Frente a lo que sucede por ejemplo con un libro, la portada de un disco es en muchas ocasiones tan importante como la música que contiene en la medida en que define en gran parte la imagen del artista que la firma, y posee la magia de evocar visualmente los mundos que se ocultan entre los surcos del álbum. Conscientes de ello, inaguramos una nueva sección destinada a dar a conocer ilustraciones poco vistas de artistas más o menos populares a la vez que rescatamos una serie de discos que merece la pena escuchar. Para empezar, y con su inminente gira por tres ciudades españolas como pretexto: Metropolis Part II: Scenes From a Memory de Dream Theater.
Tras una portada de Dave McKean que podría figurar sin problemas entre las recopiladas en el Dust Covers de Sandman se esconde la que probablemente fue la última obra maestra de los reyes del hard rock progresivo, una etiqueta que ellos mismos han utilizado en alguna entrevista reciente, y que puede resultar engañosa toda vez que las influencias de DT abarcan desde el hard y el prog setentero hasta los mejores MetalIica, con una buena dosis de Pink Floyd, y sin hacer tampoco ascos a bandas como U2 o Radiohead.
Con anterioridad a este trabajo los neoyorquinos habían publicado Falling Into Infinity (1997), un disco de gran calidad pero fruto de un giro hacia lo comercial que terminó dejando a la banda sumida en una crisis de identidad. Afortunadamente James La Brie, John Petrucci, John Myung, Mike Portnoy y un recién incorporado Jordan Rudess fueron capaces de crecerse en la adversidad, ofreciéndonos el que sigue siendo su álbum más ambicioso.
En el disco que nos ocupa, Metropolis Part II: Scenes From a Memory (1999), retoman el concepto del tema Metropolis Part I, procedente de su trabajo de 1991, Images And Words, y crean algo que más que un simple álbum conceptual es prácticamente una ópera-rock en toda regla. Todo ello envuelto en una producción de Mike Portnoy, John Petrucci y Terry Brown que está a la altura de la ambición de los compositores.
Conceptualmente, MPII nos presenta una historia que transcurre en la actualidad con flashbacks de 1928, en la que los amores tortuosos, la indidelidad, la muerte y lo que hay más allá de ella son los temas principales.
A grandes rasgos, el protagonista de la obra, Nicholas, se ve abrumado por los recuerdos de una vida pasada que no es la suya. Es a través de la hipnosis que va a saber de Victoria y de su trágica y violenta muerte, iniciando un periplo físico y espiritual en curso del cual y a través de ella va a aprender algunas cosas sobre la propia existencia y lo que acontece después.
Precisamente, en lo musical el disco te sumerge en un intenso viaje paralelo al del propio protagonista, destacando la capacidad de los de NY para adaptar su arte a las exigencias de cada una de las escenas que van conformando el guión. De esta manera y con una banda sonora de auténtico lujo, el oyente acompaña a Nicholas a lo largo de su recorrido interior y exterior, va sabiendo de Victoria y del crimen que terminó con su vida al mismo tiempo que él, y solo consige que las piezas encajen cuando el propio protagonista lo hace.
Scenes se abre la intro acústica Regression y sigue con lo que es propiamente la apertura, Overture 1928. En la tradición del Overture que da inicio el Tommy de los Who, este apoteósico instrumental nos va remitiendo a las piezas que sonarán posteriormente a lo largo del álbum. La voz de James La Brie da paso a Strange Deja Vu, y a esas alturas el oyente ya puede corroborar que no está ante un disco más.
Through My Words es un emotivo receso que precede a uno de los momentos más potentes del disco con Fatal Tragedy. La inquietante Beyond This Life arranca con otro riff demoledor y se dulcifica en su estribillo. Destacar los desarrollos instrumentales que aderezan estos dos temas, que se encuentran en mi opinión entre lo mejor del disco.
Tras la pausada Through Her Eyes con Theresa Thomason como voz invitada, un nuevo momento de gran intensidad con Home, otro estupendo riff y otro estribillo genial en un tema salpicado de arreglos de influencia oriental. Antes de que podamos recuperar el aliento nos golpea la instrumental The Dance Of Eternity y DT nos sumergen una vez más en las profundidades del infierno.
