Parece mentira, que el mundo del cómic sirva para recuperar entre comillas, el metraje de una película de 16mm, junto a todo su proceso de gestación. La película fue destruida después de servir como resorte propagandístico y divulgativo del movimiento obrero que se produjo en el año 1950, en la ciudad francesa de Brest, en un periodo de fuertes conmociones sociales. Este movimiento se formó después de unos años en que la ciudad estaba preparándose para su reconstrucción al final de la segunda guerra mundial, al ser arrasada y acabar completamente en ruinas, después de servir como campo de batalla entre Alemanes y Norteamericanos.
Estamos en una situación, en la que los patrones no quieren ceder, ante las exigencias de los obreros encargados de la reconstrucción, que junto a los cargadores del puerto y de los ferrocarriles, apoyados por los diferentes sindicatos y fuerzas políticas de izquierda, acabarán por reivindicar sus derechos como trabajadores, utilizando para ello el movimiento de protesta por excelencia, que no es otro que una huelga general.
Esta situación acabará por desatar unos duros enfrentamientos entre huelguistas y policías, a la par que nuestro comprometido cineasta documentalista empezará a curiosear con su cámara. René Vautier, siempre estuvo enfrentado a la censura. Ya desde un principio no fue muy bien visto por el gobierno francés, después de sus filmaciones en las colonias francesas del norte de África. Vautier estará siempre acompañado por dos ayudantes un tanto peculiares, siendo el encargado de plasmar una situación, que se irá haciendo cada vez más tensa, hasta llegar a un punto, en el que una tragedia acabará por ser el punto de inflexión clave, para que los movimientos obreros acaben por tomar tal fuerza solidaria, que acabará por hacer ceder a la oposición patronal a las exigencias irremediablemente.
Ha muerto un hombre es una historia llena de emotividad, de lucha de clases, de grandes momentos solidarios y de denuncia social, donde no faltará la manipulación, tanto de los poderes políticos, como de los medios de comunicación. Una de las cosas más destacadas, es el gran entusiasmo que muestran muchos de los personajes que van desfilando por la historia, siempre contagiándose de ello hasta en los peores momentos, siempre buscando soluciones a cualquier problema, siempre dispuestos a luchar por lo justo y no ceder ante nada, ni nadie. Por desgracia todo esto es algo, que hoy en día es bastante complicado de encontrar.
El guión de Kris y Davodeau se muestra mucho más dinámico y menos encorsetado que la premiada en Angoulême, La mala gente, que sin ser una mala obra, ni mucho menos, a mí personalmente, me supuso una pequeña decepción con respecto a las expectativas que tenía sobre ella. Por otra parte, estas dos obras de marcada temática social, coinciden en la gran cantidad de datos que se aportan a la historia, para una mejor comprensión de la situación mostrada, algo que aplicado correctamente, sin duda enriquece cualquier historia, sin que ello entorpezca su lectura. En cuanto al dibujo, Davodeau se nos muestra como un dibujante que domina todos los aspectos fundamentales del dibujo, personajes bien definidos, escenarios suficiente detallados para lo que se pretende, y una narrativa ágil, que cumple sobradamente con los recursos utilizados por el autor, sin olvidarnos el magnífico color aplicado, que en este caso, no hace si no mejorar el resultado con respecto a La mala gente. En definitiva, un cómic interesante para los que gusten de temas sociales, curioso en cuanto a lo que produjo la gestación del cómic, y que sin duda gustará a los que prefieran acercarse a una narración tradicional, pero no por ello menos efectiva.
Comentar por último, que aunque el precio del tomo es bastante alto, por lo menos está exquisitamente editado, con numerosos y variados articulos para los más completistas.
Para los que busquéis más información sobre las distintas obras publicadas de Étienne Davodeau en España, también podéis consultar el post que hizo Susana sobre Caída de bici, y los posts que han hecho los chic@s de Entrecomics, Mar sobre La mala gente, y FeR sobre esta misma obra Ha muerto un hombre.
Me resultó pesado, y sobre todo comparado con Caída de Bici. Es un tema de clases, muy en boga en esa época, pero que resulta pastosa, por ejemplo para mí, que soy un seguidor de la historia europea.
ResponderEliminarFrancia siempre ha estado agazapada en su cascaron, por eso me sobran todos los añadidos que se hacen al final del cómic, y que me da la impresión que todos pagamos.
Un saludo,
José Andrés
No se pueden editar comics tan caros, por Dios. ¿Qué margen de beneficios tiene esto?
ResponderEliminarJosé Andrés, yo de momento no he leído nada de Davodeau, pero estoy seguro que "Caída de bici" no me defraudará por lo que me contó Susana, y "Ha muerto un hombre" y "Mala gente", por ser temática diferente y más política, es una incógnita para mí, por lo que primero habrá que leerlas para luego poder opinar en consecuencia. Cuando se tratan temas de la lucha de clases, hay que ir con cuidado con la forma en que se enfoque y trate el tema.
ResponderEliminarKesher, no sé el margen de benificio que tendrá una obra como ésta, lo que sí estoy convencido es que los beneficios de estas editoriales pequeñas serán más ajustados que si se tratara de las grandes. Lo que coincido con Ximo es que la edición, como nos tiene acostumbrados Ponent Mon, es de muy buena calidad.
Kesher, el problema de los formatos es siempre el mismo, no se puede contentar a todo el mundo. Lo que es indiscutible es que lo que edites, lo edites bien, dando igual su formato, otra cosa son la preferencias de cada uno (por ejemplo, las preferencias o no con respecto el formato absolute) o para que mercado va cada obra. Lo bonito sería que hubiesen distintas ediciones al igual que se hacen con los libros y el formato de bolsillo. Lo que no puede ser son ediciones como la de Rip Kirby o el coleccionable del Superman de Byrne, que son de vergüenza ajena.
ResponderEliminarJosé Andrés, no eres el primero que opina de esa forma, con respecto a esta historia. Pero estamos en lo de siempre, influye muchísimo lo receptivo que estemos sobre el tema tratado, y además, este tema es complicado de abordar por parte del autor, y que no se haga algo pesado. Lo que no quita que algunos autores si que lo consigan.