Este primer volumen del coleccionable lo podemos dividir en dos partes claramente diferenciadas... la primera, que consta de 6 números, correspondiente exactamente a la adaptación que Thomas y Chaykin realizaron de la primera película de esta space opera, Star Wars: Episode IV – A New Hope (como luego se denominó con la remasterización de la misma en 1997), y la segunda (5 números) es como una especie de continuación desde el punto en donde lo dejó el primer film, rellenando el hueco que hay hasta la segunda película de la saga (Star Wars: Episode V – The Empire Strikes Back, de 1980), que comprende unos tres años, con guiones fundamentalmente de Thomas y Chaykin al dibujo, sustituyéndolo a los lápices en el último número que conforma este volúmen (el 11) por otro mítico dibujante, Carmine Infantino.
Nuestro colaborador Luis ya habló de estas historias en el post que hizo hace cinco años, coincidiendo con la salida al mercado de los tomos (un total de 7) de Planeta DeAgostini Clásicos Star Wars: Hace mucho tiempo..., donde el primer volumen, Doomworld, incluye estos 11 primeros números en un tomo de más de 300 páginas.
Aquí vemos, como primer punto a destacar, el trabajo de un incipiente Howard Chaykin en sus comienzos en su carrera como dibujante de cómics, y aunque tiene un trazo y un estilo acorde a la época en que se realizó esta fidedigna adaptación (más del guión preconcebido originalmente por Lucas que del film que se pudo ver en el 77), no reconocemos ese otro estilo que a posteriori imprimió a su obra, con esos rasgos y anatomías tan contundentes en sus personajes por todos conocidas por los aficionados y que ha sido (y es) santo y seña de este autor.
Como ya hemos comentado, los guiones son una garantía de la mano de Roy Thomas, todo un especialista en adaptar grandes obras (como siempre hemos visto y disfrutado en su extenso trabajo en Conan), y como ya hemos dicho antes, realiza un buen trabajo en esta obra adaptando al pie de la letra lo que se vio en la gran pantalla, incluyendo pequeñas y curiosas licencias como puede ser la representación de Jabba el Hutt (aquí habría que ver si es idea/mérito del guionista o del dibujante, o de ambos), que no aparecía aún como personaje en el primer film de la saga (a Lucas no le pareció apropiado que fuera representado así, careciendo aún en esos momentos de la tecnología apropiada que le permitiera hacerlo como realmente él quería verlo y que sí logró en el 97 con la remasterización de la trilogía original), radicalmente diferente a la vista en el tercer film de Lucas, El retorno del Jedi.
La adaptación del primer film de Star Wars al cómic, y siempre circunscribiéndonos al período en que ésta se realizó (finales de los 70), es hija de su tiempo, con esa manera de desarrollar las historias muchas veces de una manera insistentemente didáctica, sin dejar espacio a la imaginación del lector, con unos dibujos que seguían al pie de la letra los guiones, con un estilo muy ochentero y con ese uso de colores cálidos y planos que ahora ya no estaríamos acostumbrados a leer y ver pero que en su época entraban por lo ojos y de qué manera, ofreciéndote una forma de narrar y de ver las cosas nunca hasta la fecha vistas, con un estilo pseudorealista que intentaba asemejarse lo más posible a lo que es real, y con unas historias de acción, aventuras, fantasía y de ciencia ficción que intentaban colarse en el imaginario de los más jóvenes (y no tan jóvenes) para llegar a crear unos relatos que conseguirán con el paso del tiempo un lugar importante y preeminente en el acervo cultural de toda una generación, fuente de inspiración y modelo a seguir de generaciones venideras. La saga de Star Wars, y con ello el merchandising y demás productos que rodeaba al producto original de la franquicia (novelas, cómics...), marcaron un hito en la industria del entretenimiento, marcando un antes y un después de 1977, influenciando en unas cuantas generaciones, hasta desembocar ahora con la adquisición de la franquicia por parte de la Disney, que a buen seguro marcará una nueva e importante etapa que aún está por ver, pero que tendrá su relevancia e influencia solo mirando esta fusión que han conformado estos dos gigantes del entretenimiento con mayúsculas.
