Ver la primera parte: DISCOGRAFIAS MEMORABLES: The Cure (1979-1982)
JAPANESE WHISPERS (1983): La continuidad de The Cure como grupo no acababa de estar clara, y precisamente JW no es un larga duración al uso sino la recopilación de una serie de singles perpetrados por Robert con la sola colaboración de Lol Tolhurst. No se si estos temas son fruto de un deliberado intento de apartarse del estilo “Pornography” o si se trata simplemente de la clase de canciones que su salud mental le demandaba hacer después de su excursión por el abismo. Sea como fuere, Let´s Go To Bed es un tema pegadizo hasta lo bailable que retoma la estela de comercialidad que parecían haber dejado atrás después de Boys Don´t Cry. Algo parecido se podría decir sobre The Walk, pese a que su extraño riff y su estupenda letra, que parece remitirnos a algún tipo de sanatorio mental, no nos permiten olvidar a quien estamos escuchando. El amor/enamoramiento loco y obsesivo es una temática recurrente en el cancionero de The Cure que en esta ocasión se materializa en la divertida (¡¡¡) y Jazzy The Lovecats. Las piezas reservadas para las caras B, The Dream, Just One Kiss, The Upstairs Room, Speak My Language y Lament completan este puñado de buenas canciones siendo la última el tema que más evoca los Cure de antes.
THE TOP (1984): La indiscutible calidad de los singles que posteriormente recopilaría Japanese Whispers podía hacer pensar que The Top iba a ser el larga duración con el que The Cure recuperarían el rumbo. Por contra, la banda no era tal sino que seguía tratándose más de Robert Smith en solitario que de otra cosa, y este disco terminó convirtiéndose en el primer batacazo de su carrera nivel creativo. Siguen habiendo grandes canciones, y de hecho la potente y sadomasoquística Shake Dog Shake ya justifica por si sola la adquisición del disco. Piggy In The Mirror y Dressing Up son otros clásicos imprescindibles, y Birdmad Girl, la cañera Give Me It o el single The Caterpillar no dejan de ser buenos temas. Lamentablemente, la totalidad del álbum adolece de una producción cuestionable hasta el punto de que si se comparan los temas de estudio con sus posteriores interpretaciones en directo es imposible quitarse la sensación de que a las originales les falta algo. La versión de Piggy In The Mirror audible en Live In Orange es un buen ejemplo de lo dicho. En fin, la parte buena de todo esto es que en breve llegarían tiempos mejores, y que aunque su intervención en esta entrega fuera casi inexistente Porl Thompson ya tenía un pie dentro de la banda.
THE HEAD ON THE DOOR (1985): The Cure fichan al batería Boris Williams, repescan a Simon Gallup, quien jamás volvería de dejar la banda, y retoman el buen camino confeccionando uno de sus álbumes más redondos. THOTD es el perfecto muestrario de todos los matices de su sonido. De este modo, encontramos singles que conjugan comercialidad y calidad con letras que ocultan más de lo que aparentemente revelan, como la inicial In Between Days, la archiconocida Close To Me y la no menos buena A Night Like This, con solo de saxo incluido. Junto a ellas, canciones literalmente de pesadilla como la cadenciosa Kyoto Song -el momento más oscuro del L.P.-, la flamenca The Blood pese a que su origen se encuentra en una vivencia acontecida en tierras lusas y por supuesto Push, una de mis favoritas particulares. Ante semejante repertorio la rápida The Baby Screams, Six Different Ways o Sinking podrían verse como temas menores en comparación, pero sería más justo decir que las canciones que integran este disco se dividen en dos categorías: buenas e increíblemente buenas. Por cierto que Screw no entraría en ninguna de las dos.
KISS ME, KISS ME, KISS ME (1987) siempre me ha parecido un trabajo marcado por la euforia y un exceso a todos los niveles que tiene su manifestación más inmediata en la larga duración del disco. No se trata de un mal álbum y realmente no se me ocurre ni una sola de las canciones que contiene que pueda calificarse como “floja” de manera inmediata, pero sí es cierto que de alguna manera y tras el muy equilibrado The Head On The Door, las bondades de KM, KM, KM quedan algo diluidas. Por otra parte supongo que los resultados comerciales desautorizan mi pequeña crítica, ya que este es el disco con el que The Cure alcanzaron las más altas cotas de popularidad conocidas hasta la fecha. Los cuatro singles a que dio lugar vienen a corroborar lo dicho: Hot, Hot, Hot con ese punto funky y bacilón, la frenética Why Can´t I Be You, la dulce Catch y Just Like Heaven, a mi juicio el mejor sencillo de corte romántico/melódico que jamás hayan escrito The Cure. Pero además de las citadas hay otras razones que hacen este disco digno de interés, como las afiladas guitarras de The Kiss, el exotismo de If Only Tonight We Could Sleep, la belleza de How Beautiful You Are valga la redundancia, la hipnótica Like Cockatoos o el histriónico salvajismo de Shiver And Shake. Por cierto, aunque no participa en su elaboración este álbum marca la llegada al grupo del teclista Roger O´Donnell a la vez que la definitiva ruptura y el comienzo de un agrio contencioso con un miembro histórico como lo era Lol Tolhurst.
