En 1939, y en el mismo semanario donde el autor iba serializando las diferentes aventuras de Tintín, Le Petit Vingtième, Hergé empezó a publicar Tintín en el País del Oro Negro, donde la temática iba claramente sobre lo importante que se había vuelto el petróleo en el siglo XX como motor de la industria en particular y de la vida en general. La revista Coeurs Vaillants comenzó a publicarla ya en color en el 40 con el título “Tintin au Pays de l’Or Liquide”. Pero ese mismo año todo cambió, y la Alemania Nazi invadió Bélgica, con la consabida paralización de la publicación de la obra de Hergé y la cancelación del semanario. Entre el 45 y el 46 la revista francesa La Vouix de l’Oest publicó una versión diferente de este título e, incluso, hubo una tercera posteriormente. Debido al conflicto bélico, Hergé tuvo que continuar publicando las aventuras de Tintín en el suplemento semanal Le Soir Jeunesse, publicación bajo control alemán, lo que le provocó a Hergé más de un problema llegándose a considerarlo fascista y traidor.
Fue en 1940, y bajo esta misma cabecera, empezó a publicar El cangrejo de las Pinzas de Oro, el cual, debido a la escasez de una materia prima imprescindible como era el papel, tuvo que publicarse en Le Soir en formato de tira diaria. En el 42 empezó a publicarse en color en Coeurs Vaillants, siendo Casterman quien la publicase finalmente en color en el 44. Éste título fue el último en publicarse desde un principio en B/N, un punto de inflexión también muy importante porqué aquí es donde apareció por primera vez uno de los secundarios más importantes en la vida de Tintín, el Capitán Haddock, personaje huraño pero de gran corazón, gran bebedor de whisky. Otra vez más los sucesos vienen derivados del trafico de opio, pero esta vez en el Magreb, con la aparición y todo de la Legión Extranjera y en pleno desierto del Sahara.
Busto del bueno del Capitán Archibald Haddock
Con La Estrella Misteriosa, Hergé cambia de registro, e introduce el género fantástico y de ciencia ficción que tan buen resultado le daría en un futuro cercano con dos de la obras que más fama le darían al autor y que tienen a nuestro satélite como protagonista. Es como una forma de abstraerse de la realidad que le envuelve con la ocupación y presión nazi que lo atenaza para explayarse como autor, de alguna manera, independiente. En esta historia se plantea el fin del mundo a causa de un aerolito que está apunto de chocar con la Tierra. Y, a partir de este punto, nuestros amigos tendrán que sortear una serie de peligros lleno de misterios muy "vernianos". Aunque las tiras fueron serializadas en blanco y negro en Le Soir (1941) y en Coeurs Vaillants (1943), fue el primer álbum que se publicó desde un primer momento en color, editado por Casterman en el 42.
Plancha de imprenta de madera y metal con el rostro de Tintín para imprimirse en Le Journal Tintin
En ese mismo año comienza la publicación en Le Soir de El secreto del Unicornio y en el 43 Casterman lo recopilaría en álbum. Historia que cuenta la búsqueda de los antepasados de Haddock, donde, a raiz de un regalo que Tintín le hace al Capitán, una maqueta del barco llamado El Unicornio, éste advierte que es una réplica del mismo que capitaneó su antepasado el Caballero de Hadoque, y que será la razón para comenzar una nueva aventura porque éste esconde un gran secreto.
Maqueta de El Unicornio
En El Tesoro de Rackman el Rojo, serializado en Le Soir en el 43 y publicado por Casterman en álbum en el 44, aparece por primera vez otro de los secundarios de lujo, el Profesor Silvestre Tornasol, y surge también lo que será a partir de entonces lo que podríamos calificar como la base de operaciones de nuestros protagonistas: el Castillo de Moulinsart, con criado incoporado, Nèstor, que apareció como personaje en la historieta anterior. Continuación del anterior volumen, todos los personajes se ponen en marcha en busca de tesoro escondido de Rackman el Rojo dentro de las bodegas del barco hundido El Unicornio, un auténtico viaje por las profundidades del mar donde los inventos de Tornasol serán fundamentales para lograr los objetivos marcados.
Maqueta del Castillo de Moulinsart
Mientras se enfrascaba y continuaba ideando más y más aventuras como anillo al dedo para Tintín y sus camaradas, Hergé empezó a trabajar en unas tiras en Le Soir, 41 exactamente, tituladas Dupont et Dupond Déctetives, donde los dos hermanos se encargaban de resolver caso tras caso de la forma tan peculiar que les caracteriza.
A continuación, a finales de 1943 se empezó a publicar, en Le Soir, Las 7 bolas de cristal, obra que se vio interrumpida antes y después de la liberación final del yugo alemán de Bélgica. Pero al ser considerado traidor y colaboracionista alemán en su periodo en Le Soir, fue encarcelado y se le prohibió volver a dibujar. Fue el editor de Lombard, Raymond Lebranc, el que consiguió interceder por Hergé para que volviera a trabajar. Y fue en el recien creado Le Journal Tintin, donde continuó trabajando en esta obra que había dejado inconclusa y que contaba la maldición que había caído sobre una expedición científica que había encontrado unas tumbas Incas y donde aparecían unos misteriosos trozos de cristal.
