miércoles, noviembre 24, 2010

CRÓNICA: EXPOSICIÓN DE “SUPERFLAT: NEW POP CULTURE” [TAKASHI MURAKAMI] EN MADRID

El domingo pasado visitamos la exposición “Superflat: New Pop Culture” en la sala de exposiciones del Distrito Moncloa-Aravaca en Madrid, dedicada al artista japonés Takashi Murakami. Esta muestra estará abierta al público hasta el 9 de enero de 2011.

Casi toda la exposición consta de litografías sobre papel donde se pueden ver multitud de personajes y motivos diversos que conforman el imaginario de este autor multidisciplinar que ha roto moldes en el diseño y su visión del arte para las masas. También se pueden ver algunas vitrinas que albergan figuras de pequeño tamaño creadas a raíz de diseños y personajes suyos, así como un par de vídeos donde se puede observar el trabajo de este creador.

El término con el que Murakami cataloga y define su estilo es Superflat, que según reza el díptico de la exposición es “donde funde sin fisuras las técnicas de la pintura tradicional japonesa con los estilos gráficos contemporáneos que se encuentran en las historietas manga y en el anime... El Superflat [Superplano] se refiere al hecho de que el espacio pictórico en sus trabajos es literalmente plano (“flat”), ya que puede leerse de igual manera desde diferentes puntos de vista, y también debido a la falta de conciencia de toda jerarquía en las referencias visuales que él utiliza”. Este concepto proviene de lo plano en la pintura tradicional japonesa, que el autor quiere explotar y hacer suya como algo genuino y autóctono, pero desde un enfoque novedoso que evolucione hacia un nuevo siglo y otra mentalidad más ecléctica y abierta de la cultura japonesa de hoy.



Con esa clara influencia del arte tradicional japonés y del manga y del anime, estos últimos verdaderos baluartes de la cultura japonesa desde mediados del siglo pasado y del siglo XXI, vemos en la obra de Murakami un verdadero estallido de color que inunda cada una de sus ilustraciones, conformadas por multitud de personajes surrealistas ideados y perpetrados desde una mente muy creativa, inventiva e imaginativa, como si de la imaginación de un niño se tratara y, a través de las ventanas que son sus ojos, viéramos un mundo fantástico y paralelo donde los colores vivos y primarios lo inundan todo y la alegría parece desbordar los márgenes de las litografías o pantallas, o del espacio que circundan sus esculturas y representaciones figurativas, según el soporte con el que este autor y su taller utilice, apoyándose en el ordenador y las nuevas tecnologías como verdaderos motores del arte del siglo XXI.

Murakami estudió y se licenció en pintura japonesa tradicional (nihonga) de la que intentó dar un paso más, de contrarios podríamos calificar, y experimentar con nuevos conceptos y nuevas formas más adaptadas a su tiempo, más contemporáneas y futuristas, impregnadas de una fantasía desbordante y llena de estallidos de color, pero siempre echando una mirada hacia atrás para reutilizar conceptos y enseñanzas provenientes del pasado de la riquísima cultura japonesa.

Las tres vitrinas que encontramos en la exposición contienen esas pequeñas esculturas representando esas creaciones, inverosímiles e impensables algunas, que el mismo Murakami ha reconocido que son influencia directa de todo ese merchandising de pequeñas figuras creadas a raíz de toda una multitud de películas hollywoodienses, representando personajes y objetos que aparecen en las mismas para su posterior comercialización, creándose a la postre un auténtico coleccionismo de las mismas, muchas veces con el paso del tiempo, piezas codiciadas y buscadas por auténticos coleccionistas y fans de las mismas, localizando su punto de partida de todo este fenómeno en los innumerables productos surgidos de la factoría de Georges Lucas a raiz de todo el universo creado con las sagas de Star Wars, verdadera fuente de inspiración directa como muy bien reconoce el propio artista.

En estas vitrinas, junto a multitud de creaciones de la Factoría Murakami, podemos observar a dos personajes fundamentales en su producción, Kai Kai y Kiki, que son los que a la postre dieron nombre a la empresa de Murakami, y son una alusión a un pintor del sigo XVI, Kano Eituko, representante de la Escuela Kano. Tambíen podemos ver dos de su personajes de los inicios de su carrera, Miss Ko2 (una camarera que aspira ser cantante) e Hiropon (representando a una chica a la que le sale leche de sus pechos que se unen formando una cuerda para poder saltar). Otro personaje es el Hyakume, de forma ovalada que es la representación de un monstruo popular japonés y que también recuerda a la figura de Buda.

Mención aparte merece el hablar de Mr. Dob, un personaje de cabeza redonda con dos largas orejas donde están escritas las letras D y B que, junto a la O que forma su rostro, conforman su nombre, y que en realidad es el álter ego del autor, el cual se ha inspirado para su creación en la cultura japonesa y, como no, en el manga y el anime.



Para hablar del sistema de producción en cadena que utiliza Murakami, comentar primeramente que éste se inspiró claramente en el sistema de producción ideado por Warhol y su sistema de serigrafías. Para llegar a este punto, Murakami creó en 1996 la Hiropon Factory pero, ante el aumento de la demanda de sus obras desde todos los rincones del mundo, crea en el 2001 la KaiKai Kiki Co., con sedes en Japón y en los EE.UU., donde trabajan un gran número de trabajadores y escuela de multitud de artistas en formación, y donde Murakami se encarga de los bocetos previos de la obra a crear y del acabado final de la misma. También en el 2004 creó su propio estudio de animación integrado en esta Factoría para la producción y creación de anime.

Y, para finalizar, comentar el sistema utilizado en la exposición para que las personas ciegas puedan leer el texto que acompaña a cada una de las litografías gracias al método de lectura táctil braille, así como alguna que otra obra también tiene un pequeño dibujo en altorrelieve en un lateral imitando la ilustración que lo acompaña para que con el tacto se puedan hacer una idea de la forma de lo representado.

Una exposición que, aunque pequeña comparada con alguna que otra realizada en nuestro país sobre la obra de este autor y contando con una reducida representación de su extensa obra en varios campos (aquí sólo podemos ver unas cuantas litografías y un pequeño número de sus famosas figuras en miniatura), es recomendable para el que no conoce aún a ciencia cierta la obra de este autor nipón e introducirse en un fantástico y maravilloso mundo que te entra por los ojos de una manera directa y brutal, desconectando por unos momentos de la realidad que te rodea y provocando que veas y captes que hay otras formas y representaciones visuales fuera de tu alcance, ya que son pura fantasía dentro de un discurso de ficción, pero que son perfectamente posibles si pones algo de tu parte y das rienda suelta a tu imaginación.

Un saludo cordial.

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