miércoles, abril 01, 2009

CRÍTICA: KICKBACK de David Lloyd

Aprovechando que mañana jueves tendremos la suerte de que David Lloyd, el dibujante de una de las mejores historias de Alan Moore y, por ende, de la historia del cómic a mi entender, V de Vendetta, estará por tierras castellonenses como autor invitado a las V Jornadas del Cómic de Castellón (CòmiCS’09), qué mejor momento que éste para hacer una reseña de una de las últimas obras de este reputado dibujante, Kickback, en esta ocasión como autor completo, publicada hace más de dos años por Planeta DeAgostini en dos tomos (El acuerdo y El vientre de la ballena) en formato álbum europeo (recordemos que la primera edición de esta obra fue de 2005 para Editions Carabas, posteriormente traducida en el 2006 en inglés para Dark Horse).

La historia de Kickback (Soborno en castellano) arranca con un caso de asesinato/vendetta múltiple a causa del tráfico de drogas, un parece a primera vista típico ajuste entre bandas, que el inspector Joe Canelli tiene que investigar. Al mismo tiempo coincide este hecho con un ataque directo al cuerpo de policía, rompiendo lo que estos últimos denominan el “acuerdo” entre ellos y los traficantes y la mafia. La corrupción al más alto nivel, donde ciertas cosas son permitidas y “compradas” para que todos miren hacia otro lado y haya un pacto tácito que controle las calles y el mercado. Pero algo ha ocurrido para que esa tenue armonía de coexistencia explícita se rompa y, como era de prever, se desboque y, con ello, llegue el caos a la ciudad. También cuenta la historia personal de Canelli, sus miedos, sus recuerdos, sus sueños constantes que no sabe interpretar y que le retrotraen a un pasado que no recuerda pero que está ahí latente a causa de un trauma de su infancia que le provoca el bloqueo mental del que no puede salir.

Correcto relato de género negro, siendo ésta es la típica historia de subgénero policiaco, de detectives del Departamento de Policía de Franklin City, en lucha contra el narcotráfico, lo que éste puede llegar a estar introducido dentro de la propia policía corrupta que quiere sacar tajada del reparto del pastel (me viene constantemente a la mente la magnífica serie televisiva The Wire, muy, muy recomendable, donde la similitud con esta obra de Lloyd es más que palpable), aderezado todo al mismo tiempo con una historia paralela, la del protagonista, Joe Canelli, y sus constantes sueños intentando recordar hechos de su infancia que perdió tras un trágico accidente de coche donde murieron sus padres. Lloyd ha intentado enfocar esta obra como si de dos historias paralelas y complementarias se tratara, centrándose en su protagonista principal, Joe Canelli, en su faceta de policia que lucha por discernir lo que está bien y mal y lo correcto e incorrecto, en definitiva, la esencia misma de ser un buen o mal policía… a la vez que trata del ser interior, de sus relaciones con su familia, de lo que le aturde y asusta, de no poder descubrir su pasado para poder resolver el significado de su recurrentes y herméticos sueños… el hombre y el policía, enfrentándose a los miedos que les atenazan por separado, y que no les permite actuar libremente sin ser consumidos por la duda y la incerteza.

Como muy bien reconoce el propio David Lloyd en su website, desde muy joven fue un ávido lector de novelas de género negro de grandes escritores como pueden ser Ian Fleming o Mickey Spillane, sobre todo su novela favorita de éste último, The long wait (Tras sus propias huellas) cuyo protagonista era Johnny McBride. También recibió influencia de series policiacas para la pequeña pantalla como M Squad, Staccato o Naked City, así como películas como las de Harry el sucio, A quemarropa o Bullit. Todo esto indica a las claras cuál es el género en el que Lloyd se mueve como pez en el agua, el thriller, el género negro, el policiaco y así lo podemos ver reflejado en otras de sus obras desde, podríamos situarla en esta categoría, V de Vendetta, pasando por adaptaciones de obras de Chandler como El lápiz o una dedicada a un mutante Marvel, Madrox, o incluso el número que realizó de Grobal Frequency. Aquí ha intentado introducirse en un mercado que considera que le es más afín por el trabajo que realiza, el mercado franco-belga, una industria que desde siempre ha respaldado el gran género negro dentro de una sólida tradición “polar” (sólo tenemos que echar una mirada a grandes nombres de la BD como Tardi o Van Hamme), donde aparte del misterio y la forma de resolver los casos, da mucha importancia a saber moldear y darles prestancia a los protagonistas, humanizándolos y haciéndolos cercanos a nosotros como lectores, teniendo sus dudas y problemas personales a la vez que siendo capaces de ser buenos profesionales en cumplimiento del deber.

Lloyd aplica en este trabajo su talento para transmitirnos esas atmosferas cargadas gracias a ese dibujo realista a la vez que pseudodifuminado, acompañado como no de ese color sucio y apagado, de tonalidades frías, que le es tan característico y que es una de sus señas de identidad, que da a sus historias ese toque noir que tan bien le va a relatos de tramas oscuras, incluso con trasfondos psicológicas, haciendo un uso correcto, como el propio autor reconoce, del ordenador como herramienta a la hora de crear efectos que le ayuden sobre todo en la recreación de fondos, los cuales se confunden y se mimetizan perfectamente a su estilo sin chirriar lo más mínimo.

Ahora sólo me resta acudir a la cita del jueves con el autor, cargadito con las obras que poseo de él, desde el V de Vendetta, como no, así como como su adaptación de la obra de Raymond Chandler (junto a Jerôme Charyn) “El lápiz”, su trabajo bélico en la historia de Garth Ennis "Nightingale", su delirante Territorio con guiones de Jamie Delano y, por supuesto, con estos dos álbumes de Kickback que recogen la historia que hoy os hemos acercado desde este vuestro blog.

Un saludo cordial.

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