Disco de Las 7 bolas de cristal
En El Templo del Sol, Hergé volvió por sus fueros y cruzó el charco para vivir las aventuras de Tintín en territorio de los antiguos Incas, continuación de la historia que quedó inconclusa en el anterior tomo, donde Tintín y Haddock viajan al Perú para rescatar al Profesor Tornasol, con la aparición de los quechua, hasta llegar a un templo Inca. Comenzó a publicarse en 1946 en Le Journal Tintin para posteriormente publicarse en tomo por Casterman en el 49.
Fotolito en blanco y negro de la pág. 35, formato a la italiana, de El Templo del Sol
Una vez acabado su último álbum, Hergé retomó la continuación de la inconclusa historia de Tintín en el País del Oro Negro en Le Journal Tintin (1948), la tercera versión como habíamos comentado anteriormente, que, no obstante, tuvo que ser interrumpida por los problemas anímicos que padecía el autor por las acusaciones de haber colaborado y trabajado bajo los dictados del gobierno nazi, publicándose el álbum finalmente en 1950. Pero ahí no acaba todo, pues por indicaciones de nuevo del editor inglés Methuen, esta obra fue nuevamente remozada y modificadas o añadidas alguna viñetas (1971), para adaptarlas a los nuevos tiempos después de formarse el Estado de Israel en el 48, sustituyendo los soldados británicos por árabes. O sea, nunca una obra de Hergé tuvo un proceso de creación y producción tan convulso, tan modificada, paralizada y versionada como lo fue ésta.
En 1950 vio la luz en Le Journal Tintin una de las obras que más fama le reportó a Hergé y que a mí más me gusta, supongo por afinidad al género fantástico y de ciencia ficción. Nos referimos naturalmente a Objetivo: La Luna (publicada en álbum por Casterman en el 53). Como dato curioso, que leímos en los paneles informativos, en la revista “Din Dan” fue publicada por primera vez en color en nuestro país (1965) esta historia, a la manera italiana, incluyéndose las primeras viñetas publicadas en la primera versión de Le Journal Tintin que luego Casterman no incluyó en la recopilación en tomo (hecho que se ve que era habitual hacer cuando se recopilaban en tomos).
Dos páginas de Objetivo: La Luna en la revista Din Dan
Éxito de crítica y público que siguió en su continuación Aterrizaje en la Luna (Le Journal Tintin, 1950 / Casterman, 1954), aventura que es la más vendida de la serie de Tintín. En 1969, la revista Paris Match encargó a Hergé la realización de cuatro páginas relatando el viaje del Apolo XI a la Luna, como reconociendo a Hergé ser uno de los visionarios que creyeron en su momento que este viaje podía ser una realidad en un futuro.
Proceso creativo de una página de Aterrizaje en la Luna
Hergé continua adaptándose a los tiempos que corren y le toca vivir, y en el siguiente álbum de la serie para Le Journal Tintin, en 1954 (Casterman en el 56), El Asunto Tornasol, Tintín y sus amigos están en plena Guerra Fría y tienen que liberar al Profesor Tornasol de las diferentes intrigas políticas en la que se ve implicado por culpa de uno de sus inventos que puede convertirse en una terrible arma.
Alunizaje en la Luna del famoso cohete
Continuando con los temas de actualidad, en la siguiente obra, Stock de Coque, se trata el tema del tráfico de armas y esclavos, donde muchos de los villanos de Tintín a lo largo de los años tienen su papel en esta historia, Ben Kalish Ezab, el General Alcázar, el Dr. Muller, Rastapopoulos, pero donde Tintín encontrará otro aliado, el aviador Piotr Szut. Acusado de racista por algunas situaciones y diálogos que aparecían, Hergé tuvo que modificar alguno de ellos. Publicado primero en Le Journal Tintin en 1956, y Casterman sacó un volumen en el 58.
Pág. 9 abocetada del álbum Stock de Coque, junto a otras pruebas de dibujo
Con Tintín en el Tibet (1958 en Le Journal Tintin / 1960 en Casterman) retoma las aventuras de Tintín en es país asiático, volviendo a aparecer su gran amigo Tchang como uno de los protagonistas al que debe rescatar, siendo otro el Abominable Hombre de las Nieves. En esta misma época, Hergé empezó una historia junto al guionista Greg, Tintin et le Thermozéro que no empezó a dibujar, pese a tener ya algunos bocetos hechos, por no estar a gusto en un guión que no era el suyo.
Busto de Hergé realizado por su amigo Tchang Tchong-Jen en 1981
En 1961 Hergé comienza a publicar en la revista (en tomo en el 63) una nueva historia al mismo tiempo que empieza una nueva vida tras el divorcio con su mujer, Las Joyas de las Castafiore, una obra de suspense clásico que transcurre en el Castillo de Moulinsart, donde habrá que descubrir quién a robado las esmeraldas de la mundialmente conocida diva, la Castafiore.
