miércoles, diciembre 01, 2010

IRON MAN: LA 2ª GUERRA DE LAS ARMADURAS (Byrne/Romita Jr.)

A pesar del título, el contenido de este Marvel Héroes poco tiene que ver con La Guerra de las Armaduras original (por David Michelinie, Bob Layton, Mark D. Wright y Barry W. Smith, publicada tres años antes) y mucho con el desembarco en la colección del Vengador dorado del dream team creativo formado por John Byrne (guión) y John Romita Jr. (dibujo). Por lo que atañe al primero, a principios de los `90, que es la época de que datan estos tebeos, Byrne ya había escrito y dibujado prácticamente todas sus obras más reconocidas y poco le quedaba por demostrar. Por su parte, para Romita Jr. esta obra supone su regreso a un título en el que ya hizo historia varios años antes.

El argumento base de esta GAII es que, si en el pasado los enemigos de Iron-man se las han arreglado para tomar el control de su armadura y utilizarla a su antojo, ahora alguien controla el sistema nervioso del ser humano que va dentro y por extensión su propio cuerpo, lo que llevará a Tony Stark a enfrentarse al responsable con la ayuda de su fiel escudero Rhodey a la vez que hace frente con sus facultades mermadas a un clásico adversario que regresa con renovados bríos y muchas ansias de venganza: el Laser Viviente.

Sin llegar a la narrativa descomprimida tan propia de los tiempos actuales, Byrne se lo toma con bastante calma a la hora de contarnos esta historia, que va intercalando con un argumento secundario que trae de regreso al Mandarín y recupera a Fin Fang Foom, un monstruoso dragón cuyo origen se remonta casi a la prehistoria Marvel (Strange tales nº 89 USA, 1961).

Precisamente si hay algo que destaca del trabajo del escritor, apoyado en muy gran medida por los fantásticos diseños de JR Jr. (a quien también se debe la renovada imagen de Mefisto en las páginas de Daredevil), es su habilidad para adaptar viejos adversarios a los nuevos tiempos. En estos últimos años la tónica seguida para remozar villanos ha sido la de volverlos más sedientos de sangre o más dementes. Sin tener que recurrir tan fácil recurso Byrne se las ingenió para convertir a un perdedor como el Laser Viviente en alguien a respetar, y dotar de entidad a un personaje que hasta entonces rozaba lo ridículo como lo era el Mandarín. Si la valía de un hombre se mide por la talla de sus adversarios, llegados a este punto Tony Stark/Iron-man puede sentirse orgulloso de sí mismo.

Y respecto del dibujo, estamos ante un Romita que se ha aleja tanto del clasicismo de sus primeros trabajos (Amazing Spider-man o Iron-man) como del estilo más sobrio y equilibrado pero a la vez único y reconocible de su actual producción. Este tebeo se situaría en una etapa intermedia en la que también dibujó Unncany X-Men o Daredevil, y que se podría definir como de experimentación y búsqueda de una identidad propia como artista: un trazo más nervioso, líneas finas sabiamente combinadas con mucha mancha negra, gran expresividad -me atrevería a decir que incluso expresionismo- en detrimento del detalle y, sobre todo, espectacularidad plasmada en unas escenas de acción que se desarrollan sin prisa pero sin perder ni un ápice de dinamismo.

Todo ello hace de este Iron-man una obra que sin estar a la altura de lo mejor de los autores merece un hueco en cualquier estantería. El único punto negativo sería el hecho de que en la presente edición concluye antes de que eclosione la trama del Mandarín, privándonos así de la oportunidad de disfrutar de la saga que enfrenta al cabeza de lata con su némesis (con permiso de Obadiah Stane), conocida como ‘La Semilla del Dragón’.

Sería interesante su recuperación en este mismo formato Marvel Héroes. Como hándicap se me ocurre que esos tebeos no los dibuja Romita Jr., que abandonó prematuramente el barco renunciando así a la posibilidad de dibujar una seguida de números con peso suficiente como para hacernos olvidar su primer periplo en el título, sino Paul Ryan. De todos modos y a pesar de que en estos cómics Ryan todavía no ha alcanzado el nivel de excelencia de sus trabajos actuales, leída la obra en su conjunto en su edición de Planeta de Agostini puedo asegurar que merece igualmente la pena.

Otro problema sería la extensión de los tebeos que restan por publicar de este Iron-man de Byrne, que exceden en número total de páginas las alrededor de 200 que habitualmente tienen los libros del coleccionable, aunque dejando fuera los tebeos que siguen a ‘La Semilla del Dragón’ la idea no resulta tan descabellada. Confiemos en Panini.

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