jueves, mayo 19, 2016

CRÓNICA: 34è SALÓ DEL CÒMIC DE BARCELONA (II): Las Exposiciones (I)

Un año más, y ya van treinta y cuatro, el Salón Internacional del Cómic de Barcelona ha superado con creces nuestras expectativas, sobre todo en lo que respecta a las exposiciones, cada vez más espectaculares.


El Palacio 1 estuvo en esta ocasión colapsado por la destacada presencia de los protagonistas de Viñetas sobre ruedas, un espacio que recogía los diferentes medios de transporte que nuestros personajes favoritos de los tebeos -superhéroes, detectives privados, arqueólogos aventureros, osados periodistas o intrépidos antihéroes cotidianos- han conducido en alguna ocasión y que ya se han convertido en una parte inherente a ellos mismos. Paneles con páginas y dibujos originales y reproducciones de representativos cómics europeos (españoles, francobelgas, italianos...), estadounidenses o japoneses convivieron estos cuatro días junto a los vehículos reales de los que confiábamos ver bajar en cualquier momento a sus esperados conductores, perfectamente pertrechados, eso sí, como si los coches y motos allí expuestos hubieran decidido abandonar su espacio en las viñetas para acercárnoslos por un momento a los allí presentes, sus seguidores más incondicionales. 


Rodeando el espacio central dedicado a Transformers y, especialmente, a los antiguos modelos de Seat, los 600, 124, 127, 1600, Panda..., que resultaban imprescindibles en las historietas de Mortadelo y Filemón, La Familia Ulises o Superlópez en nuestros tebeos patrios, las motos de Joe Bar Team, el cadillac amarillo del Blacksad de Canales y Guarnido, el Honda S800 del Spirou y Fantasio de Franquin, el sidecar del Indiana Jones: la última cruzada de Blevins, el Volkswagen Escarabajo descapotable del Dylan Dog de Marzano y Roi, la Harley Davidson de Lobezno, el Morgan Roadster del Blake y Mortimer de Jacobs; el Citroën de Sobre la estrella de Moebius, el Mustang del Sin City de Frank Miller, las motos del Paris-Dakar y el Seat del Michel Vaillant de Graton, el Jepp del Ernie Pike de Pratt y Oesterheld, el Ford del Torpedo de Abuli y Bernet, el DMC DeLorean de Retorno al Futuro o los múltiples usos alternativos de una bicicleta en movimiento custodiaban viñetas de sus respectivos álbumes allí depositadas y las de otros muchos tesoros originales de los que pocas veces tenemos ocasión de disfrutar y que a más de uno nos gustaría poseer, como las páginas dominicales de Li'l Abner de Al Capp y Johny Hazard de Frank Robbins, las tiras diarias de Gasoline Alley de Frank King y Rip Kirby de Alex Raymond, las historietas de TBO que tan buenos recuerdos nos trae siempre, con sus increíbles Grandes Inventos e Inventos Prácticos y las colaboraciones de nuestros siempre admirados Coll y Benejam, de la Casita zancuda del profesor Ferson de Salvador Mestres, de Cuto en los dominios de los sioux de Jesús Blasco, de Axa de Chuck Dixon y Enric Badia Romero, de Jan Europa y Doctor Imposible de Edmond, de Taxi: el laberinto del Dragón de Alfonso Font, de Dieter Lumpen de Zetner y Pellejero, de Roco Vargas de Daniel Torres, de El cartero siempre llama dos veces de Florenci Clavé, de El inspector Dan de Eugenio Giner, de “The Men who called him Monster” de Don McGregor y Luis García, de Miller de Antonio Guiral y Jesús Redondo, de Roberto Alcázar y Pedrín de Eduardo Vañó, de El malvado Dr. Cianuro y su ayudante Panduro de Nené Estivill, de Mercenario de Ivà y Giménez, de la Biblioteca de La muerte sobre ruedas de Alberto Breccia, de Cabezón Jones de Enrique Vegas, de las versiones de Spirou de Pau, de Las Aventuras de Max Fridman de Vittorio Giardino o de El Capitán América de Stan Lee y John Romita.


No podían faltar las ilustraciones de Antonio Bernal, Rafael López Espí, Emili Boix, David Morancho o las acuarelas de Cyril Pedrosa, ni las reproducciones de portadas de las Aventuras de Tintin de Hergé, del Corto Maltés de Pratt, de Gaston Elgafe de Franquin, de Jazz Mainard de Raule y Roger Ibáñez, de Nestor Burma de Tardi o las de páginas de Batman, Superman, Thor, El Motorista Fantasma, Los Vengadores, Spiderman o Nick Fury, los personajes de Marvel y DC que ocupaban los paneles dedicados a “Superherois al volant”, en las que también hacían su incursión Superlópez de Jan o El Punicher de Enrique Vegas.


