El noruego Jason ya no es un desconocido en nuestro país, sobretodo gracias a la publicación de dos obras como fueron ¡Chhht! y Espera..., dos obras que no pasaron desapercibidas, y que consiguieron hacerse un pequeño hueco en un mercado tan complicado como es el nuestro, bastante falto de obras de este tipo. Hay que destacar como Jason ha conseguido llegar a más lectores con la introducción de dos novedades. Por una parte, con la aparición de diálogos, por cierto, bastantes fluidos, algo que lo hace más accesible de cara al lector. Por otra parte, destacar la aparición del color, más atrayente hacia el lector, y que en este caso es aplicado magníficamente a las necesidades de la historia. Y todo ello sin resentirse esa frescura que suele envolver cada uno de sus cómics.
De estilo minimalista y línea clara, utilizando principalmente líneas angulares, aunque con un estilo no muy marcado, demuestra en todo momento un gran derroche de imaginación y creatividad, siempre acompañados por un magistral uso de los silencios. Jason siempre ha sido un aventajado en transmitir todo tipo de sensaciones, asociándolas a la historieta y a todo lo que supone su elaboración creativa. Sensaciones que transmiten principalmente una melancolía y añoranza que roza un marcado exhibicionismo existencialista. Personajes que se mueven entre el límite del bien y del mal, de lo correcto y lo incorrecto, del ser o no ser en la vida de cada uno.
De estilo minimalista y línea clara, utilizando principalmente líneas angulares, aunque con un estilo no muy marcado, demuestra en todo momento un gran derroche de imaginación y creatividad, siempre acompañados por un magistral uso de los silencios. Jason siempre ha sido un aventajado en transmitir todo tipo de sensaciones, asociándolas a la historieta y a todo lo que supone su elaboración creativa. Sensaciones que transmiten principalmente una melancolía y añoranza que roza un marcado exhibicionismo existencialista. Personajes que se mueven entre el límite del bien y del mal, de lo correcto y lo incorrecto, del ser o no ser en la vida de cada uno.
No me dejes nunca es una historia ambientada en el París de los años veinte, y protagonizada por una serie de escritores de fama mundial como son Hemingway, Gertrude Stein, Scott Fitzgerald, Ezra Pound o James Joyce, pero trasladados al mundo de los autores de cómic. Esto dará un increíble juego a la hora de transmitir los diferentes estilos literarios, partiendo de los diferentes recursos narrativos de los cómics. Simplemente, cómo consigue transmitir el estilo literario de una obra como Guerra y Paz, y diciendo que Tolstói no es un mal dibujante, pero que todos sus personajes se parecen, pues todos tienen la misma cara, os podéis hacer una idea de lo que estoy diciendo.
Ésta es una obra en la que en todo momento el autor aprovecha para transmitir sus métodos creativos, dándonos a entender que, pese a que la narrativa debería seguir unas pautas y huir de ciertos recursos, nada es definitivo y, en realidad, debería salir de una forma natural e intuitiva en el artista. Como muy bien nos da a entender el propio autor, no es malo sacar la esencia de los artistas que uno admira, ni tomar referencias fotográficas, pero no hay nada como salir a la calle, al mundo real, e intentar plasmarlo en un papel para que, poco a poco, vaya saliendo el estilo natural de cada uno.
Siendo una obra en la que se habla sobre la inseguridad del artista, Jason no da en ningún momento esa sensación debido a su maestría a la hora de conseguir esa fluidez narrativa entre viñetas, manejando el ritmo perfectamente, nunca poniendo más viñetas de las que tocan en cada escena, con personajes que entran y salen en el momento preciso. Es su forma de narrar, su forma de entender la historieta que, incluso en muchos momentos del cómic, nos es mostrado a través de las reflexiones de sus personajes: “¿Pero por qué se empeñan en llenar hasta el último centímetro de cada viñeta? ¡También hay que jugar con los espacios en blanco, por el amor de Dios! ¡Dejar que respire la página!”. Y hablando de respirar, qué decir de la parte final del cómic, sacada de la chistera de un autor capaz de cambiar de registro y dar una bocanada de aire fresco a la historia transcurrida hasta ese momento. Es sorprendente el cómo se va retroalimentando el sentido de la trama, tal y como va avanzando con los hechos acontecidos desde diferentes puntos de vista de cada uno de los personajes. ¿Hacia qué caminos nos puede llevar la codicia y el egoísmo del ser humano? ¿Seremos capaces de descubrir qué es realmente lo más valioso de nuestras vidas?
No me dejes nunca es lo que tendríamos que decirle cada lector a Jason, después de leer y disfrutar cualquiera de sus obras.
Si queréis saber más sobre este autor, podéis pinchar sobre el siguiente enlace donde El Tío Berni, de Entrecomics, traduce una entrevista que la web Klare lijn international le hizo al autor.
Ayer mismo tuve este de Jason en las manos, pero estaba todo escachado y lo dejé por Clowes... qué ganitas!!
ResponderEliminarAh!
Y muchas gracias ;-)
Besitos
!!!Si seras pillina Mar!!! Que saltar de Jason a Clowes tampoco es mal negocio ¿no?
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