jueves, abril 24, 2008

CRÓNICA: 26è SALÓ DEL CÒMIC DE BARCELONA (I)

Un año más y otro Saló más que meternos en el saco. Siempre acabas tremendamente agotado y mermado físicamente y, sobre todo, si te planteas estar los cuatro intensos días, pues cuando ya llega finalmente el sábado (por suerte o por desgracia), aparte de ser el día de más asistencia de aficionados al evento y el que, según que zonas, resulta difícil transitar, vas con la mochila hasta los topes (lo que traes de casa más lo que acabas comprando por ahí), por lo que ya el hombro está apunto de ceder y dejar de formar parte de tu anatomía, estando el brazo no en mejores condiciones (y no digamos la mochila, que este año ha dicho “basta” y se ha rajado por un lateral. Comprobado: una mochila nueva necesariamente cada dos años), y es que, reconozcámoslo, uno se hace ya mayor, y los años y los continuos achaques pesan y pasan factura. Pero, cabezones como somos, derrotados en la batalla pero no en la guerra, os aseguro que el año que viene emprenderemos de nuevo la ofensiva en pos de la victoria: puro masoquismo friki.

Y, lamentablemente, el problema de un salón de esta magnitud es que solapa muchas de sus actividades al mismo tiempo, y si tu prioridad es obtener las consabidas y deseadas firmas, es imposible asistir a alguna que otra conferencia, mesa redonda, taller o presentación, por muy interesantes que estos puedan llegar a ser. Uno no es omnipresente por mucho que lo intente.


Miguelanxo Prado y Pasqual Ferry en el área de exposiciones

El jueves, como ya es tradicional, es el día más tranquilo, con poquísimas sesiones de firmas, poca afluencia de público, aunque con un goteo continuo de niños deambulando por el Saló, lo que te posibilitaba asistir a otra de las prioridades de todo salón que se precie: las exposiciones, muchas e interesantes, destacando para mi gusto la de los Estudios DDT por encima de las otras (impresionante, la verdad) y con la presencia además, desde el primer día, de Ray Harryhausen, un mito viviente en el mundo de los efectos especiales (se juntaron el pasado y el presente de este mundo fantástico que es capaz de hacernos soñar). De ésta y de las restantes exposiciones dará buena cuenta Susana en sucesivos posts.


Ray Harryhausen en la entrada a la exposición El Laberinto de DDT

En la inauguración oficial del jueves a las 12:00 del Saló pudimos ver muy concurrida la zona principal de las exposiciones, con la asistencia de políticos y organizadores inaugurando el evento y haciendo un recorrido por las diferentes exposiciones, haciendo hincapié en la de las Viñetas Censuradas, así como pudimos ver a multitud de autores invitados que iban haciendo un recorrido por sus respectivas muestras con multitud de fotógrafos y periodistas cubriendo el acto de inauguración.


Milo Manara charlando con Vittorio Giardino

Una vez vistas detenidamente cada una de las exposiciones, nos dedicamos a dar un garbeo por los diferentes stands a la compra de alguna que otra novedad y a echar ojeadas de aquí para allá hasta que llegó la hora de comer y, posteriormente, la quedada con dos artistas de pro, los dos Enriques, Fernández y Corominas, con los cuales quedamos para tomar un café (al que se apuntó José Andrés de Cruce de Cables, y al que se añadió más tarde Javi Montes). Y estábamos comentando las jugadas en amena conversación, Corominas contando mil y unas historias de sus experiencias saloniles por toda Francia a golpe de “fragoneta”, y, naturalmente, hablando del tema de mes: la “falla” de Enrique Fernández en las pasadas Fallas de Valencia (podéis pinchar aquí para verla), y hay que reconocer que el artista fallero tuvo buen gusto al elegir los diseños de nuestro Enrique, pues para los que no habéis leído su adaptación de El Mago de Oz junto a David Chauvel, son una verdadera delicatessen.

Pasadas las 19:00 dejamos a nuestros consagrados artistas en la terraza de dicha cafetería sita en la plaza Vicenç Martorell en amena conversación, y nos encaminamos raudos y veloces a la busca y captura de las firmas que tenían lugar en el Fnac, con unos 40 autores nada más y nada menos firmando a la vez, una sesión donde es fácil conseguir unas cuantas dedicatorias, pero que este año, por problemas de espacio ante tanto autor presente, eran un poco caóticas a pesar de dividirse en tres zonas de firmas. Pero, como siempre, el botín obtenido es digno de alabanza, unas Jornadas Comiqueras esplendidas donde conseguir los tesoros más preciados por nosotros.


De izquierda a derecha: Quim Bou, Tim Sale y Terry Moore

El viernes ya empieza a haber movimiento del Saló que estamos ya acostumbrados, sobre todo por la tarde, dedicando la mañana a acabar de ver bien las exposiciones y a conseguir alguna que otra firmica. Ya por la tarde nos dedicamos a hacer las consabidas colas, algunas largas (aunque me negué a hacer las de Moebius y Manara, porque eran colas de más de cinco horas y, a tanto, de momento no llego, y no será por ganas de conseguir un Moebius, que conste), para obtener esas dedicatorias que poco a poco iréis viendo en futuros posts, acompañadas algunas de ellas de vídeos de los autores mientras nos las hacían.