En esta primera historia, aparte de la semejanza con el original, o sea, la primera de las películas, tiene unas cuantas curiosidades que me gustaría comentar y destacar seguidamente. La primera y más destacable, y que ya hemos comentado antes, es la manera como fue representado uno de los personajes más representativos de la primera trilogía, Jabba el Hutt, aquí representado de manera humanoide y sin ningún rasgo físico más o menos destacable, muy diferente a como será representado en El Retorno del Jedi como un ser reptil cuyo rasgo más característico es su enorme volumen corporal aparte de ser repugnante de por sí y que, a diferencia del cómic, en la película habla el huttés y no el Galáctico Básico Estandar.
Curioso también hacer mención del encuentro entre Han Solo y el cazarecompensas Greedo en la cantina del espaciopuerto de Mos Eisley (donde aquí, a diferencia del film, no aparecen los famosos músicos de la Cantina Band), donde en el desenlace final de la conversación sí que es Solo quien dispara primero a Greedo, al contrario que en la versión remasterizada del film del año 97 (y a diferencia de la película original) donde cambian las tornas y es Greedo quien dispara primero a Solo.
Ya desde la segunda página ya
observamos una escena que, aunque fue rodada por George Lucas, no se
incluyó finalmente en la primera película de la saga: la de Luke
Skywalker observando la batalla que se libra en el espacio cuando la
nave emabajadora de la República es asaltada y capturada por un
crucero estelar imperial, así como la posterior escena junto a sus
amigos, entre ellos Biggs Darklighter y la charla que mantienen Biggs
y Luke antes de partir para entrar a formar parte de la academia de
pilotos de la flota imperial.
También curiosa y bien resuelta la manera con que representaron el salto al hiperespacio del Halcón Milenario a la velocidad de la luz en el cómic, con un facetado de diferentes colores al tiempo que se desliza por el espacio/tiempo.
También curiosa y bien resuelta la manera con que representaron el salto al hiperespacio del Halcón Milenario a la velocidad de la luz en el cómic, con un facetado de diferentes colores al tiempo que se desliza por el espacio/tiempo.
Curioso también hacer mención del encuentro entre Han Solo y el cazarecompensas Greedo en la cantina del espaciopuerto de Mos Eisley (donde aquí, a diferencia del film, no aparecen los famosos músicos de la Cantina Band), donde en el desenlace final de la conversación sí que es Solo quien dispara primero a Greedo, al contrario que en la versión remasterizada del film del año 97 (y a diferencia de la película original) donde cambian las tornas y es Greedo quien dispara primero a Solo.
También reseñar, por ser uno de los
personajes más conocidos de esta space opera, Boba Fett no aparece
en la primera película original de la saga, así como tampoco en el
cómic, aunque sí que es verdad que fue añadido en la versión
remasterizada del film de 1997 durante el encuentro de Jabba el
Hutt y Han Solo. También comentaremos que, aprovechando esta remasterización de la película, se publicó una nueva adaptación al cómic (con los nuevos añadidos) a cargo de Bruce Jones a los guiones y Eduardo Barreto a los lápices y de la mano, en esta ocasión, de Dark Horse Comics.
Ya entrando en la segunda parte del volumen (donde nuestros protagonistas se dividen, donde Han Solo y Chewie se van con la recompensa lograda por su ayuda en destruir la Estrella de la Muerte para saldar la deuda con Jabba el Hutt y acaban ayudando a un poblado de granjeros del planeta Aduba-3 contra unos mercenarios, mientras Luke marcha de la cuarta luna del planeta Yavin (donde se queda Leia) en busca de un nuevo lugar en otro planeta donde situar la nueva base de la Alianza Rebelde), curioso, muy curioso es la aparición de unos cuantos personajes creados ex profeso para las viñetas y que luego (lamentablemente o no, según gustos) no tendrán continuidad en la saga galactica en la gran pantalla. Tenemos desde un ser que es capaz de lanzar como cuchillos sus “púas” (rasgo curioso éste, el de seres con una especie de poderes, aparte de los rasgos físicos o el uso de la “Fuerza”, más característicos de los cómics de superhéroes que de los films de Star Wars), o una especie de gran conejo con una especial habilidad para dar patadas, o, sobretodo, ese peculiar Jedi que es Don-Wan Kihote que nos recuerda mucho a cierto conocido personaje creado por Cervantes... todos ellos, junto a Amaiza, Jimm y su robot-tractor FE-9Q, conforman un pintoresco grupo de mercenarios al servicio de Han Solo en su cruzada emprendida contra los malos. Y qué decir de los dos grandes monstruos que surgen tanto en la aventura de Solo y Chewie (un enorme leviatán y unos curiosos monstruos alados) como en la de Luke, C-3PO y R2-D2 (dos enormes gusanos marinos), que continúan/comienzan la aparición de grandes monstruos a lo largo de toda esta saga intergaláctica.