Pasada la tempestad, la calma marca la recta final del disco con One Last Time, la emocionante The Spirit Carries On con la voz de Teresa de nuevo, esta vez acompañada de un coro gospel, y la pieza de (abrupto) cierre, Finally Free.
En definitiva, un trabajo exquisito tanto a nivel creativo como técnico (al igual que todos los de DT), recomendado para escuchar –que no oir- de un tirón, y si se hace siguiendo las letras de las canciones mejor. Además es fácil de encontrar entre las series medias de cualquier gran superficie a un irrisorio precio, o sea que no hay excusa alguna para no disfrutar del álbum y su portada, que también lo fue del DVD que inmortalizó la gira de presentación, además de imagen de camisetas y otro merchandising.
BIen pensado no es extraño que el camino del portadista del Rey de los Sueños acabara teniendo una parada en el Teatro de los Sueños.
Con anterioridad a este trabajo los neoyorquinos habían publicado Falling Into Infinity (1997), un disco de gran calidad pero fruto de un giro hacia lo comercial que terminó dejando a la banda sumida en una crisis de identidad. Afortunadamente James La Brie, John Petrucci, John Myung, Mike Portnoy y un recién incorporado Jordan Rudess fueron capaces de crecerse en la adversidad, ofreciéndonos el que sigue siendo su álbum más ambicioso.
En el disco que nos ocupa, Metropolis Part II: Scenes From a Memory (1999), retoman el concepto del tema Metropolis Part I, procedente de su trabajo de 1991, Images And Words, y crean algo que más que un simple álbum conceptual es prácticamente una ópera-rock en toda regla. Todo ello envuelto en una producción de Mike Portnoy, John Petrucci y Terry Brown que está a la altura de la ambición de los compositores.
Conceptualmente, MPII nos presenta una historia que transcurre en la actualidad con flashbacks de 1928, en la que los amores tortuosos, la indidelidad, la muerte y lo que hay más allá de ella son los temas principales.
A grandes rasgos, el protagonista de la obra, Nicholas, se ve abrumado por los recuerdos de una vida pasada que no es la suya. Es a través de la hipnosis que va a saber de Victoria y de su trágica y violenta muerte, iniciando un periplo físico y espiritual en curso del cual y a través de ella va a aprender algunas cosas sobre la propia existencia y lo que acontece después.
Precisamente, en lo musical el disco te sumerge en un intenso viaje paralelo al del propio protagonista, destacando la capacidad de los de NY para adaptar su arte a las exigencias de cada una de las escenas que van conformando el guión. De esta manera y con una banda sonora de auténtico lujo, el oyente acompaña a Nicholas a lo largo de su recorrido interior y exterior, va sabiendo de Victoria y del crimen que terminó con su vida al mismo tiempo que él, y solo consige que las piezas encajen cuando el propio protagonista lo hace.
Scenes se abre la intro acústica Regression y sigue con lo que es propiamente la apertura, Overture 1928. En la tradición del Overture que da inicio el Tommy de los Who, este apoteósico instrumental nos va remitiendo a las piezas que sonarán posteriormente a lo largo del álbum. La voz de James La Brie da paso a Strange Deja Vu, y a esas alturas el oyente ya puede corroborar que no está ante un disco más.
Through My Words es un emotivo receso que precede a uno de los momentos más potentes del disco con Fatal Tragedy. La inquietante Beyond This Life arranca con otro riff demoledor y se dulcifica en su estribillo. Destacar los desarrollos instrumentales que aderezan estos dos temas, que se encuentran en mi opinión entre lo mejor del disco.
Tras la pausada Through Her Eyes con Theresa Thomason como voz invitada, un nuevo momento de gran intensidad con Home, otro estupendo riff y otro estribillo genial en un tema salpicado de arreglos de influencia oriental. Antes de que podamos recuperar el aliento nos golpea la instrumental The Dance Of Eternity y DT nos sumergen una vez más en las profundidades del infierno.
