Si dejamos aparte a la serie Ken Parker (en blanco y negro) que publicó Zinco y alguna historia en Tótem (Toutain), la mayor parte de la obra publicada de Berardi y Milazzo en nuestro país corrió a cargo de Norma Editorial. Nos detenemos hoy con algunas muestras de lo que pudimos leer en la revista Cimoc.
A lo largo de sus 176 números se produjeron numerosos cambios en el Cimoc, oscilaciones respecto al número de páginas, un progresivo aumento de la parte dedicada al color, calidad del papel, leves variaciones de tamaño, etc., pero siempre mantuvo la estructura de combinar historias cortas con la serialización de aventuras largas durante varias revistas.
Las historias de reducida extensión cumplían una misión importante (por supuesto había material de relleno, pero en general el nivel fue bastante alto), ya que formaba parte de la filosofía de la edición en formato revista. Una publicación de este estilo no podía centrarse únicamente en aventuras de “...continuará”, para evitar el cansancio o la frustración de los lectores cada mes.
Con la excepción de “Marvin el detective”, las historias de Milazzo y Berardi aparecidas en Cimoc, fueron autoconclusivas, si bien, como veremos, también podían ser capítulos autónomos de un trabajo más largo. No están todas, faltarían “Jane, Sweet Jane” (Cimoc nº 43), “Casi siempre” (Cimoc nº 51) o “Las crías” (Cimoc Especial Aventuras), pero sí son representativas del estupendo hacer del tándem italiano.
“¿Donde estás Laura?” (Cimoc nº 7, 8 páginas b/n)
Relato de terror, que no habría desentonado de haber aparecido en la revista Creepy. No es aconsejable ir solo de acampada a la montaña; en este caso, contar con la compañía de una buena “amiga” iba a resultar providencial.
“El viejo frac”. (Cimoc nº 45, 4 páginas b/n)
O cómo se puede plasmar una canción en viñetas.
“El último samurai” (Cimoc nº 46, 6 páginas b/n)
O de cómo el guerrero perdió su orgullo sin combatir.
“Parker Addison” (Cimoc nº 48, 12 páginas b/n)
Adaptación de un relato de Ambrose Bierce sobre la guerra de Secesión americana (Ver también el post que en su momento hice sobre el tema). Durante la noche un espía yanquee que ha sido capturado establece una singular conversación sobre la muerte con el General confederado que le interroga y que le condena a ser ejecutado. El aplomo y la desfachatez del prisionero ante su destino se esfumaban en un instante, al ordenarse la aplicación de la pena de forma inmediata.
Los grises y difuminados a carboncillo daban a la historia una atmósfera nocturna y sombría que se desarrollaba en su práctica totalidad en el interior de una tienda de campaña con la escasa luz que aportaba una solitaria vela.
“Strip blues” (Cimoc nº 50, 4 páginas b/n)
Un striptease muy particular: absolutamente integral e inverso y con partitura musical incorporada.
“Delta blues” (Cimoc nº 68, 9 páginas b/n)
Este episodio forma parte de la serie “Tom´s Bar”.
Estados Unidos, durante la II Guerra Mundial. Tom, además de regentar su bar, se dedica a otros trapicheos para sacar unos dólares extra. El final nos hará cambiar la primera impresión que nos hemos hecho sobre la personalidad del barman.
Fusión de comic noir –un joven que compra un revolver para iniciarse en el camino del crimen- y de historia costumbrista –las calles, los coches, el repartidor de hielo, la radio como fuente de entretenimiento y de información- de la vida en los años 40 en América.
Posiblemente la mejor reproducida de las historias en blanco y negro, permite distinguir mejor las distintas tonalidades de grises.
"Giuli Bai & co." (Cimoc nº 101, 9 páginas, color; Cimoc nº 102 , 6 páginas, color)
El drama o la novela negra se cambiaba aquí por el humor; Giuli Bai y sus inseparables, Max y Fransuá, son oportunistas en los asuntos amorosos, con pocas liras en los bolsillos pero esmerados y elegantes siempre que sea posible, de dudosa ocupación, de matar el tiempo en el bar Dria y “… a las diez y media, todos a la última sesión de cine como cada noche”.
En esta disección cómica de la Italia más picaresca de los 60, resulta imposible no pensar en películas como “Rufufú”, o “Los desconocidos de siempre”, con Marcello Mastroianni y Vittorio Gassman de protagonistas. Si en su primer título en color -“El hombre de las Filipinas” (leer también el post que hice sobre esta obra)- el cromatismo parecía haber sido incorporado a posteriori, aquí Milazzo ya domina la técnica, la historia ya se dibuja combinando tinta y tinturas, que sustituyen muchas de las líneas y de las sombras conseguidas con sus famosos grises.
Con todo este material habría salido un buen tomo recopilatorio, que con casi total certeza habría tenido una mejor edición que en el sufrido papel de la revista.
Se puede afirmar que el cine y la música han sido fuente de inspiración de la práctica totalidad de estos trabajos y que los autores les han rendido, a cambio, un maravilloso tributo.
Dejamos a “Marvin el detective” y el “Ken Parker” (únicamente el editado por Norma, en color) para próximas entregas.
Gran artículo de dos grandes autores. Tienes un montoncito de cosas de ellos en su sección en ARTBOX, desde donde me permito también enlazar tu post.:
ResponderEliminarhttp://www.artboxforum.com/viewtopic.php?t=1024
A Alexorbe: he seguido tu recomendación, gran tesoro esa dedicatoria. Veo que hay unos cuantos que le gusta el trabajo Milazzo (y donde está Milazzo, Berardi no debe andar lejos)
ResponderEliminarEn la actualidad Berardi y Milazzo ya no trabajan juntos, pero los dos siguen publicando material de gran calidad.
ResponderEliminarGiancarlo Berardi, después del cierre en Italia de "Ken Parker", en 1998 iniciò una nueva serie llamada "Julia". La protagonista es una criminòloga de una ficticia ciudad estadounidense (Garden City) y las historias (que salen con ritmo mensual y que ya han llegado a la entrega nùmero 125) son de género policiaco y thriller.
Aquì podéis ver algo:
http://www.sergiobonellieditore.it/auto/listarr_1?collana=4&code=arr_sp
Ivo Milazzo ha dibujado varios episodios de otro personaje, "Magico Vento", una serie de horror/western escrita por Gianfranco Manfredi y dibujada entre otros por el español José Ortiz. Es una pena que todo este material no se publique también en España.
ay qué pena que no se pueda leer todo lo que han hecho estos dos grandes en castellano en condiciones, qué pena más grande (y lo intentó norma, pero no tuvo suerte), cuánto nos perdemos por aquí. Al nivel de los más grandes, todo ken parker y las joyitas de historias breves. Ay qué pena. Qué sólos se quedan Alan Moore, Eisner, Muñoz y Sampayo o Carlos Giménez sin ellos.
ResponderEliminarGrandísima entrada Giuseppe que enlazo en la entrada de mi blog.
ResponderEliminarUn saludo.