El autor consigue en esta obra transmitirnos una serie de sensaciones, emociones y experiencias simplemente con el visionado y la contemplación tranquila y pausada de cuantas cosas nos suceden alrededor cualquier día en nuestra vida. Las cosas más insignificantes, cosas y hechos que pasan todos los días y que no les damos ninguna importancia ni les prestamos ninguna atención porque forman parte de nuestro entorno cotidiano, y son hechos normales y habituales en nuestro quehacer diario.
La historia en sí es sencilla. Nos cuenta, en una serie de historias cortas, las impresiones de un hombre que simplemente se dedica a observar y disfrutar de las cosas que le rodean y que disfruta plenamente de esta experiencia visual, gustativa, olfativa, táctil y sonora. Cualquier cosa que le llame la atención merece un mínimo interés por su parte de ser contemplada. Es un hombre corriente que disfruta de la sencillez de las cosas que le rodean.
Lo curioso de esta obra radica en que toda la historia transcurre casi sin diálogos, los mínimos e imprescindibles, donde Taniguchi prima más el texto visual que el escrito.
Aunque parece una obra de lectura rápida, no lo es tanto, ya que el autor nos obliga a detenernos y recrearnos en cada viñeta para captar el sentido que nos quiere transmitir visualmente. Un autor detallista hasta la médula como es Taniguchi, nos obliga a ser unos detallistas visuales si queremos entender lo que nos quiere contar. O sea, el saber contemplar y entender la belleza de las cosas que nos envuelven.
De todos los relatos, que forman una unidad lineal en esta obra, me gustaría destacar el titulado “El camino largo”, donde la simple afición por una cosa determinada de dos personas, las cuales no se conocen de nada, hace que pueda producirse una simple amistad entre ellos, sin mediar palabra alguna.
Ponent Mon nos presenta esta publicación con una calidad de papel e impresión excelente, como de hecho ya nos tiene mal acostumbrados esta editorial en todas sus publicaciones.
Si queréis tener a pleno rendimiento los cinco sentidos, con esta obra disfrutaréis y los desarrollaréis al máximo.
Un cordial saludo.
Mi cómic favorito. Aparecía en El Víbora y era el mejor dibujo/historia con diferencia de todos. Claro, siempre había algún pavo que se aburría porque no salían tetas ni mataban a nadie, pero no se hizo el zen para la boca del burro, dicen...
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