Bocetos a lápiz de Hergé (1960) de Milú y del gato siamés, animal peferido de Hergé
La próxima historia que protagonizaría Tintín y sus amigos fue en Vuelo 714 para Sidney (Le Journal Tintin, 1966 / Casterman 1968), donde Roger Leloup colaboró con Hergé en el dibujo del lujoso jet del multimillonario Laszio Carreidas, donde los "extraterrestres" y sus "platillos volantes" tendrán mucho que ver en esta historia
Cartón de imprenta de pruebas a color de la coleccón de cromos "Voir et Savoir" (1953)
Llegamos a la última historia que Hergé y Tintín protagonizaron, donde ya se vislumbraba que un ciclo de aventuras iba a acabar, notándose en la modernización que sufríó Tintín en su vestimenta abandonando los pantalones bombachos, pero por el cansancio del autor y los pocos días de vida de Le Journal Tintin, Estamos refiéndonos a Tintín y los Pícaros, publicado en la revista en 1975, y un año después en tomo por Casterman, donde Hergé tuvo que suprimir una página porque había dibujado una de más, la conocida página 22 bis. Aquí nuestros amigos se ven de nuevo involucrados entre las rencillas del General Tapioca y el General Alcázar en el país imaginario de San Theodoros.
Prueba de imprenta a color de la portada de Tintín y los Pícaros. La pirámide Trenxcoatl está inspirada en la mexicana Chichen Itzá
La última historia de Tintín y el Arte-Alfa se vio interrumpida por la muerte de Hergé en 1983 a los 75 años de edad, la cual fue publicada posteriormente tal cual Hergé la dejó, inconclusa, por Casterman en 1985 en un álbum dividido en dos partes, una con la transcripción de los diálogos y la otra con todos los bocetos, dibujos y diseños de lo que sería la siguiente aventura de nuestro intrépido reportero, y que trataba sobre la falsificación de obras de arte.
Aquí acaba el recorrido exhaustivo de toda la obra de Hergé que giraba entorno al mundo de Tintín, sus 23 + 1 volúmenes, donde la imaginación del lector del s. XX pudo, gracias a Tintín y sus aventuras por todo el mundo, "viajar" de una manera como nunca se había visto, posibilitando que sus lectores conocieran lugares exóticos que nunca tendrían lo posibilidad de ver o visitar, se documentaran de nuevas culturas diametralmente opuestas a la occidental, otras gentes, en definitiva, otra forma de ver y vivir la vida de gente que era como ellos pero que vivían al otro extremo del mundo, sin posibilidad de contacto y comunicación entre los unos y los otros. Un magnífico legado el que nos dejó Georges Remi, "Hergé".
Botellas de bebidas refrescantes de naranja + pajita
En el resto de la exposición pudimos observar cantidades ingentes de merchandising y todo tipo de productos comerciales que tenían, como principales imágenes de marca, todos los personajes y objetos que surgieron de la prodigiosa mente de Hergé en Las Aventuras de Tintín, verdadero icono que lo fue todo en un época combulsa del siglo XX y que es verdadera referencia para toda la cultura de finales del siglo XX y principios del XXI, dignos de estar en las mejores pinacotecas del mundo con honores de Gran Arte, de Arte Mayor, como así lo ha reconocido recientemente un museo vanguardista como es el de George Pompidou de París, donde se puede contemplar permanentemente una plancha de ese legado, concretamente la nº 12 de El Caso Tornasol (ver noticia aquí), el cual nos dejó para la posteridad, para disfrute nuestro y de las generaciones venideras.
Carpetas de cromos de "Le Chemin de Fer" y "L'Aérostation" de la colección "Voir et Savoir"
Y, si aún no lo habéis deducido, os recomiendo encarecidamente que visitéis esta exposición itinerante de la colección de Jordi Tardà allí donde esté. No os defraudará ni un ápice. Os lo garantizo.
Merchandising diverso sobre Tintín
Fuentes consultadas:
- Colección Las Aventuras de Tintín de la Editorial Juventud.
- Paneles informativos de la exposición.
- Wikipedia.
- Web Oficial sobre Tintín.
- Web No Oficial sobre Tintín.
- Otra Web No Oficial sobre Tintín.
Un saludo cordial
Fantastica labor de difusión para aquellos a los que la exposición nos pilla muy lejos...
ResponderEliminarGracias
Muchas gracias por acercarnos esta exposición a todos... muy buen trabajo.
ResponderEliminarInteresados en más información sobre el personaje de la exposición
http://tintin.losforos.es/foro/
De eso se trataba al hacer un reportaje fotográgico de esta exposición, de que el mayor número de aficionados puedan disfrutar de ella si les es imposible asistir. Pero, con un poco de suerte, y al ser itinerante, acaba por ir a la ciudad de uno. La verdad es que es una exposición que vale la pena visitarla.
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