miércoles, noviembre 02, 2011

CRÓNICA: XXXV SALÓN INTERNACIONAL DEL CÓMIC DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS (GIJÓN 2011)

El pasado sábado 15 de Octubre me desplacé hasta Gijón para asistir a las actividades del XXXV Salón Internacional del Comic del Principado de Asturias, uno de los más antiguos de Europa y que actualmente atraviesa bastantes dificultades económicas que nos hacen pensar a los allí asistentes que esa será la última edición que se va a celebrar.


Afortunadamente hasta el momento y aunque haya sido a duras penas, el Salón se ha podido celebrar y, un año más, hemos podido disfrutar de algunos momentos memorables, utilizando como escenario el edificio del Antiguo Instituto Jovellanos, hoy en día restaurado y acondicionado como centro cultural. Es una magnífica elección como sede ya que su recuperado estilo arquitectónico proporciona un agradable entorno para celebrar un evento de este tipo.


En esta edición y para seguir manteniendo el gancho y su caracter internacional se ha contado con la presencia de dos pesos pesados de la escena europea como son Hermann Huppen y Jean Claude Mézières. A este último iba dedicada la exposición estrella del Salón en la que se hacía un recorrido por el grueso de su obra, principalmente constituida por las aventuras de Valerian, Agente Espacio Temporal y su inseparable Laureline, así como su colaboración con el cineasta Luc Besson en "El Quinto Elemento" y que a la postre ha marcado un antes y un después en su ya fructífera trayectoria como artista.




A pesar de que no tuvimos la oportunidad de ver dibujos originales, el recorrido por las reproducciones de su obra en gran formato resultó muy agradable, tal y como se puede apreciar en las fotos que acompañan estas líneas. Además de las reproducciones, también formaban parte de la misma unas tiradas numeradas de los croquis realizados durante su colaboración en el ya citado film de Luc Besson. Por cierto, si alguien está interesado en hacerse con alguna de ellas, lo puede hacer a través del siguiente enlace.


Continuando con la programación del día, se celebró para deleite de todos los allí presentes una charla con Jean-Claude Mézières ilustrada por una presentación de imágenes seleccionadas por él mismo que recogían los momentos clave de su historia como dibujante e ilustrador. Conducidos por sus palabras, fué contando poco a poco cómo había había sido su periplo hasta llegar a ser el gran artista que es hoy en día. Comenzó relatando que cuando era un chaval empezó estudiando en una escuela de Artes Aplicadas (textiles y papel) como forma de aprender un oficio. Allí conocio a un tal Jean Giraud, mucho antes de ser Moebius, del que rapidamente se hizo amigo. Al mismo tiempo y gracias a su habilidad para dibujar, ambos empezaron a realizar sus primeras ilustraciones de tipo técnico para pequeñas editoriales. Durante dos años le toca hacer el servicio militar en Argelia, para nada un buen lugar donde estar. Una vez terminado éste, continúa como ilustrador, aunque en ese momento se decide a cumplir su sueño americano, irse a USA para ser un cowboy. Durante unos meses trabaja en ranchos en Utah y Montana, tiempos duros. En Salt Lake City se encuentra con un viejo amigo, Pierre Christin, que trabaja como profesor de francés. Es allí donde ambos deciden que deben trabajar juntos. Mézières sigue unos cuantos meses más como cowboy.


De regreso a Francia, consigue trabajo en una nueva publicación, Pilote, donde dibuja historias guionizadas por Fred. Cuando Christin vuelve a Francia, se proponen realizar un proyecto juntos, concretamente un western. En ese momento ese género está ya saturado de series en el mercado francés, así que a Pierre Christin se le ocurre girar su mirada hacia la ciencia-ficción, género que aún no había sido suficientemente explotado. Además en aquella época la carrera espacial estaba en su apogeo y 2001 se proyectaba en los cines. Es así como nace Valerian, Agente Espacio Temporal, que iniciaba sus andaduras por las páginas de la Revista Pilote; el resto ya es historia.


Con gran cantidad de detalles, Mézières nos contó cómo fue la evolución del personaje y sobre todo que la historia de Valerian es la de Laureline, su amiga-compañera. Ambos, Christin y él decidieron que no sería un personaje sombra, si no uno con peso y personalidad propios. Cuando presentaron la idea de introducir una chica joven, guapa e inteligente sobre todo, fue muy bien acogida puesto que no era algo muy usual en los tebeos de la época.


Una vez repasada su biografía, pasó a explicarnos un poco en qué consistía su forma de trabajar, la relación guionista-dibujante, el proceso creativo, los bocetos, el entintado, el color aportado por su hermana Évelyne Tran-Lé a sus viñetas (pequeñas para él que gusta de hacer ilustraciones en gran formato)... pudimos también ver fotos de él en su estudio y de todo lo antes descrito que nos aportaron una idea muy clara de como es su día a día cuando dibuja.


¿Y el futuro? Una nueva aventura de Valerian y Laureline que saldrá en cuanto lo termine... aunque para ello habrá que esperar. Después de todo lo que nos contó, los allí asistentes rompimos en aplausos, aunque el momento más emotivo fue cuándo el director del Salón le hizo entrega a Mézières del Premio como Mejor Dibujante que le fue concedido en 1978 y que nunca pudo tenerlo en su poder porque el premio estuvo todo este tiempo perdido... baste decir que se escaparon algunas lágrimas.



Aún hubo tiempo para conocer a los ganadores de los premios Haxtur, los premios que concede la revista El Wendigo, y la posterior ceremonia de entrega de los mismos. Y claro está, el momento emotivo de nuevo al reunir a los ganadores ex-aequo del premio "El Autor que amamos", Hermann Huppen y Jean-Claude Mézières... los aplausos no se hicieron esperar. Faltaba el tercer premiado ex-aequo, la ilustradora Nuria Pompeia que por enfermedad no pudo asistir al evento.


Como colofón a la extraordinaria tarde que llevabamos, un momento de talento de las dos estrellas invitadas ralizando unos dibujos de sus personajes allí, en vivo y delante de todos los asistentes... y, por fín, la consiguiente sesion de firmas que daba por finalizado un Salón que, aunque breve, brilló con la luz propia de sus invitados. No sabemos lo que ocurrirá el año que viene, pero esperemos que las cosas vayan mejor y que podamos nuevamente disfrutar del acontecimiento y así poderlo contar para todos nuestros lectores.

2 comentarios:

  1. Yo estuve allí y confirmo lo que has escrito. Edición de recuperación de cierto esplendor del Salón y artículo fiel.

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  2. Gracias por el comentario...esperemos vernos el año que viene...eso significará que se celebrará una nueva edición.

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