viernes, septiembre 28, 2007

CRÓNICA: XII JORNADAS INTERNACIONALES DEL CÓMIC VILLA DE AVILÉS (III): Las Exposiciones

Una de las actividades paralelas de las Jornadas del Cómic de Avilés son las exposiciones, celebrándose tres este año, dos en la Casa de la Cultura y otra en el Centro Comercial El Atrio. Haremos estas crónicas de dichas exposiciones por orden de visita por nuestra parte.

La primera que pudimos ver fue la magnífica exposición de originales que hacía un repaso a la dilatada trayectoria de uno de los maestros del cómic norteamericano. Nos referimos a la de Mike Ploog.


Como leímos en el panel informativo con el que arrancaba la exposición, un maestro como Ploog que tanto ha significado en la industria del cómic, y por que no, del cine, empezó tarde a dedicarse profesionalmente a esto de dibujar cómics, cuando formaba parte de los marines estadounidenses. En un momento dado de su vida se ve que decidió dar un cambio radical a su carrera de marine y empezar una carrera como artista, de lo cual nos alegramos.

Su carrera comenzó en el mundo de la animación, participando en la realización de series de animación como Superman y Batman, para luego pasar a trabajar en el estudio de Hanna-Barbera con series como Scooby Doo, hasta que uno de sus futuros mejores amigos, Will Eisner, lo eligió para que colaborara en la revista P. S. Magazine donde se especializaría en temas militares, de los que era un gran conocedor.



Poco después dio el salto a la Marvel de la mano de Roy Thomas, donde se dedicaría a ilustrar series de terror, siendo su personaje más logrado el del Hombre Lobo, destacando en el uso soberbio de la narrativa y de la estructuración y composición de la página. De ahí pasó a realizar uno de los personajes icono de la Marvel, El Motorista Fantasma. Como muy bien nos indicaba el panel, suya fue la idea del craneo llameante y ese aire de personaje de western. Mientras tanto también realizó dos trabajos de alta calidad, el de El Monstruo de Frankenstein y el del Hombre Cosa.

Cuando dejó la Marvel, por diversos motivos, se apartó del mundo del cómic por un tiempo y trabajó en el mundo del cine, realizando storyboards y diseños para multitud de películas como Superman o La Cosa de John Carpenter pasando por los X-Men. Durante este período “cinematográfico” trabajó poco en la industria del cómic, realizando obras como la de la adaptación de Tom Sawyer o La vida y aventuras de Santa Claus, o como ilustrador para las portadas de Lone Wolf and Cub o las cartas Magic. Destacar su participación en la serie, ahora de la Factoría Disney, Abadazad, con guiones de DeMatteis, que transcurre entre un plano real y uno fantástico.



A mí, personalmente, me ha sorprendido lo versátil que puede llegar a ser este veterano autor, donde tan pronto dibuja personajes míticos del cómic como El Motorista Fantasma o Conan, como hace magníficos storyboards de películas míticas como La Cosa, y acaba realizando en su madurez adaptaciones de personajes de la literatura infantil y juvenil, o creaciones de mundo de fantasía, con un uso prodigioso del color en su máximo esplendor visual.

La segunda exposición que visitamos fue la del dibujante argentino Jorge González en el Centro Comercial El Atrio, donde en el hall se colocaron una serie de paneles con originales de las tres obras por las que es conocido este autor: Hard Story, El Mendigo y Hate Jazz.



Vemos originales de su primera obra, Hard Story, realizada en blanco y negro, sobre guiones de Horacio Altuna, autor con el que mantiene una estrechísima relación y mentor suyo cuando cruzó el Atlántico para venir a nuestro país, donde llegó con un teléfono suyo que le habían pasado que le permitió comenzar una carrera que se nos presenta brillante en un futuro cercano en el mercado europeo.

Tras colaborar en diversos fanzines y revistas, se publica una corta historia en la revista Heavy Metal, con guión también de Horacio Altuna, con título Hate Jazz, que cronológicamente será su futuro tercer álbum, después de El Mendigo, cuando ambos autores decidan ampliar la extensión de dicha obra.



Por lo tanto, el segundo libro de larga extensión, publicado para el mercado francés, fue El Mendigo, con guión esta vez de Carlos Jorge, donde ya utiliza el color, con una rica paleta donde vemos una clara influencia de, por ejemplo, un Mattotti.

También podemos destacar su participación en la obra colectiva Lanza en Astillero, donde hace una historia, junto a otros autores, en torno a la creación cervantina de El Quijote, antes de pasar a su tercer libro con título Hate Jazz, al cual ya hemos hecho referencia anteriormente, donde se intentó completar y ampliar dicha obra (donde el autor consiguió aumentarlo a 8 páginas más a las ya preasignadas) a un volumen de 54 páginas, y que es un paso más en la evolución del autor en el uso de la composición, el trazo y el color. Curioso es el detalle visto en una de las páginas originales expuestas, donde se cambió el orden de las dos primeras viñetas del original cuando se publicó definitivamente, deduciendo que la razón fue la mejor adaptación de los diálogos de Altuna en el resultado final.



Ahora el autor continua trabajando en el mundo de la ilustración y en historias cortas para diversas publicaciones, pero sabiendo, como muy bien comenta, que pronto tendremos noticias suyas en el mundo del cómic porque el cuerpo le pide continuar contando y narrando historias.

La tercera de las exposiciones era la de Enrique Ventura sita en la Casa de la Cultura, donde lamentablemente nos perdimos su visita guiada, que por lo que comentan por ahí, fue interesantísima, llena de cantidad de anécdotas vividas por el autor.



Enrique Ventura
es de esos personajes al que se le puede definir como el artista total. Aparte de haber trabajado en multitud de campos, desde las tiras de humor al cómic más realista, desde el aspecto más crítico al más humorístico, trabajando tanto para el campo de la animación como para el cine, siendo compositor, etc.

Desde siempre este apellido hay que asociarlo con otro, el de su primo Miguel Ángel Nieto, ambos formando el dúo Ventura & Nieto, uno de los tándems más prolíficos que ha dado la historieta y otras artes en nuestro país.


Este dueto arrancó su andadura en 1971 en la revista Molinete, para posteriormente trabajar en una de las cabeceras más reputadas de la época, La Trinca, con la serie ¡Es que van como locos!, donde dan rienda suelta al surrealismo social más atroz. Y fue desde La Trinca donde surgió uno de los títulos más míticos de estos autores: Maremagnum.

Luego ya comenzaron a trabajar, una vez desaparecida La Trinca, en otra cabecera mítica, la revista El Papus, un verdadero torrente de crítica social allá por mediados de los 70. Y de ahí, una vez dejó de publicarse El Papus, el salto natural era acabar en la cabecera de hoy en día por antonomasia dentro del grafismo crítico, mordaz, desenfadado y con humor a raudales: El Jueves. En esta última hicieron “Histerias indecentes de la tele” y sobre todo “Gruñidos en el desierto”, cuyo protagonista es Julius un directísimo homenaje a Groucho Marx y todo lo que ello conlleva. También realizó una serie de historias cortas para la revista Rambla.



Una exposición que valía la pena echar un vistazo y acabar saliendo con una sonrisa en los labios, gracias a ese humor tan cínico, irónico y descarnado y a la vez transmitiendo verdades como puños.

Y hasta aquí el breve repaso por lo que fueron las tres exposiciones de este año en las Jornadas del Cómic de Avilés. Para los que no pudieron ir, espero que disfruten con el material gráfico que he seleccionado de ellas.

Un saludo cordial.

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