Howard Chaykin es un autor de cómic tan célebre que no me detendré en exceso en hablar sobre su obra y milagros. Desde sus inicios en los setenta, primero como asistente de Neal Adams y Gil Kane y luego en solitario, Chaykin comienza a despuntar como un incipiente dibujante a tener en cuenta, y su adaptación de Star Wars o sus historias cortas en Marvel Premiere son un buen reflejo de ello. Con respecto a estos primeros años, Howard Chaykin (HC en adelante) nos hablaba sobre como, a pesar de los bajos sueldos, trabajar en la industria del cómic suponía para él tal ilusión que sacrificar los fines de semana trabajando no le resultaba un problema, mientras dedicaba la mayor parte de su tiempo a lo largo de la semana a otros encargos gráficos que le permitieron ganarse la vida durante un buen puñado de años. De esta manera, el autor recuerda su paso por el mundo de la publicidad y la realización de story boards, cut outs o animatics satisfecho y consciente de que al menos pudo ganarse la vida con su principal pasión, el dibujar.
A finales de los setenta, HC funda junto a Walter Simonson, Jim Starlin y Val Maverick el estudio Upstart Associates, en Nueva York, y por donde pasarían autores tan importantes para la industria como Joe Jusko o el mismo Frank Miller. Es en estos años cuando, con una carrera más o menos asegurada como dibujante, HC lanza su primera gran creación como autor completo y, en todo caso, una de las más recordadas: American Flagg! En esta obra vuelca sus inquietudes para crear historias más adultas y personales, alejadas de las capas y los superpoderes y más cercanas al jazz, el género noir y el ambiente pulp. Chaykin cita en un primer momento esta obra al ser preguntado sobre su producción favorita, "debido a la influencia que a lo largo de los años he podido comprobar que tuvo en otros autores, para mi sorpresa y agrado", pero acto seguido aclara que, no obstante, la que él considera como su creación predilecta es el par de novelas gráficas con el título de Times2 (Times Square) debido a sus componentes semi-autobiográficos y su aproximación mítica y fantástica a la ciudad de New York, el jazz y lo noir.
En esa segunda mitad de los ochenta HC se traslada a la costa oeste, donde reside desde entonces, y de donde aprende un cierto dominio de la lengua castellana que gusta de demostrarnos en la entrevista, haciendo de ésta una experiencia aún más agradable.
Precisamente es en Los Ángeles donde se ambienta la otra obra cumbre del autor, publicada en los noventa por Vortex Comics, no sin buenas dosis de polémica y éxito a partes iguales. Nos referimos a su explícita y provocadora Black Kiss, que hoy por hoy se considera uno de los cómics independientes de mayor éxito.
Por último, preguntamos a HC sobre su vuelta a las majors, donde lleva trabajando desde hace ya algunos años en títulos como el Blade de Marc Guggengheim, Punisher War Zone o Wolverine para Marvel o Hawkgirl para DC Comics, y sobre si no le resultaba menos satisfactorio trabajar con personajes creados por otros. Chaykin reflexiona en este momento sobre el papel del dibujante de cómics, que él percibe ante todo como un profesional que debe esforzarse en apoyar e impulsar el guión con el que trabaja, en hacer llegar los personajes y el medio del cómic a las nuevas generaciones. Además añade que el autor de cómic no debe olvidar hasta que punto lo que hace carece de relativa importancia, siendo simplemente un producto hecho para entretener, a parte de los efectos y reacciones que pueda conseguir en el lector con obras más personales.
Antes de terminar, el autor nos deja saber sobre sus próximos proyectos, entre los que destaca una aventura de Batman y CatWoman o un proyecto con el Capitán América de los 50, que confiesa atraerle al permitirle acercarse a su manera a la versión más de derechas del personaje.
En nuestro recuerdo, y esperamos que a través de este post también en el vuestro, se nos graba la imagen imborrable de un autor legendario, talentoso, rompedor e influyente que se desenvuelve con una amabilidad tal que magnifica sus mencionadas cualidades. Un placer, señor Chaykin.
¡Qué grande Howard Chaykin! Y tan olvidado.
ResponderEliminarBuena entrada, gracias.