Los paneles de “Carreres entre vinyetes” y “Passejades dibuixades amb bici” estaban destinados a las bicicletas, las motos y los coches, ofreciéndonos una peculiar visión del ciclismo, el motociclismo y el automovilismo a través del cómic, con originales y reproducciones de páginas de historietas ya clásicas como las de TBO, Mortadelo y Filemón, Michel Vaillant, Jérôme K. Jérôme Bloche de Dodier y Le Tendre, Johnny Roqueta de Joan Tharrats y Rafa Vaquer, Tato de Albert Monteys, Akira de Otomo o ¡Ah, mi diosa! de Fujishima, junto a novedades tan actuales como Cuarenta y seis de Valentino Rossi y Milo Manara, Lorenzo's Land, La Guía del Motero: El cómic más divertido sobre el mundo de la moto, Hijos de la Anarquía de Christopher Golden y Damian Couceiro o Marc Márquez: la historia de un sueño de Isidro Sánchez y Belén Ortega.


En el Palacio 1 tenía también un pequeño espacio reservado a la exposición de los finalistas del V Concurso Escolar que organizan Ficomic y el Departament d'Ensenyament de la Generalitat de Catalunya, que, con el tema “Historietas sobre ruedas”, estaba dirigido a estudiantes de primaria, ESO y enseñanza postobligatoria, y otras dos magníficas muestras del buen hacer de dos grandes clásicos.


La primera era un reconocimiento a la labor de Luis Bermejo, fallecido el pasado diciembre. Como ya viene siendo habitual, sobre todo cuando se trata de autores clásicos cuya trayectoria profesional empezó mucho antes de que nos engancháramos a la lectura de tebeos, la exposición sirvió para mostrarnos el buen hacer de este prolífico historietista del que, sin embargo, apenas conocíamos unos pocos trabajos. Descubrimos así la evolución de sus espléndidos dibujos realistas, desde sus inicios a finales de los cuarenta, cuando publicaba sus historias en revistas y cuadernos apaisados (Aventuras del FBI, Apache, Aventuras de Roque Brío, El Rey del Mar); sus historietas de agencia para Bélgica, Estados Unidos, Alemania y Reino Unido, con sus colaboraciones para las revistas de la editorial norteamericana Warren -Do you Believe in Sinsigs? para Creepy-, las series Heros The Spartan con guión de Tom Tully, o Jeff Blake, el hombre de Pinkerton, ya a finales de los cincuenta; su regreso al mercado español en los ochenta, con Orka, Diario de Arena y Los 8 anillos de Eibarín, ambas con Antonio Segura, El sueño eterno con Andreu Martín, Yo robot con Juanjo Sarto o Relatos del Nuevo Mundo (Magallanes y Elcano. El océano sin fin) con guión de Enrique S. Abulí, así como su colaboración en las nuevas aventuras de El Capitán Trueno, el legendario personaje de Víctor Mora y Ambrós.

 

La segunda estuvo dedicada a Enrique S. Abulí. Los secretos de un guionista. Ganador del Gran Premio del Saló Internacional del Cómic de Barcelona en su pasada edición, es uno de los tres guionistas que ha conseguido el preciado galardón, la exposición es un repaso a su trayectoria profesional desde sus inicios como ayudante de su padre, el escritor y guionista Enrique Sánchez Pascual, hasta su inmersión como guionista en el mundo editorial de los 60-70. De estos primeros años se expusieron reproducciones de sus trabajos en Asesino con cadenas, con dibujo de Pinto, para Hazañas Bélicas Serie Roja, aquellos tebeos de formato apaisado, Buck y Familia, con dibujo de Buxadé, y Medicina Mágica, con Leandro Blasco, para Producciones Editoriales, y Curro, con dibujo de Chiqui de la Fuente, y Juanito “er kiko” con Bernet Toledano, para las revistas Gaceta Junior y Trinca, respectivamente. De sus proyectos en los productivos años 80-90, ya metido de lleno en el cómic para adultos, se mostraron páginas originales de Inanna y el episodio Aries de la serie Zoodiaco, con Esteban Maroto, para la revista 1984; El Misionero, con Amador García para la revista Cómix y Brumas, con Joan Boix, para Crepy; Alex Magnum, con Alfredo Sommer, para la revista Zona 84; Demasiado humano, con Garcés, para Cimoc; Relatos del nuevo mundo, con Alfonso Font, para conmemorar el quinto centenario y de su colaboraciones con Jordi Bernet, tanto con Torpedo 1936 desde 1982 a 2002, como en Historias negras y De vuelta a casa. Ya en los 90 sus trabajos se decantan por el humor y el sexo, de ahí sus colaboraciones para la revista El Jueves, con Kafre dibujado por Daspastoras, y Bobot dibujado por Garcés; para la revista El Churro Ilustrado, con Los frescos de Altamira dibujado por Bié, y para Playboy -La musa con Félix Vega- o reproducciones de El buitre es un ave de paso, 13 relatos negros, Historias Tremendas y La nieve y el barro con el historietista argentino Oswal. La exposición se cierra con una selección de sus trabajos destinados al mercado francés, italiano y norteamericano -Joe Breakdown con Eric Puech, Snake, por un puñado de dólares con Jordi Bernet, el Capitán Patapalo con Christian Rossi y Puntos Cardinales, serie de historias cortas dibujadas por Martín Saurí-, y con sus proyectos aún inéditos -Fan, Taxi Driver, Tony Canaro y Paralímpicos-.

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