Por tanto, en esta segunda parte del volúmen, ya podemos comentar que la Marvel/Lucas Film dio rienda suelta a que un guionista de la talla como Roy Thomas pudiera crear toda una serie de historias, situaciones y personajes totalmente nuevos, creados ex profeso, a cual más pintoresco e incluso divertido, eso sí, siempre teniendo como núcleo principal de la serie de comics-books a los protagonistas principales de la saga Star Wars, dando así la línea continuista esencial y necesaria para enlazar con el resto de películas de la saga que tenían aún que venir, aunque toda esa serie de personajes creados ex profeso en los cómics no tendrían relevancia alguna o ninguna continuidad luego en las películas, la cual cosa podría haberse hecho alguna excepción en alguno de estos personajes, que hubieran posibilitado que las nuevas historias no fueran tan claramente dispares y diferentes dependiendo del medio en que éstas eran mostradas.
En cuanto al dibujo de Chaykin en esta segunda parte, es curioso ver como, a partir del número 8, el cambio del dibujo es bastante evidente, dibujando los personajes de manera diferente a como aparecían en los números anteriores, aunque aquí nos podríamos preguntar si es por decisión del mismo Chaykin ese cambio de registro, o es por la irrupción de un nuevo entintador, Tom Palmer, que puede tener algo que ver con el cambio evidenciado. Y, ya para el número 11, y a partir de entonces, Chaykin daría el relevo a un ya veterano Carmine Infantino que alargó su colaboración en la saga hasta el número 37 americano de manera más o menos regular, realizando más números a posteriori en diferentes etapas de su dilatada carrera.
Para ir finalizando, si sois grandes seguidores de esta space opera por antonomasia, queréis degustar nuevas aventuras de vuestros personajes preferidos fuera de las vistas en las seis películas realizadas hasta la fecha (y sin contar las series de animación), si todavía no os habéis comprado anteriores ediciones de estos mismos cómics de Star Wars o decidís comprarlos de nuevo para tener una colección unitaria de los mismos, os recomiendo que no os lo penséis, picad con este nuevo coleccionable que comienza ahora, y que la 'Fuerza os acompañe'.
Un saludo cordial.
Uf, me ha sorprendido mucho esto que dices:
ResponderEliminar"...Roy Thomas pudiera crear toda una serie de historias, situaciones y personajes totalmente nuevos..."
Porque su historia es el guión de los 7 magníficos, ni más ni menos.
De hecho Roy Thomas deja la serie y se vuelve mucho más interesante con Archie Goodwin.
Tienes toda la razón Juls, pocos autores ya consagrados (en cualquier tipo de arte) no habrán tenido siempre, en multitud de sus creaciones, referencias previas de anteriores obras y autores.
ResponderEliminarYo me refería, más bien, a que Thomas había creado nuevos personajes y situaciones que nada tenían que ver con la adaptación fidedigna de los primeros números con respecto al film de Lucas. Fueron creados multitud de personajes que luego no tuvieron continuidad en la saga galáctica en la gran pantalla.
Demasiado detallado e interesante post!! Definitivamente con Star Wars: Episodio 7 , me llevé una gran sorpresa. Como espectadora que ha asistido a los estrenos de los films previos, que prácticamente ha crecido con la primera trilogía, sólo puedo decir que me he enfrentado a una sensación con doble filo. Por un lado, feliz de reencontrarme con los viejos personajes, de palpar a ratos el espíritu de los films originales, de sentir la fuerza correr por mis venas mientras disfrutaba de una más que brillante mezcla de efectos digitales y físicos (uno de los mayores aciertos del film); pero por otro estaba todo el rato por delante del film, sabiendo en cada momento lo que iba a pasar, algo que sólo debe estar destinado a los más que necesarios segundos visionados. Ejemplo: en cuanto Han Solo llama a su hijo, sabemos qué va a pasar, y el momento, aunque bien interpretado, no posee fuerza. Pero sería injusto acribillar la película por ser a ratos, demasiados, predecible y casi una fotocopia de los instantes de la película que lo empezó todo. Al final El despertar de la fuerza parece más una película nostálgica que funcionará como transición para la nueva etapa de Star Wars ahora bajo la administración Disney Studios.
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