.

Si os atrae la ciencia-ficción, el suspense, las grandes corporaciones manipuladoras, conspiraciones en la sombra, momentos de acción, buenos diálogos, y conseguidos silencios, pero sobretodo pasar un buen rato de entretenimiento y, además, descubrir la sensación de por qué lo peor que hay de vivir en el espacio es, sin duda, no poder abrir ninguna ventana, entonces no dudéis en acercaros a este punto en el espacio tan lejano a todos nosotros, pero en el que parece que pueden ocurrir cosas de lo más interesante.

2 comentarios:

  1. Curioso resulta que la “poderosa multinacional informática” se llame Doors (Puertas), huele a otra poderosa multinacional informática de nombre “Ventanas” (traducir al ingles).

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  2. Pues si Giuseppe, siempre actúan según sus reglas, siempre con el objetivo de poder manipularlo todo, donde incluso los trabajadores son gente que firman un contrato, el cual supone perder completamente su personalidad al implantarles una, con un patrón ya definido por la propia empresa.
    Como siempre el Sr. Ellis esta sembrado a la hora de sacar su lado más cínico, solo con leer su Transmetropolitan te das cuenta de lo critico que puede llegar a ser, donde saca punta a todo, eso si, siempre con ese estilo que tiene tan personal que no suele dejar indiferente a nadie.

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