CLÁSICOS STAR WARS: HACE MUCHO TIEMPO... DOOMWORLD

Cuando salí de mi tienda habitual de cómics con este libraco bajo el brazo y una sonrisilla estúpida en la cara, mis amigos se me quedaron mirando con una mezcla de incredulidad y socarronería, a la vez me preguntaban si entre las numerosas novedades aparecidas por motivo del Salón del cómic de Barcelona no había nada mejor en que invertir los 25 € del ala que me costó. La verdad es que la recomendación de la contraportada del libro, especialmente indicado para “coleccionistas de productos “Kitsch”, tampoco me lo puso demasiado fácil a la hora de defender las numerosas bondades de la obra en cuestión.

¿Nostalgia? Un poco es inevitable, al fin y al cabo ya conocía y amaba la mayor parte del material que aquí se nos ofrece gracias a la edición de Forum y a la más antigua de Bruguera (¿se podría decir que junto con La Mosca Humana fueron los primeros tebeos que se publicaron en España en el genuino formato USA?). Sin embargo, encuentro que hay motivos de sobra que justifican tener este primero de siete volúmenes de Clásicos Star Wars / Hace mucho tiempo... en mi estantería.
Uno de ellos sería la gran calidad de la edición que Planeta De Agostini nos brinda, semejante a la americana de Dark Horse: Buena encuadernación, buen papel, y una estupenda tarea de recoloreado, que desde la absoluta fidelidad a la edición original consigue que estos tebeos tengan mejor aspecto del que jamás hayan tenido. Y es que el material que contiene este libro es la versión remasterizada de los veinte primeros números de la serie de comic-books que Marvel publicó por motivo del estreno del film. Visto el continente, podemos pasar al contenido.

Una Nueva Esperanza

Y lo primero que encontramos al abrir el libro es la adaptación de la primera peli de la trilogía original, publicada de manera coetánea al film ¿detalles a resaltar? Varios. De entrada los nombres de los autores, Roy Thomas y un Howard Chaykin apoyado por diversos entintadores.
En esta época Chaykin aún no había desarrollado el estilo por el que se le conocería posteriormente, y muestra un trazo más sucio y oscuro que aquel que le convertiría en un autor reconocido con obras como American Flagg o Black Kiss. Aunque a priori se podría pensar que el dibujo de Chaykin no parece el más indicado para la “tebeización” de una peli épica y luminosa como Star Wars IV, pienso que su trabajo sí contribuyó a que este tebeo haya envejecido de forma digna, convirtiéndose en un clásico en el buen sentido de la expresión.
Por cierto, que ni al menos avispado de los fans se le habrá escapado el hecho de que la versión cómic contiene algunas secuencias que no aparecieron finalmente en la película, como si de los materiales extra de un DVD se tratara. Ello podría deberse a que, dada su elaboración con carácter previo al estreno, los autores trabajaran con guiones y material fotográfico, pero sin conocer el montaje definitivo de la película.
Así, esta adaptación nos muestra, entre otras cosas, la primera imagen conocida de Jabba el Hutt, que nada tiene que ver con la “gominolesca” figura que aparecería años después en “El Retorno del Jedi”. En la versión de “A New Hope” remasterizada y con material de nueva creación que estrenó Lucas en los ´90, reaparece la escena de la conversación entre Han y Jabba en el hangar de Mos Eisley que ya conocíamos de la adaptación tebeística, lo que confirma que la secuencia en cuestión estaba prevista en el guión inicial de Lucas. Eso sí, el Jabba que aparece recreado digitalmente en la cinta es el que ya conocíamos de “El Retorno del Jedi”, lo que nos lleva a preguntarnos de dónde salió el look de aquel primigenio Jabba de papel.

Los Ocho Magníficos de Han Solo

Concluida la historia original, comienza el material galáctico de nuevo cuño surgido de la imaginación de Thomas y Chaykin. Hoy por hoy puede que estas historias no tengan demasiado reconocimiento, pero en su día -mucho antes de que el universo de Lucas se expandiera gracias a toda clase de libros, videojuegos, series animadas, etc.- estos tebeos fueron la única fuente de diversión para los que se quedaron con ganas de más después de ver la primera peli.
Respecto de la historia en cuestión, se trata de una suerte de revisión espacial de los siete Magníficos protagonizada por Han, Chewie, y todo en elenco de freaks entre los que destacan Jaxxon, un enorme conejo carnívoro de color azul, o un anciano loco que cree ser un Caballero Jedi, y que responde al nombre de Don-Wan-Kihote (no, no es una broma).
No obstante tan bizarro presupuesto, la historia es divertida de leer y nos deja para el recuerdo las inevitables escenas de cantina galáctica, y a un Solo cachondo y bacilón que en ningún momento deja de comportarse tal y como esperamos que lo haga.

Doomworld

La saga que da título al libro nos trae un nuevo equipo creativo de auténtico lujo: Archie Goodwin con Carmine Infantino a los lápices. Si con el primero la calidad de los guiones experimenta un salto cualitativo, los dibujos del genial dibujante de Flash son para alucinar por un tubo, especialmente cuando lo acompaña Terry Austin a las tintas (y tal vez un pelín menos cuando lo hace Bob wiacek). Infantino demuestra tener grandes dotes para la ciencia-ficción, consiguiendo convertir cada aparición del Halcón Milenario o los destructores imperiales en una auténtica gozada. Pero Carmine no solo es bueno cuando de dibujar tecnología se trata -¡esos increíbles robots!-, y lo demuestra a la hora de dar vida y dotar de humanidad a unos personajes que para mucha gente son casi reales en su versión cinematográfica. En definitiva, que solo el poder disfrutar de su trabajo ya convierte este libro en algo que merece la pena tener.
Volviendo a la historia, Doomworld marca el reencuentro de Han y Chewie con Luke y Leia pero también nos presenta algunos personajes interesantes como el pirata espacial Barba Roja, la entrañable Jolli y el demente Gobernador Qwarg. Sin perder todavía de vista la trama original (Luke busca un nuevo emplazamiento para la base rebelde, al ser el Imperio conocedor de su actual ubicación en la luna de Yavin), el estupendo relato de Goodwin lleva a nuestros héroes a un mundo cubierto de agua, donde se ven obligados a tomar parte en una guerra civil. Acción, emoción y drama a raudales.

¡El Imperio ataca!

¡Por fin! Pero antes encontramos una historia dibujada por Walt Simonson, dedicada a un cazador de recompensas que responde al nombre de Valance. De este personaje y de su odio por los robots sabremos más en el futuro. Por cierto, que resulta curioso ver a Simonson y a Chaykin reunidos junto con Infantino, un autor al que siempre he tenido como influencias de los dos anteriores.
Además el tandem Herb Trimpe-Allen Milgrom (de los que no tengo reparo alguno en reconocer que también me gustan) nos relatan un episodio de la juventud de Luke en Tatooine.
Lo mejor del libro junto con Doomworld es el arco argumental que se inicia en sus últimas páginas, ambientado en el macro-casino espacial conocido como La Rueda. Nuevos personajes como el Senador Greyshade y el Comandante Imperial Strom, y la sombra de cierto Lord Sith que acabó perdido en el espacio tras la destrucción de la Estrella de la Muerte. Pero eso será en el próximo volumen.