miércoles, noviembre 05, 2008

CRÍTICA: EAGLE # 1: LA FORJA DE UN PRESIDENTE de Kaiji Kawaguchi

Hoy por fin hemos sabido quién es el nuevo inquilino de la Casa Blanca durante los cuatro próximos años. Como era de esperar, y así lo anunciaban todos los pronósticos y sondeos, el nuevo presidente de los EE.UU. no es otro que el demócrata Barack Obama.

Aprovecho esta señalada fecha que puede dar un giro más o menos radical a todo el entramado geopolítico y la forma de hacer las cosas, no sólo en política interna dentro de los EE.UU. sino también en las relaciones con carácter internacional (pero ya sabemos como son en el fondo los norteamericanos en su manera de ser y pensar y, en muchos casos, siempre barriendo para casa... tendremos que estar realmente atentos a ver qué sucede a partir de ahora), para reseñar un manga que acaba de salir coincidiendo con la celebración del XIV Salón del Manga de La Farga de L’Hospitalet y, por ende, la presencia del propio autor, Kaiji Kawaguchi, editado en nuestro país por Ediciones Glénat y que es considerado por todos como una premonición, una apuesta o una intuición, llamarlo como queráis, que tuvo diez años antes un “visionario” como Kawaguchi y que hoy mismo se ha hecho realidad. Estamos hablando, naturalmente, de Eagle: La forja de un presidente. El término "eagle" lo podríamos relacionar con el símbolo de la nación más poderosa de la Tierra, el Águila Calva Norteamericana, o también como metáfora depredadora, tenaz e implacable de "ave de presa" del candidato demócrata de raíces japonesas que protagoniza esta obra, un personaje seguro y hecho a sí mismo.

Hay que reconocer que después de leer el primer volumen y teniendo siempre presente que se trata en todo momento de un relato de ficción, uno no tiene más remedio que confirmar todo lo que se ha escrito y leído por internet y asentir que muchos puntos tienen en común las carreras de ambos candidatos demócratas, tanto el real como el imaginario, Barack Obama y Kenneth Yamaoka, siendo el primero afroamericano y el segundo japonés-americano, en pos de conseguir el sillón presidencial de la Casa Blanca.

Esta correcta obra de Kawaguchi trata de de un joven candidato, Kenneth Yamaoka, norteamericano de origen japonés que inicia la carrera presidencial para llegar a ser Presidente de los EE.UU., comenzando desde abajo, intentando primero hacerse con el liderazgo del Partido Demócrata para llegar a ser el candidato del partido que pueda hacer frente al candidato del Partido Republicano (en este primer tomo su rival es el también demócrata y vicepresidente de los EE.UU. Albert Noah (y cuyo Presidente aquí se llama "Bill", nombres de personas reales para dar más verosimilitud a la historia), algo así como si se tratara de Hillary Clinton, en la lucha por ganar las primarias de su partido). Yamaoka parte con dos ventajas a su favor: una, su constancia, inteligencia, saber estar y su capacidad desde siempre de encabezar un proyecto político que, pasando por sus respectivas carreras de abogado, senador por Nueva York (una carrera muy similar a la de Barack Obama), consiga encumbrarlo y llevarlo a ser elegido presidente de la nación más poderosa de la Tierra; dos, tiene el respaldo económico de una de las familias más ricas de los EE.UU., una de las dominadoras del sistema bancario nacional, que le ayudará para poder tentar desde un principio a los peces gordos más reacios y a los asesores más expertos (aquí podríamos asemejarlo con el gran apoyo económico que ha recibido Obama para financiar su campaña, uno de los más altos de la historia de las elecciones estadounidenses y proveniente de todas las capas sociales). Todo ello, y su fundamental discurso social que marcará su campaña, le convierten poco a poco en el candidato ideal de las masas.

El otro personaje fundamental de esta trama política es el joven periodista Takashi Jo que, recién enterrada su madre en Japón, es reclamado por el candidato demócrata Yamaoka para que sea el periodista encargado de cubrir su larga campaña electoral camino de la Casa Blanca. Las dudas le asaltan de inmediato por ser un periodista desconocido, de un periódico japonés, el Maicho Shimbun, que, encima, no es el encargado de cubrir las noticias de política internacional, por lo que no llega a entender por qué ha sido él el elegido para esta difícil y exigente tarea. Será el propio Yamaoka el que le diga, con carácter personal y confidencial, que él es su hijo fruto de una relación esporádica que mantuvo con su recientemente fallecida madre cuando él era un soldado más de los que participó en la olvidable y sangrante Guerra de Vietnam.

