Lo que voy a exponer en este post es un tema que ya hace tiempo que me rondaba la cabeza, el hacer un comentario general a la vez que particular y personal sobre la sensación que me producen los diferentes salones que se celebran en nuestro país, aprovechando que ya están las fechas de los próximos salones, Unicómic y el Salón del Cómic de Barcelona, y recién acabado el festival de festivales: Angoulême.
Con esta serie de reflexiones no intento, en ningún momento, sentar cátedra, ni ser éstas la explicación de nada, simplemente expongo unos hechos y unas ideas que he tenido al asistir a algunos de estos eventos, y compartirlos con vosotros esperando a que alguien se anime a hacer comentarios sobre el asunto, para poder compartir diferentes puntos de vista de un mismo hecho, seguidores todos que somos de este maravilloso mundo que es el del cómic, y nunca polemizar sino sólo, simplemente, compartir sensaciones sobre este asunto que es el de los salones/jornadas/festivales.
Voy a dividir el post en dos apartados, uno referente a los pros y otro a los contras de los grandes salones. En otro post haré lo mismo pero refiriéndome a los salones pequeños, pero no por ello menos importantes. Con esto no quiero marcar una clara diferencia entre unos y otros, ni llegar a la conclusión que unos pueden estar por encima de los otros en calidad e importancia, sino simplemente remarcar que hay conceptos y planteamientos diferentes a la hora de organizar uno u otro tipo de salones.
PROS DE LOS GRANDES SALONES DEL CÓMIC
1) Una de las ventajas de los grandes salones es que, ya sólo por su tamaño, puede producir en el aficionado una impresión de que está en otro sitio muy diferente a lo que puede soler ver todos los días. Montados por todo lo alto para el puro y duro disfrute de cualquier aficionado que le guste navegar entre mares y mares de tebeos. Mucho y en cantidad. Sólo cruzas el umbral ya te sientes en otro paraíso, el del cómic, un terreno acotado formando una verdadera isla en sí mismo. ¿Qué se puede pedir más?
2) Al ser salones “mastodónticos” (para lo que es en nuestro país, no lo comparemos por favor con lo que puede ser en el país vecino ni el país que está al otro lado del charco), la celebración de actividades es bestial. Actos de todo tipo, exposiciones de lo más variadas, conferencias de lo más interesantes, charlas con los autores, talleres para puro disfrute de los más peques y no tan peques, salas de lectura, presentaciones de novedades editoriales, concursos de lo más variopinto. O sea, un gran abanico de posibilidades ante nuestras narices donde poder elegir. En la variedad está el gusto, ¿no?
3) La implicación casi total de las editoriales (según de qué salón hablemos claro), que favorece la organización del evento en sí, aportando cada stand suyo una cantidad de oferta que suele destrozarnos literalmente nuestros bolsillos, pero que podemos ver concentrados cantidad de títulos que de otra forma sería difícil de ver y encontrar. También hay que decir que hay algunas editoriales que se dedican más a exponer lo más recientemente publicado y las novedades, supongo por el mero hecho que ya de por sí sacan una gran cantidad de novedades al mes (y por lo tanto tienen un grandísimo fondo editorial, imposible de mostrarlo todo).
4) ¿Y que me decís de la cantidad de autores que pueden venir como invitados a estos eventos? Cuando más grande es un salón más cantidad de autores tiene la capacidad de atraer (siempre sin olvidarnos de las diferentes aportaciones económicas para estos menesteres), contando naturalmente con la inestimable contribución de las diferentes editoriales que traen a los suyos, por lo que la pomada de autores extranjeros invitados también va en función de todo lo comentado anteriormente (ya que nuestros autores ya de por sí está garantizados (sobre todo los noveles)). Todo esto, personalmente a mí me encanta, porque saber que hay grandes posibilidades de que vengan autores fetiche para uno mismo, hace que disfrutes el doble, qué digo, el triple del evento. Es que yo personalmente soy un cazadedicatorias profesional.
5) Normalmente estos salones conllevan una serie de stands de librerías o expositores de venta de cómics de segunda mano, donde bucear en ellos horas y horas buscando aquel cómic incontable de alguna editorial que ya no existe o totalmente descatalogado que las editoriales no se deciden a reeditar o aquel cómic que por el precio de venta rebajado te atreves por fin a comprarlo, y puedes con ello descubrir verdaderas joyas que de otra forma no las hubieras adquirido. Y qué decir de los típicos stands de merchandising, ideales para comprar productos para regalar o, porque no, para regalarte a ti mismo.