Milo Manara

Como dato a comentar en un inciso es la determinación que han tomado las editoriales Glénat y Panini de montar sus stands sin venta directa de su stock y novedades de cómics al aficionado, sólo para atender al público que se acercaba, regalar material de la editorial y realizar las programadas sesiones de firmas de diversos autores invitados al Saló. Una medida que fue agradecida por los diversos stands de librerías especializadas que se montan en el Saló, y que posibilita que no haya competencia a la hora de vender los mismos productos, lo que redunda en beneficio de estas últimas.

También destacar que la situación este año de la Sala de Actos era mejor, ubicada en una zona donde no había tanto ruido externo que genera el propio Saló los días sobre todo de máxima concurrencia de público, colocada cerca del acceso a la zona de exposiciones, lo que posibilita que las diferentes charlas fueran oídas más nítidamente al mejorar la acústica del recinto.

Aquí ya empezaba, como ya hemos dicho, a animarse el Saló para llegar al sábado donde, ya desde momentos antes de poder entrar por la mañana, se iba formando una cola que iba desde la puerta principal del palacio nº 8 hasta las mismas Torres Venecianas de acceso al recinto ferial de Montjuïc, al igual que cola para conseguir las entradas.

El sábado, por tanto, es el día de más afluencia y donde hay zonas por las que es difícil transitar, como por ejemplo la zona de los stands de merchandising de todo tipo. Y el sábado es el día fuerte del Saló, donde durante todo el día más de 100 autores están firmando en los diferentes stands de las editoriales y en el de Ficomic. Por lo tanto, cargados hasta los topes, íbamos de stand a stand para conseguir nuestras dedicatorias.

Una vista general del Saló, donde se puede observar la situación de las exposiciones de Teteras y Dragones: Un paseo por el mundo de David Rubín, Mortadelo y Filemón y Héroes

Me gustaría destacar en este punto el éxito, con gran afluencia de aficionados, que han tenido las diversas clases magistrales que han tenido lugar en la zona de talleres a cargo de grandes nombres del cómic, comprobando, por ejemplo, que la clase que corrió a cargo de Alessandro Barbucci estaba abarrotada de gente y no cabía ni un alfiler. Era grato comprobar cómo los más jóvenes seguían al pie de la letra las explicaciones de sus autores preferidos, y posiblemente, muchos de ellos, forman ya la cantera de donde surgirán las futuras generaciones de autores.

Y lo mismo se puede decir del domingo por la mañana, donde estuvimos hasta las 15:00 deambulando por el Saló lo que nos permitió a primera hora visitar de nuevo la exposición del Estudio DDT que, por suerte, todavía no tenía restringida la entrada ya que fue la exposición a la que hubo de poner límite de visitantes, formándose colas para poder verla. Espero que las fotos que hicimos sobre ella y que colgaremos en el consiguiente post sobre la exposición os permita haceros una idea de lo impresionante que era para aquellos que no tuvisteis la suerte de poder visitarla.


De izquierda a derecha: Vittorio Giardino, Charles Berberian, Terry Moore y Alfonso Azpiri

Y al lado justo estaba el stand de firmas de Ficomic, con las larguísimas colas que se formaron el domingo para Quino, Sale... y, sobre todo, para Moebius que firmaba por la tarde para el que los Entrecomiqueros hicieron cola consiguiendo, según me han comentado, dos preciosas y preciadas dedicasses del mítico autor, por lo que supongo las veremos en un futuro cercano en el consabido post de Entrecomics, para comprobar in situ que la larga espera valió la pena, y para darnos, ya puestos, una tremenda envidia sana.


Vittorio Giardino posando delante de su exposición de No pasarán

En definitiva, un Saló más donde, personalmente, he disfrutado como un niño, podrá estar mejor o peor organizado, te gustará más o menos, seguramente uno lo organizaría de otra forma en aspectos puntuales, intentarías traer a este autor y no a otro, procurarías espaciar y no solapar las diferentes actividades (lo que implicaría hacer del Saló el gran evento de una semana, mínimo, de duración), etc., etc., pero tengo que reconocer que, con el Saló tal como está montado a día de hoy, yo durante cuatro días me lo he pasado de fábula como aficionado y amante del noveno arte y, a pesar de acabar realmente destrozado de tanta cola y tanto peso (el peso de la cultura, ya lo dicen por ahí con total razón), os aseguro que el año que viene volveré, y recomiendo, para los que no han ido todavía por el motivo que sea, que le den una oportunidad, que seguro que la balanza se decantará muy favorablemente.

Un saludo cordial.

2 comentarios:

  1. Veréis esos Moebius, don't worry. Eso sí, aviso que son dibujines en 30 segundos, pero... molan.

    Y bueno, como siempre, un placer reencontrarnos con vosotros. ¡Nos vemos en el siguiente!

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  2. Ya, ya... pero ya quisiera para mí esos "30 segundos"...
    El placer ha sido nuestro... hasta la próxima, dalo por seguro.

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