Estamos ante una obra que no sólo se queda con explicarnos de forma concisa y clara, sin profundizar demasiado en los mecanismos de la política interna norteamericana (y más desde la óptica de un autor japonés), pero suficientemente clarificadora, aunque sea de forma superficial, los diferentes vericuetos y derroteros que conlleva ser un aspirante a candidato de un gran partido para llegar a sentarse en el despacho oval y coger las riendas del país.

Como hemos dicho, no sólo nos quedamos con el aspecto puramente político de un candidato a la carrera presidencial, si no que hay una segunda historia paralela que es la relación de un padre con su supuesto hijo, reencontrándose ahora ambos en una etapa crucial de la vida del primero y después de la pérdida reciente del segundo de su madre. Como en la vida misma, la vida privada y la pública se mezclarán irremediablemente y en los siguientes volúmenes comprobaremos como afecta esto, negativa o positivamente, en la carrera del candidato Yamaoka.

Kawaguchi sabe hacernos partícipes y explicarnos con suficiente detalle, con una narrativa fluida y directa, utilizando perfectamente el tempo en un "culebrón político" de estas características, marcando especialmente los momentos importantes y de más énfasis en breves capítulos o "informes" que explican un punto crucial y álgido de esta carrera por la presidencia, haciendo fácil al lector una historia de la que no somos desconocedores del todo gracias al caudal de información que recibimos de la otra parte del charco a través del bombardeo al que estamos sometidos contínuamente por parte de los medios de comunicación y al acceso a las autopistas de la información, que en este primer volumen se encarga de recalcar su importancia Kawaguchi en la boca de Yamaoka cuando lo expresa diciendo “Algunos la llaman la superautopista de la información. ¿Pero es de peaje, sólo para ricos? Algunos hablan de nuestro mundo, cada vez más interconectado... ¿Pero qué pasa con los niños americanos que ni siquiera tienen una educación básica? ¿Los vamos a dejar atrás? ¿Tirados junto a la carretera? Yo no pasaré de largo”. Por lo tanto, historia de alta política que demuestra la ténue línea que separa la ficción de la realidad, haciéndonos ver (como así ha sido) que todo puede ocurrir en la vida por muy inverosímil que pueda parecer que pueda llegar a suceder, y más hoy en día, donde la red de redes es una poderosa fuente de poder y de (des)información, según quién maneje esta última y según con qué finalidad última.

Tengamos presente que esta obra es del 98, cuando aún el auge que hoy día tiene internet, al alcance de todos los sectores de la población, entonces aún era una tecnología algo incipiente que se estaba introduciendo, poco a poco, en los hogares de todo el mundo. Y, de nuevo hay que recalcar que, en la campaña del Presidente Obama, internet ha sido fundamental para promocionar su figura, llegar con facilidad e inmediatez a la gente, popularizar aún más su mensaje social y, también, ser el vehículo para recaudar fondos anónimos que, aunque en pequeñas cantidades, ha propiciado que sea una de las campañas más caras y que más ha recaudado de la historia de la política estadounidense.

Con todo, y a pesar las distancias físicas y culturales, el autor consigue explicarnos paso a paso el proceso electoral americano gracias también a la capacidad de los mangakas de elaborar páginas y más páginas, suficientes para cubrir cualquier detalle e información de manera suficientemente minuciosa y detallista, pero que al mismo tiempo sepa llegar fácilmente al lector, siendo entendible de manera clara, y apoyándose en un dibujo realista de línea clara que nos recuerda mucho al fino trazo que nos aportan maestros como lo son Taniguchi o Urasawa y que da el toque definitivo de hecho creíble y real a la historia ficticia en cuestión.

Una obra que merece que se le de una oportunidad. Para muchos se quedará corta y sólo se verán e intuirán hechos y acontecimientos de manera superficial faltando otros muchos. Para otros será un buen resumen histórico de lo que puede acontecer cada cuatro años en la nación más poderosa de la Tierra. Otros discreparán que sea ésta una opinión y una manera de enfocar el tema por parte de un japonés. Otros, tal vez lo vean como la manera más objetiva para abordar este tema, desde la óptica de un extranjero, aunque los protagonistas principales sean de origen japonés. Pero, aún con sus pros y sus contras, creo que le debéis dar una ojeada y que cada uno saque las conclusiones pertinentes de una historia de ficción que, se quiera o no, sea o no más o menos convincente y coincidente en determinados puntos, se ha convertido en una realidad cierta aparentemente.

Un saludo cordial.

2 comentarios:

  1. Adquirido el sabado y el miercoles resañado, eso es ser un bloger rapido, si señor.

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  2. Es lo mínimo que se podía hacer. La ocasión lo requería.

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