Pasada la tempestad, la calma marca la recta final del disco con One Last Time, la emocionante The Spirit Carries On con la voz de Teresa de nuevo, esta vez acompañada de un coro gospel, y la pieza de (abrupto) cierre, Finally Free.
En definitiva, un trabajo exquisito tanto a nivel creativo como técnico (al igual que todos los de DT), recomendado para escuchar –que no oir- de un tirón, y si se hace siguiendo las letras de las canciones mejor. Además es fácil de encontrar entre las series medias de cualquier gran superficie a un irrisorio precio, o sea que no hay excusa alguna para no disfrutar del álbum y su portada, que también lo fue del DVD que inmortalizó la gira de presentación, además de imagen de camisetas y otro merchandising.
BIen pensado no es extraño que el camino del portadista del Rey de los Sueños acabara teniendo una parada en el Teatro de los Sueños.
Es posiblemente el mejor disco de ellos, un delicia vamos, aunque siempre es difícil de elegir. Veremos las que llegan a tocar en el concierto del proximo viernes 2, en tierras catalanas (Badalona) que por supuesto no nos perderemos ... ya queda menos.
ResponderEliminarCompletísimamente de acuerdo. A partir de ese disco, DT ha ido cuesta abajo (y en algunos discos en picado), pero este disco es una jodida obra maestra, la cima del grupo y quizá de todo el progressive metal.
ResponderEliminarCon respecto a la portada, yo creo que la de Sandman sirvió como base para crear esa. Cuando hablé con McKean en Palma, se confesó no muy aficionado a DT (era un simple encargo). :P
Interesante lo de la pregunta a Dave McKean y el hecho de que no se confiese muy fan de DT, cisne negro. Es el tipo de cosas que me pregunté cuando ví la portada sin obtener respuesta, ya que las entrevistas a los autores de cómic pasan a veces por alto esta clase de trabajos para otros medios. En parte la idea de hacer este post se debió precisamente a eso.
ResponderEliminarPor cierto, a mi sí me gustan los discos posteriores de DT. Six Degrees puede ser algo abrumador pero tiene buenos momentos, Train Of Thought me encanta y Octavarium es un disco así como muy equilibrado. Systematic Chaos todavía estoy asimilándolo.
De todas maneras mis favoritos particulares son este Scenes y Awake. A ver si tienen representación en el concierto del viernes, ¿eh Ximo? (aunque confieso que debido a mi mala costumbre de destriparme los set lists por internet ya tengo alguna idea al respecto):-).
Pues yo, también voy y si no me equivoco será el sexto concierto de los DT. Los conocí, personalmente en el primer concierto que hicieron en BCN, que por cierto fue bastante desatroso. Y para colmo, sabía que iban a tocar el MOP de Metallica, ya que vi el concierto del día anterior, con el lider de Pain Of Salvation. Un muy buen grupo que me combina mis raices sinfónicas-progresivas, con mis fuertes combiciones metálicas. Debido a que no estoy muy católico y que trabajo, no buscaré colarme en las pruebas de ensayo.
ResponderEliminarNunca me hubiera imaginado un post así de vosotros.
Enhorabuena,
Un Saludo,
José Andrés
La verdad es que algunos Trazeros tenemos bastante afición a esto de los conciertos y festivales, aunque ya estemos mayores. Ya veremos que set de canciones nos traen, supongo que muy parecido al del festival Monster of Rock de Zaragoza, donde ya estuvimos hace poco viendolos.
ResponderEliminarSi no hay más post sobre música es porque Luis no quiere, que saber y afición la tiene, y mucha.
Y más sorprendido estoy yo, José Andrés, con tus ya seis veces de DT. Aunque supongo que el vivir en Barnacity siempre es una gran ventaja para ir a conciertos.
Bueno, al final en el concierto de BCN del día 2 sí cayeron algunos temas del Scenes: Strange Deja Vu, una Tne Spirit Carries On que fue coreada por todo el pavelló olimpic y una parte de Finally Free en el medley final.
ResponderEliminarEso sí, al igual que en las últimas dos ocasiones ni un solo tema de Awake :-)
Con todo el concierto fue brutal.