Nómadas (Celui – lá) de Alain Riondet al guión y Claude Auclair a los lápices. Publicado en la revista Cimoc entre los números 102 al 108, con una extensión de 99 páginas en blanco y negro.
Desde “
La cárcel de papel” nos llegó el rumor?, posibilidad? de un relanzamiento del
Cimoc. Por si alguien necesita recordarlo o nunca llegó a leer uno,
Cimoc (cómic al revés) fue la revista mensual de cómics de la
Editorial Norma que durante unos 15 años y 176 números nos hizo disfrutar a los aficionados de un montón de buenas historias.
En una época imprecisa, encontramos a un pueblo nómada en mitad de una emigración. Llevan consigo todas sus pertenencias en carromatos y (como se recalcaba al leer la historia) sus preciados rebaños de caballos y vacas. Como apuntaba Sergi Vich en su ensayo “La historia en los cómics” (Glénat, 1997), se trataría de los predecesores de los pueblos celtas que emigraron hacia Europa Central y Occidental en la Edad del Bronce tardía.
El decir que está muy bien ambientado quizás sobra, porque no tenemos (a diferencia de la Grecia o Mesopotamia contemporáneos) documentos escritos que ayuden a conocer cómo vivieron estos proto-celtas.
Pero la combinación de aspectos que nos recuerdan a los pueblos tártaros o mongoles junto con algunas reminiscencias de los indios norteamericanos, el chamanismo, la cacería del uro (el bisonte europeo) o los rituales por el cambio de estación; hacen creíble y posible la ambientación que nos proponen los autores.
Se preocupan de cuidar los detalles: los nómadas montan en caballos pequeños, sin estribos y no
usan pantalones, llevan una especie de
kilt y polainas por transcurrir el relato a finales del invierno.
Para reforzar aún más la coherencia del escenario y el atrezzo de los figurantes, se busca un lenguaje acorde, utilizando nombres propios con un significado que a la manera de los indios da una idea de la personalidad o rango de la persona: “Sueño-que-camina”, ”Lluvia-en-la-boca” o “Tres-gritos”.
No se trata de una nación que emigra “hacia donde se pone el sol”, sino de un grupo de clanes que conservan una organización tribal, con un líder (el anciano “Voz-de-todos”), más espiritual que político, que les hace de guía y decide el camino a seguir, cuándo detenerse o dónde acampar.
El ritmo de la narración parece acompasarse al lento avance de los carromatos. Básicamente se nos cuenta la iniciación del joven “Ese-de-allí” (Celui-lá en el original francés), que abandona la infancia para convertirse en adulto, y tiene las cualidades para convertirse en el futuro guía que sucederá a “Voz-de-todos”, su abuelo.
Las pasiones humanas, la bebida, el adulterio, la ira o la violencia, provocarán que se rompa la armonía entre la Tierra, la magia y los hombres, llevando al desastre a la caravana.
De alguna forma estamos ante un castigo “al estilo bíblico”, en el sentido en que los hombres se apartan del “camino correcto” y, para volver al equilibrio, será necesario que los responsables expíen sus culpas.
El dibujo de Auclair, muy realista, cuida cada detalle. Trabaja exquisitamente cada viñeta, a las que dota de gran profundidad, mostrándonos la inmensidad de los paisajes vírgenes, sin edificaciones, en los que ni siquiera aparecen chozas o cabañas.
A nivel narrativo, es una delicia ver cómo, sin textos, sólo con gestos y miradas, nos muestra el cortejo entre enamorados, cómo se intimida al molesto pretendiente o la caza del uro.
El papel de la revista ayudaba poco al lucimiento del dibujo. En algunas viñetas abigarradas de elementos, piedras, árboles o lluvia, la visión se asfixiaba un poco e impedía disfrutar del trabajo.
Muchas de las series aparecidas por entregas en el Cimoc, se reeditaban un tiempo más tarde en formato álbum en las diversas colecciones de la Editorial Norma: Cimoc Extra Color, BN, Pandora, El Muro, etc. Por calidad, extensión y ser en blanco y negro, Nómadas, reunía todos los requisitos para ser incluido en la Colección BN, pero extrañamente no fue así, y se quedó como una de las joyas olvidadas del Cimoc.
Publicado en Francia por
Casterman, estaba previsto que fuese una trilogía, pero la temprana muerte de
Auclair en 1990, a los 46 años, le permitió sólo hacer un segundo álbum, “
Celui qui achéve”. Si el destino le hubiese sido más propicio, ahora no estaríamos comentando una “
rareza” sino un excelente trabajo de un autor de renombre a nivel europeo.
Un gran dibujante Auclair. Lástima de su prematura muerte.
ResponderEliminarMe temo que este cómic no lo veremos reeeditado y ha sido un detalle su recuperación en esta entrada.
Impacientes Saludos.
Por los años pasados, lo poco conocido que fue Auclair en España, no haber sido editado en tomo, y ser una historia relativamente poco comercial, tampoco lo veo posible.
ResponderEliminarUn gran dibujante sin duda.
Excelente libro, acabo de leerlo por medio del foro CRG , espero puedan tradumaquetear el 2do numero.
ResponderEliminarsaludos