CRÍTICA: LOS RATONES TEMPLARIOS # 1: LA PROFECÍA de Bryan J. L. Glass & Michael Avon Oeming

La serie tantas veces anunciada, y largamente esperada, por fin ha llegado a nuestras manos. Después de haber visto, de tanto en tanto, retazos de la obra a través del blog de Jorge Iván Argiz, comentado en la visita del dibujante a las Jornadas del Cómic de Avilés y ojeada alguna que otra vez la web oficial de este título, Dolmen Editorial acaba de publicar el primer arco argumental de Los Ratones Templarios (Mice Templar): La Profecía, con guiones de Bryan J. L. Glass, lápices de Michael Avon Oeming y color de Will Quintana, a lo que hay que añadir la magnífica traducción de un reputado ya en estas lides Diego García.

Así, a grandes rasgos, Los Ratones Templarios nos cuenta la historia de Karic, un joven ratón perteneciente al pueblo de La Cañada del Grillo, el cual está escuchando, en boca de Leito, la historia de leyenda de los Ratones Templarios y su mejor guerrero y precursor, Kuhl-En, cuando estos protegían y defendían las Tierras Oscuras del mal… hasta que la división y las disensiones llegaron a los mismos, terminando en una guerra de hermanos contra hermanos que los relegó en el olvido. Pero una esperanza y una profecía está aún por hacerse realidad, y un nuevo templario surgirá de las sombras, el Liberador Prometido, bajo el auspicio del Dios Wotan, para dar esperanza al pueblo de los ratones, subyugado por la tiranía de su rey-títere Icaro el Grande en su corte de Dealrach-ard en el Valle, un traidor a su pueblo aliado como está con los guerreros-ratas y las comadrejas… y esa esperanza será Karic, que verá la fuerza de su poder cuando el mal esté apunto de surgir de lo más profundo de las entrañas del universo. Toda una historia fantástica que tiene como base de la misma la siempre dualidad existente y antagónica entre el bien y el mal, entre la noche y el día, el crepúsculo y el amanecer… y las fuerzas ocultas e incomprensibles que ello conlleva.

Esta historia legendaria, perfectamente entretejida por Glass partiendo de una primera idea-proyecto de Oeming, nos recuerda a multitud de historias de género fantástico que beben de la mejor y gran referencia de todas, El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien, y que tiene su mejor exponente hoy en día en otra serie de novela-río, la de George R. R. Martin, Canción de Hielo y Fuego (no por nada son las dos grandes "R.R." de la literatura fantástica). Seres míticos y de leyenda, influenciados por toda la tradición mitológica nordica y centroeuropea, y con claras referencia a la tradición cristiana extraída de la época más oscura de tradición medieval (los Templarios es un claro ejemplo de ello), que Glass sabe perfectamente ordenar y ponerla in crescendo creando una historia coherente y perfectamente narrada, y que un solo arco argumental nos pone al día de todo un mundo nuevo creado ex profeso por los autores para esta serie. Y todo ello narrado bajo el prisma de toda una serie de animales antropomorfos que son los únicos y verdaderos protagonistas… toda una fauna inteligente formada por ratones, ratas, comadrejas, buhos, águilas, murciélagos… seres con todas las virtudes de los animales y, al mismo tiempo, con todos los defectos del ser humano.

Y que mejores prologuistas para esta obra que los mismísimos Bill Willingham y Mark Buckingham, alma máters de esa gran historia de cuento que es la multipremiada Fábulas, donde, como todos ya muy bien sabéis a estas alturas, es la libre y particular visión de los cuentos tradicionales de toda la vida que nos leían de pequeños adaptados ahora a la vida contemporánea. Y qué decir del otro prologuista, Víctor Santos, creador de una de los mejores cómics de fantasía en nuestro país, los Reyes Elfos, y continuador como dibujante de esta serie en el siguiente arco argumental que ya se está publicando en los USA bajo el sello Image.

Reconozco que de Glass desconocía hasta la fecha su trabajo en el noveno arte (sólo de su colaboración tambien con Oeming en su revisión moderna del Quijote publicado aquí por Planeta), pero del que sí que puedo hablar es de Oeming… hasta la fecha he seguido toda su trayectoria en la serie Powers y, reconociendo que en un primer momento me costó un poco adaptarme a su estilo cartoon (que bebe directamente de un maestro de maestros como es Bruce Timm y todo su excelente trabajo en las series de animación de Batman y las que le sucedieron), y más en una serie claramente de género negro aunque los superhéroes “campan a sus anchas” (y nunca mejor dicho), he de reconocer ahora que me equivoqué en su momento y, esta serie, ya no la podría ver de otra forma que no fuera con los lápices de Mike. Es una de las mejores series del panorama comiquero actual (y no lo digo por decir), con una frescura y un saber mezclar las temáticas de forma acertadísma y con un Bendis en estado de gracia con una serie de género negro que le viene como anillo al dedo.

En la obra que tratamos hoy, Oeming cambia redicalmente de temática, ahora de corte fantástica con personajes antropomorfos, pero recociendo el lector enseguida su estilo tan personal que todos ya conocemos, apoyado con un gran color (con un gran juego de tonos apagados buscando en el juego de luces una ambientación oscura apropiada y que ni pintada para las Tierras Oscuras) obra de Will Quintana.

En cuanto a la edición de Dolmen, hay que reconocer que las expectativas creadas por todos los comentarios vertidos desde la editorial respecto a la misma han sido confirmadas y la edición está a la altura de la calidad de esta obra. Tomo de tapa dura, papel satinado, buena impresión y una buena cantidad de extras que, a pesar que han elevado un poco el precio del mismo, una vez rehecha de nuevo la edición prevista en un primer momento, son realmente acertados y útiles porque, aparte de las consabidas introducciones de autores de la talla de Willingham, Buckingham y Santos como ya hemos dicho, y de los propios autores de este volumen, así como las portadas de cada uno de los números americanos y un buen número de pin-ups de otros tantos dibujantes que han querido aportar su homenaje a esta obra, también nos ofrecen una historia extra en B/N (la primera historia de esta serie cuando ésta aún era un proyecto en ciernes) y un magnífico y fundamental glosario que nos pone al día de todos los términos creados y utilizados para escribir y dar forma a esta epopeya de corte fantástico/heroico y que beben, como también hemos referenciado más arriba, de las mitologías europeas y de la tradición cristiana, ayudado naturalmente todo ello por el consabido mapa contextual presente en cualquier historia de fantasía que se precie y que consigue situarnos y orientarnos sobre el terreno.

Una obra de la que he disfrutado como un niño leyéndola que, a pesar de su abundante nomenclatura de lugares y nombres, se lee con tremenda facilidad, gracias también al apoyo del glosario de términos final del libro, resultando una historia muy amena perfectamente hilvanada por Glass, apoyado con un magnífico dibujo de Oeming, secundado correctamente por un acertado color de Quintana, todo y que, después de un vistazo por las páginas en B/N de la web de este título, uno no sabría por cuál decantarme si tuviera que elegir entre el blanco y negro o el color.

Ahora a esperar la continuación, con el arco argumental Destino, esta vez con lápices de nuestro Víctor Santos que, visto lo visto también por la red, está a la altura del encargo (lógico después de leer su extensa obra personal de los Reyes Elfos), realizando un magnífico trabajo, donde demuestra claramente que va perfeccionando su quehacer día a día, utilizando cada vez más con más precisión todo un recurso como es el juego de luces y sombras en sus obras tanto de género fantástico como de serie negra y afianzándose definitivamente en el mercado estadounidense.

Un saludo cordial.