Servitud. Libro I. El Cantar de Anoroer
Guión: Fabrice David
Dibujo: Eric Bourgier
Norma Editorial
Cartoné, color
14 euros
Guión: Fabrice David
Dibujo: Eric Bourgier
Norma Editorial
Cartoné, color
14 euros
En esta primera parte de una serie prevista de cinco álbumes encontramos una historia de género fantástico-medieval que bebe directamente de la saga “Canción de hielo y fuego” (Editorial Gigamesh), y “adapta” varias de las ideas o argumentos que han hecho triunfar a George R. R. Martin, como son:
- Un continente dividido en dos: una parte más “civilizada”, con un cierto orden político y social, y otra ignota y misteriosa, de donde parecen venir todos los peligros. La estabilidad es frágil y rápidamente la situación se deteriora por los intereses enfrentados de las casas que dominan las provincias y la falta de poder del rey.
- La sensación de que los peligros crecen, pero que no son sino la antesala del gran desastre que se avecina y que lo peor está a punto de llegar.
- Por el momento, un mundo con poca magia. Existen criaturas fantásticas, pero forman parte de este particular ecosistema.
- El mapa es un protagonista más del relato; no lo vemos sólo en las guardas del cómic, como es lo habitual, sino también en viñetas interiores, resultando de consulta imprescindible para la comprensión de los acontecimientos.
- Muchos de los personajes van a encontrar la muerte.
- Relato con más dosis de oscuridad y dramatismo que de fantasía, lejos del humor blandito que contamina como una plaga muchas de las obras del género.
Aunque estos conceptos los podemos encontrar en otros lugares y, por supuesto, no son propiedad exclusiva de Martin, es mucha coincidencia verlos todos aquí. Por si fuera poco, hay que añadir un incesto entre hermanos. Vale que se quiera recalcar la endogamia de la clase dominante, pero se podría haber ahorrado o tratado de otra forma (entre primos, etc.).
A pesar de todo lo anterior, y digeridas las demasiadas similitudes con la mejor saga de fantasía desde Tolkien, la narración engancha y te lleva a pasar las páginas deseoso de saber qué va a pasar. Se abre la historia de forma bastante pausada (preámbulo al margen) y se mantiene hasta casi la mitad del cómic, con muchos primeros planos de personajes al optar Fabrice David por los diálogos para ponernos en situación.
Vamos viendo básicamente la parte norte del continente, donde todavía quedan vestigios de las enormes obras de los gigantes, de los que pretenden descender los reyes y la nobleza, que son representados con rasgos nórdicos, piel blanca y cabellos claros anudados en largas trenzas con símbolo de su pureza de sangre.
Después de mucho tiempo en calma, el enemigo en el sur vuelve a despertar: los Drekkars, descendientes de la estirpe de los dragones, continúan con la guerra que mantenían los seres alados con los gigantes y ahora con sus vástagos humanos. Poderosos guerreros de pelo negro y tez morena, antítesis física y cromática de sus enemigos del norte, vienen a ser una fusión entre los ninjas japoneses y los invencibles soldados del “Extraño” que vimos en “Libertadores” de Enrique Fernández.
Mediado el álbum, el ritmo cambia bruscamente, dando paso a una acción trepidante, con emboscadas, combates y muerte de personajes que van haciendo que aumente la tensión.
En el apartado gráfico encontramos a Eric Bourgier, un joven autor francés (1975) con poca obra publicada allende los Pirineos: “Live war heroes” (Soleil), un cómic futurista (con guión también de David), con la misma paleta de colores que este “Servitud”, y una colaboración en un álbum colectivo “Paroles de Poilus” (Soleil) sobre la Primera Guerra Mundial.
Encontramos un dibujo realista, de composición clásica, sin escatimar tinta ni dedicación para hacer lo más verídicas posible las figuras y el escenario: toda clase de detalles en muros o fortalezas, con un impresionante tratamiento de la piedra, las vetas de la madera, la textura del cuero en los arreos de las monturas o de los jubones tachonados, y sobre todo espectaculares armaduras de todo tipo, cotas de malla o grebas, con sus pequeñas imperfecciones (roces o abolladuras) producidas por el uso.
Se sirve de gama de colores verdes, marrones y ocres en tonos suaves aplicados de forma directa, destacando los juegos de luces en las habitaciones del castillo real. Personalmente me gusta el resultado, aunque un mayor cromatismo le hubiera permitido destacar la heráldica de las diferentes casas nobles.
Se aprecia un notable esfuerzo en la caracterización de personajes, con un buen estudio de expresiones faciales en los norteños, muchos de ellos con un buscado aire familiar (recordar el tema de la endogamia), y los Drekkars, con máscaras que cubren sus rostros, todas parecidas, pero con algo que las hace diferentes.
Nos hubiese gustado que se prodigara más en mostrar la capital del reino, Garantiel, sobre todo los callejones y las casas, que nos recuerdan a la villa medieval de Montroy en “El último canto de los Malaterre” de François Bourgeon.
Al dominar el “tempo lento” durante la primera mitad, podía parecer que el dibujo pecaba un poco de estático, pero cuando llegan las situaciones de acción Bourgier se desquita y nos regala unos dinámicos momentos de sangre y acero.
Una aventura, pues, de interesante y entretenido guión desarrollada en un mundo fantástico pero coherente, con un espectacular dibujo al que hay que dedicarle un agradable tiempo para no perderse ninguno de los detalles.
El final es un absoluto “continuará” y la espera hasta la próxima entrega será todavía un poco larga, ya que aún no se publicado el siguiente tomo en Francia.
Para aguantar, no es mala idea recurrir a la versión en cómic de uno de los relatos de G. R. R. Martin (incluida en la recopilación “Leyendas” edit. La Factoría de Ideas) “El caballero errante” en tres prestigios de la editorial Devir.
Es una historia de temática fantástica que promete muchísimo, bien narrada y estructurada, donde se mezcla perfectamente lo cotidiano con lo épico, donde las grandes gestas aún tienen que ser cantadas y con un toque de fantasía velada que está aún por desarrollar.
ResponderEliminarEl trabajo de Bourgier a los lápices es verdaderamente soberbio, de un detallismo exquisito que, como muy bien dice Giuseppe, hay que ver más de una vez cada una de las viñetas por la cantidad de detalles y matices que contienen y que ambientan perfectamente la época en cuestión.
Larga, me temo, será la espera...
Habia oido hablar muy bien de esta serie, pero no me decidia, hasta que he leido tu reseña y los comentarios de eduxavi.
ResponderEliminarEl 2º tomo sale en otoño en Francia.
ResponderEliminarEl mayor inconveniente que le veo es que sabe a poco y deja con ganas de más, y como habrá que esperar aún unos cuantos meses hasta que aparezca la segunda entrega...
ResponderEliminarDe Giuseppe:
ResponderEliminarLa verdad es que es uno de esos comics que reunen en buena proporción bune guion y buen dibujo.
Bueno el otoño ya está ahi mismo, y si Norma se espabila...