DISINTEGRATION (1989): Tras el desenfreno de KM, KM, KM la banda de Robert Smith regresa con un álbum oscuro y melancólico –más lo segundo que lo primero, en realidad- hecho a base de canciones de larga duración en su mayoría, lo que no resta ni un ápice de sobriedad a un conjunto que terminaría convirtiéndose en capital, no solo en la historia de The Cure sino en la de la música en general. Disintegration pone de manifiesto las obsesiones de un autor que, paradójicamente, se acababa de casar con su eterna novia Mary y vivía uno de los periodos de mayor estabilidad en su vida. Sea como fuere, el temor a envejecer, la idea de que ni la vida ni el amor duran para siempre y la terrible certeza de que nada es eterno impregnan este trabajo construido a base de temas densos e intensos, barrocos en apariencia a pesar de que en la mayor parte de los casos se apoyan sobre estructuras sencillas y repetitivas. Plainsong es un apoteósico inicio que se ve seguido por Pictures Of You –buena ocasión para apreciar el particular e influyente estilo de Robert como guitarrista- y Closedown. Estas piezas ya revelan la tónica general del L.P.: teclados grandilocuentes, un bajo poderoso que no descansa ni un solo instante y los inigualables arreglos de guitarra que salpican el conjunto. El disco continúa con Lovesong y Last Dance. Si el protagonista de la primera promete a su pareja que la amará siempre, el agridulce reencuentro que recrea la segunda supone un jarro de agua fría que nos devuelve a la realidad del álbum. Lullaby es otra canción de pesadilla que debe gran parte de su popularidad al inolvidable videoclip con que Tim Pope la inmortalizó. La vida nocturna y la superficialidad que la envuelve es otra constante en el mundo The Cure que en esta ocasión toma forma en Fascination Street. Esta canción y las dos siguientes, la envolvente Prayers For The Rain y la triste The Same Deep Water As You, son mis momentos favoritos de un álbum que sigue fluyendo hasta alcanzar su clímax en Disintegration, la canción. Las aguas parecen volver a su cauce en las más tranquilas Homesick y Untittled, aunque la sensación de melancolía no desaparece. Ni siquiera una vez termina el disco.
Hola Luis,
ResponderEliminarAunque parezca imposible que yo diga esto sobre los Cure, poco tengo que añadir a tu magnífico post sobre la discografía de los Cure. Si es que parece que me hayas leído la mente, tio. Aunque por supuesto, ya me gustaría a mi poder escribir así sobre cualquier disco.
Eso si, la sola mención de un nombre como el de Tim Pope, hace que a uno le entren ganas de volver a ver esos maravillosos videoclips que siempre he defendido como pequeñas obras de arte, perfectamente sincronizadas con la esencia de su música, que ya es decir, e indispensables para poner la guinda al grupo. Una maravilla vamos.
Habrá que estar atento al próximo post, quizás el que más curiosidad puede despertar, jeje.
Hey you!!!
ResponderEliminarMe alegra que te hayan gustado las reseñas. No es que te haya leido la mente, es que seguramente hemos hablado mucho de este tema.
Los videoclips de Tim Pope son realmente pequeñas obras de arte, lo que me hace pensar que debería jubilar los VHSs y hacerme de una vez con ese bonito DVD recopilatorio que salió hace un tiempo.
Lo del próximo post... claro, ahí es cuando toca hablar de los discos malos, ¿eh malvado? :-)
Hey you, yes you!!
ResponderEliminarPues eso: The Head on the door uno de mis favoritos, pero el Kiss me, kiss me, kiss me... uf! Me da igual que sean los Cure más comerciales y/o bailongueables: me chifla!! Y ahí siguen, en vinilo, con su estática de criscris al sacarlos rápido de su funda ;-)
Besitos
yes you the one that looks like christmas...
ResponderEliminarMe das envidia con lo del vinilo Mar. Igual que me pasó con otros grupos que terminarían convirtiéndose en favoritos particulares descubrí a The Cure en la época en que acababa de aparecer el formato CD y piqué vilmente.
Aún estoy tratando de enmendar mi error a base de reediciones, pero por más pijoteras que sean no es lo mismo :-)
Alguna ventaja debía tener la vejez...
ResponderEliminar;-)
Little kisses