lunes, febrero 27, 2012

MEZEK de Yann & André Juillard

Mezek
Dibujo y color de André Juillard
Guión de Yann
Norma Editorial
Tapa dura, color, 64 págs.
PVP: 17 euros

Conforme está el panorama económico, ni editoriales ni bolsillos de aficionados pueden mantener el ritmo de novedades mensuales de años anteriores, así cada vez aumenta más el número de títulos que nos gustaría leer de entre la avalancha de publicaciones de allende los Pirineos. Editado en abril de 2011 por Éditions Le Lombard, “Mezek” de Juillard y Yann llega este mes en castellano de la mano de Norma, ¿pronto, tarde, tardísimo?, algunos no quisimos esperar y lo leímos en su versión original.

Hay que situarse en el verano de 1948 durante la primera guerra árabe-israelí, el recién creado estado de Israel sufre un bloqueo de armas internacional para, en principio, evitar la guerra, pero que, como en la mayoría de ocasiones, esto sólo beneficia a una de las partes: la que ya está bien armada.



Para defender el espacio aéreo y evitar los bombardeos, la Israelí Air Force no cuenta con suficientes aviadores entrenados para pilotar los escasos aparatos que llegan de contrabando y ha de recurrir a mercenarios extranjeros llegados de todas partes para combatir a las fuerzas aéreas enemigas. La necesidad obliga y hay que tragarse las tradiciones hebras, y apurar el plato aunque no sea kosher -alimento puro o apropiado según su religión-, ya que además de contar con combatientes gentiles, la aviación israelí se apoya en unos remodelados Messerschmitt Bf 109 alemanes que reciben el nombre de “Mezek”. Como una travesura de la Historia, los protagonistas de la Batalla de Inglaterra de 1940, se vuelven a enfrentar pero en bandos inusitados, los Spitfire británicos vuelan ahora por los árabes y los Messerschmitt Bf 109 de la Luftwaffe ¡por Israel!



Nuestro protagonista Björn es uno de estos pilotos, y conforme vamos progresando en la historia veremos que no ha venido desde Suecia al lugar más conflictivo del mundo sólo por la muy buena paga más primas, o la aventura, sino para huir de su pasado.



El arte de Juillard nos regala vigorosas escenas de acción, en las que se luce recreando diversos modelos de aviones combatiendo en el aire y, como contrapunto, otras de calma tensa en tierra, en las que se revisan los aparatos o se mata el tiempo a la espera de la próxima salida. Riguroso como es habitual en la documentación y en los detalles de vehículos, uniformes o paisajes.



Para los buenos observadores: buscad el guiño a Blake y Mortimer, los personajes de la serie homónima creada por E. P. Jacobs de la que Juillard ha dibujado 4 títulos.

Contar una historia ambientada en el interminable conflicto árabe-israelí es poco menos que delicado, con más de medio siglo de continuos enfrentamientos, terrorismo y toda suerte de barbaridades cometidas por unos y otros, resulta misión imposible no salir escaldado si se quiere ser algo así como imparcial. Yann huye de ser un Leon Uris (escritor americano de origen judío, autor de excelentes novelas como “Exodo”, “El Peregrino” o “El paso de Mitla”, pero en las que de alguna manera al final terminaba “llevándote al huerto”, un huerto judío eso sí), y se centra en hacer un relato sólo sobre una de las partes, así los árabes -egipcios, jordanos, sirios…- no cobran ningún tipo de protagonismo, aparecen sus aviones, sus blindados y transportes de tropas, bombardean y mueren, pero no vemos siquiera rostros que les puedan dar un rasgo de humanidad.



Es éste un relato sobre judíos en unas circunstancias muy complicadas: un estado embrionario envuelto en una guerra con casi todos sus vecinos, que está recibiendo oleadas de refugiados que huyen de la persecución y el genocidio en Europa, y con problemas ideológicos internos.



Así pues, un cómic en un entorno histórico interesante, que cuenta con apuntes de misterio -demasiados accidentes en vuelo, hacen suponer de la existencia de saboteadores-, toques románticos -nuestro rubito y bien plantado Björn tiene algunos líos con elementos femeninos de la Haganá- sazonado con buena cosa de prejuicios judíos que, de forma chocante, recuerdan a los de un régimen político que de forma abreviada denominamos nazi. La única pega puede ser que el final, al menos en parte, sea demasiado previsible.


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