lunes, enero 07, 2008

CRÍTICA: ORBITAL # 1: CICATRICES de Sylvain Runberg & Serge Pellé

Hacía tiempo que una colección nueva de ciencia ficción espacial no me dejaba tan buen sabor de boca. Y no es porque la podamos clasificar como uno de los grandes clásicos de la BD de ciencia ficción, ni que sus autores sean unos mitos de la BD, ni que la historia sea algo totalmente novedoso a lo leído hasta este momento, ni que el dibujo sea de un estilo totalmente nuevo y rompedor a lo visto hasta ahora, es simplemente que es una historia bien estructurada, dibujada y que me hace el querer leer más sobre esta serie.

Este tomo publicado aquí por Norma Editorial es el primero de una serie abierta que en Francia ya se ha publicado un segundo volumen por Editions Dupuis, titulado Ruptures y que cierra este primer arco argumental abierto por Cicatrices.

Para Sergé Pellé, ésta significa su primera obra dentro del mercado de la BD, mientras que Sylvain Runberg ya ha colaborado como guionista en diversas series, entre ellas la que transcurre en el universo de Kookaburra, serie creada por Crisse.

Las relaciones entre diferentes razas que pueblan el vasto universo no es un tema nuevo. Space Operas de todo tipo, tanto en la literatura, el cine, la novela ya han tratado profusamente este tema (Star Wars, Star Trek, Babylon 5...), tema que alimenta ese afán de conocer lo desconocido, de estar convencidos que no estamos solos en el universo, que fuera de nuestro sistema solar viven otros seres, los cuales siempre creemos que son diferentes a nosotros y convencidos que superiores tecnológicamente hablando.

Un sueño que nuestro imaginario colectivo no hace más que escenificarlo gráfica y visualmente, para saciar nuestro afán de conocimiento y orientarnos a la hora de ejemplificar en hechos e imágenes lo que ya todos sabemos: la verdad está ahí fuera y no somos los únicos.

Orbital es otro pequeño eslabón en esta cadena que intenta completar y confirmar lo que no podemos saber con hechos y pruebas, sólo lo intuimos por razonamientos e hipótesis. Un paso más hacia la confirmación de que no somos la única especie inteligente del universo, y otra razón para poder demostrar que la convivencia entre seres, ya de por sí diferentes externa como internamente, puede ser posible gracias a que a todos y a cada uno de ellos les pueda mover un mismo y único fin: la paz del universo, la convivencia entre las diferentes razas, el saber que hay lugar para todos. El ser sociable frente al ser individual.

Por lo tanto, otro alegato velado a favor de la convivencia entre diferentes razas, pueblos, creencias y culturas. Un factor que es determinante a comienzos del siglo XXI para demostrar que unos pueden cohabitar con los otros. Y otro dato curioso a destacar en esta serie es que la raza humana, por diversos motivos, no es la raza dominante si no más bien todo lo contrario, es la raza a la cual hay que vigilar, temer y desconfiar por todos los desmanes que es capaz de provocar, y que la ha relegado por méritos propios al escalafón más bajo de las diferentes especies y razas que pueblan nuestro Universo conocido.

Y qué mejor lugar para escenificar esta confluencia de razas y culturas que la creación de una especie de estación intergaláctica, en pleno siglo XXIV, que es el centro donde gira nuestra historia y donde gira al su alrededor todo el universo: Orbital. ¿Tantos siglos tardaremos en conseguir y verse realizado este anhelo deseado por todos?

En el aspecto gráfico es de destacar las magníficas megaciudades perfectamente conseguidas que dan totalmente el pego, haciendo creíbles los ambientes sórdidos de un centro minero, en este caso de trelium, con una sensación de tecnología avanzada acorde al tiempo futuro que se nos narra unido a la magnificencia que provoca la unión de diferentes pueblos, venidos de todos los confines del universo, en esta estación orbital para formar lo que denominaremos la Confederación. Un dibujo que bebe clarísimamente de una fuente, de un clásico de las BD de ciencia ficción, un referente que marcó un antes y un después a la hora de narrar ciencia ficción en arte secuencial: Valerian de Christin/Mézières, donde el concepto de convivencia entre razas ya estaba clarísimamente explotado con las aventuras de dos agentes espaciotemporales encargados de velar por la salvaguarda de la Galaxia conocida, pasada, presente y futura.

El final es digno de una saga que acaba de comenzar y que pide a gritos que Norma publique ya el segundo tomo porque con la miel en los labios nos hemos quedado. Y es un final muy a lo "Matrix", os lo aseguro, pero en otro contexto totalmente diferente, claro.

Podéis ver más información sobre esta obra entrando en las dos páginas promocionales de cada uno de los tomos con vídeo incluido:
http://www.dupuis.com/servlet/jpecat?pgm=VIEW_ALBUM&lang=FR&OUVRAGE_ID=8383
http://www.dupuis.com/servlet/jpecat?pgm=VIEW_ALBUM&lang=FR&OUVRAGE_ID=9094

Un saludo cordial.

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