viernes, julio 18, 2008

TEX AVERY: UNO DE LOS GRANDES DE LA EDAD DE ORO DE LA ANIMACIÓN

En febrero de este año, Tex Avery, uno de los artistas que más ha influenciado en el campo de la animación, habría cumplido 100 años.

Javier Pulido, en el periódico ADN, hace un cumplido homenaje a este animador estadounidense creador y desarrollador de personajes tan míticos de los Looney Tunes para la Warner Bros, verdaderos iconos hoy en día, como lo pueden ser el Pato Lucas, Bugs Bunny, Porky..., así como personajes creados posteriormente para la Metro Goldwyn Mayer, como pueden ser el perro Droopy o la ardilla Screwy.

La IX edición de Animadrid, que se celebrará del 26 de septiembre al 3 de octubre de 2008, hará un homenaje a la trayectoria de este autor con motivo de conmemorarse el centenario de su nacimiento.

Los dibujos animados no tienen piedad con sus creadores; los acaban devorando. Pocos animadores son al menos tan recordados como sus personajes. Tex Avery (que ahora cumpliría cien años de seguir aún vivo) es uno de ellos. Los personajes que desarrolló o creó (el pato Lucas, Bugs Bunny o Porky) son anárquicos, violentos e imprevisibles, pero él siempre fue un obsesivo perfeccionista (llegó a poner sus voces en ocasiones) que no estaba dispuesto a que escaparan de su control o le robaran protagonismo.

La mayoría de estos personajes los creó en el seno de la Warner, en la que, en 1935, Leo Schlesinger le contrató para hacer frente al imperio Disney. Avery pudo contar con colaboradores de la talla de Chuck Jones o Bob Clampett, con los que trabajaba en una casa de campo (denominada Terraza Termita por razones obvias) alejada del edificio principal de los estudios Warner. De esas reuniones salieron cortos como A wild hare (1940), en el que Tex Avery diseñó a Bugs Bunny tal y como le conocemos. Algunas de las frases míticas como "qué hay de nuevo viejo" o el estilo sardónico del conejo son obra suya.

En lugar de copiar el modelo Disney, que era lo que hacían todas las compañías de animación de la época sin éxito alguno, Avery decidió pervertirlo. Si el trazo de los dibujos de Disney tendía al realismo y sus intenciones eran moralizantes, Avery optó por un estilo de animación más divertido, rápido y salvaje
”.

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