6) Eventos que son capaces de reunir aficionados de todos los rincones de España y extranjeros, y que cuando más grande un salón con su consabida oferta, más fácil es encontrar a gente habitual, año tras años, de estos salones. Siempre se suele hacer un mayor esfuerzo de acudir a estos salones por la cantidad de cosas que te aportan.
CONTRAS DE LOS GRANDES SALONES DEL CÓMIC
1) Para empezar, normalmente ya sólo por el mero hecho de acceder a ellos, tienes que desembolsar unos cuantos euros (y más si intentas ir todos los días) que tengo que reconocer que, según para que economías, debe ser una verdadera sangría, planteándose el dilema de ir todos los días o evitarse alguno para ahorrar y poder comprar dos o tres cómics con ese dinero. Esto debería de montarse de otra forma. O buscar más patrocinadores o poner una entrada simbólica y que, además, porque no, sirviera lo recaudado para fomentar o promocionar el cómic en sí. No sé, ideas deben de haberlas a miles ¿Alguien puede sugerir más?
2) Al hilo de este tema de la pecunia, también está el hecho que siempre se comenta que los precios para tener stand están carísimos en según qué salón, propiciando que editoriales pequeñas se las vean y se las deseen para poder asistir al evento y que éste les salga rentable, tanto promocionalmente como económicamente. Pero éste es un tema que desconozco, y lo comento sólo por oídas, y si alguien sabe más del tema, aquí están los comentarios para exponerlo más extensamente.
3) Al ser salones también puramente comerciales, puede que resulten a veces demasiado fríos, montado todo para el puro negocio, a veces no cuidando pequeños detalles que el público que asiste le gustaría más. Por ejemplo, podrían aprovechar estos eventos para promocionar, a unos precios más económicos, la salvajada de novedades con las que nos bombardean en esas fechas. Imposible acudir a todas, a no ser que las editoriales se dedicasen más a promocionarlas de cara más al beneficio del público que al suyo propio. ¿Esto repercutiría también positivamente y económicamente a la larga en la propia editorial?
4) Masificación. Gran Salón conlleva gran aglomeración de gente, y esto en según que días (sobre todo el sábado), puede llegar a ser un verdadero infierno, tanto a la hora de conseguir firmas por las tremendas colas que se forman, como simplemente por el hecho de poder deambular tranquilamente por el salón en sí, donde a veces acceder a un stand para ojear los productos que exponen puede llegar a ser misión imposible.
5) La organización de las sesiones de firmas es siempre un verdadero caos, y parece ser que pasan los años y es un tema de difícil solución. Yo en otros posts o comentarios anteriores he intentado dar mis sugerencias, mis ideas de cómo solucionar el tema, pero por lo que parece ser es un tema de difícil solución que se enquista irremediablemente en la idiosincrasia de estos eventos. Resignación, a ser mártires de la causa y sufrir las consecuencias. ¡Qué le vamos a hacer!
6) La concentración de varios actos y actividades a la vez, hace que uno tenga siempre el tremendo dilema de saber donde ir, teniendo siempre uno al principio del salón, con la programación en mano, la “sana intención” de acudir a todo lo que le interese, pero luego la cruda realidad pone a cada uno en su sitio, y muchas cosas que garantizas que no te vas a perder, vas y te las pierdes. Mea culpa, mea culpa. A uno como yo que para él es fundamental conseguir dedicatorias de sus autores favoritos, este hecho imposibilita de todas, todas, acudir a muchas conferencias, charlas y presentaciones que son interesantísimas. Pero no vale lamentarse, esto es lo que hay, y por lo menos uno tiene la capacidad y el derecho de poder elegir dónde acudir.
En resumidas cuentas, unos salones que, como todo en esta vida, tiene sus pegas pero también sus virtudes, nunca lloviendo a gusto de todos, pero siendo siempre positivo y optimista por naturaleza, ¿qué haríamos los comiqueros de vocación si no existieran eventos de esta magnitud en nuestro país? ¿O sí que seríamos capaces de inventarnos formulas más coherentes para tener a todo el mundo contento? No sé, no sé, estoy seguro que siempre habría voces discordantes (y, a lo mejor, yo también sería una de ellas), pero mientras la sangre no llegue al río, creo sinceramente que, en el fondo, todos acabamos disfrutando de estos eventos, tengan las pegas que tengan.
Un saludo cordial.
Hay salones de pequeña magnitud como el de Avilés que tienen grandes cualidades y poca masificación.
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