La nueva ubicación del Saló evitaba que las charlas o conferencias se realizaran, como el año pasado, en el primer piso del palacio, de manera que esta actividad quedaba más integrada con el resto (exposiciones, stands, etc), resultando más accesible para los aficionados.
Sea o no por esta razón, la cuestión es que este año en general ha habido una mayor asistencia de público, quedando en ocasiones gente de pie por falta de asientos, si bien, y a pesar de todo, sigue siendo mínimo el porcentaje de aficionados al cómic que acude a estos actos, en comparación con los miles de visitantes que se encuentran en el Saló en esos instantes.
Fue una pena comprobar que, al encontrase el recinto de la Sala de Actos abierto por la parte superior (cosa que no ocurría en la cercana Sala de Conferencias), en ocasiones el sonido ambiente se “colaba” en las conversaciones, impidiendo prestar atención a lo que se hablaba en esos momentos.
En ocasiones no tienes más remedio que elegir entre las mesas redondas o las colas de las firmas, como le ocurrió a Susana con “Cómic, literatura y cine: las adaptaciones”, en la que participaban Enki Bilal, Howard Chaykin, Jimmy Palmiotti y Andreu Martín. Cuando llegó todos los asientos estaban ocupados y un buen número de personas se encontraba de pie o sentada en el suelo esperando la llegada de los contertulios. El acto empezó después de la hora programada porque el traductor llegó con un poco de retraso, así que Susana, a sabiendas de que José Andrés, de Cruce de Cables (del que hemos cogido prestada la foto del acto), estaría en la conferencia y tomaría buena nota de lo que allí se diría, tuvo que renunciar a escuchar a su querido Andreu Martín para conseguir la dedicatoria de Alfonso Font que no había podido conseguir en el turno de firmas de la mañana.
Las Mesas a las que pudimos asistir fueron:
“Francia desde la BD”.
Participantes: Pierre Christin, Richard Malka, Christophe Blain y Étienne Davodeau. Se abordó, entre otros, el tema de las elecciones francesas, los inicios del humor satírico o la relación de algunos de los álbumes de Christin (Las Falanges del Orden Negro o Partida de caza) con la política.
Aspectos tan interesantes como que Malka (que además de guionista, es abogado) había participado en el complejo juicio de las caricaturas de Mahoma, o la inmediatez que se requiere al humor político (por aquello de no perder el tren de la actualidad) versus el trabajo más pausado en la elaboración de un álbum.
“Dibujos animados y cómic”.
Participantes: Miguelanxo Prado, Juanjo Guarnido y Carlos Grangel, relacionados todos ellos con el mundo de la animación (Prado: diseñador para la serie de animación Men in black, producida por Steven Spielberg; Guarnido: animador con la Disney, desde París; y Grangel: diseñador de animación, que ha trabajado con DreamWorks y Tim Burton, para quien ha creado personajes para La novia cadáver) nos regalaron con muchas curiosidades y anécdotas personales.
Contaron cómo la forma absolutamente fragmentada en departamentos en que se realiza una película de animación acaba siendo poco menos que motivo de fusilamiento si llegan a saltarse alguno de los múltiples controles que marcan las producciones o cómo las nuevas tecnologías han facilitado tanto su trabajo que ya no es necesario que todo se centralice en un único lugar físico, sino que puede deslocalizarse en muchos puntos del planeta. De hecho, tanto Prado como Grangel trabajaban desde “casa”, eso sí después de conseguir la confianza de sus respectivas compañías que en principio no veían con buenos ojos que españoles (con la fama que tenemos) realizaran su trabajo tan lejos y sin posibilidad de fiscalizarlo a todas horas.
También se habló de lo difícil que resulta para los que se inician en el campo de la animación encontrar trabajo en un estudio, si bien, con todo, la situación resulta ser muchísimo mejor que hace unos años. Y es que no siempre los buenos dibujantes pueden ser buenos animadores, diferenciando entre dibujantes-artistas y dibujantes-animadores. A veces un dibujo plano deja de gustarnos cuando se le da movimiento y es que, como decía Prado, hace falta imaginación para leer un cómic, imaginación que no es necesaria en una película, por ejemplo, porque se nos hace ver todo lo que debe ser mostrado. O al menos es lo que se pretende. Contó una anécdota sobre una crítica que había leído de una película de Clint Eastwood: Él llega a la puerta de un edificio, el ascensor no funciona y él empieza a subir a pie por las escaleras con la americana puesta. La siguiente secuencia mostraba a Eastwood llegando al quinto piso, con la americana sobre el hombro. El crítico hablaba de un fallo de raccord, pero Prado creía que no existía tal error, ya que esta última secuencia era la consecuencia lógica de un hecho concreto: cualquiera puede pensar que nadie puede subir cinco pisos sin quitarse la americana, sólo hace falta imaginar el calor que estaría pasando.
“¿La herencia de Hergè es sólo Tintín?”
Intervinieron: Michael Farr, Numa Sadoul, J. Manuel Soldevilla, Jordi Tardà y Pere Torrent.
Aunque no participaba ningún autor de cómic, los presentes eran absolutos especialistas en Tintín, llegando Farr y Sadoul a conocerlo personalmente.
Se comentaron, entre otros, el valor pedagógico de las aventuras de Tintín (llegando Tardà incluso a proponer que se utilizaran como libros de texto), desde el interés por la geografía o la historia que puede despertar en los lectores a la exaltación de valores como la amistad o la lucha por la justicia. Como comentó Michael Farr, en 1907 no sólo nació Hergé, nació también el movimiento scout que influiría sobremanera tanto en su formación como persona como en sus principios y en su modo de entender la vida y, por tanto, en el de Tintín, Y es que Tintín y Hergé eran la misma persona; simplemente uno vivía en el papel lo que el otro imaginaba que debía de haber sido su vida tal y como deseaba haberla vivido.
También se habló también de la línea clara, y de que Hergé fue el primer autor de cómic al que se consideró como artista.
En el último momento se realizó una pregunta “clásica” sobre la relación de Hergé con los colaboracionistas durante la ocupación de Bélgica por los alemanes en la II Guerra Mundial. La contestación de Michael Farr fue rotunda y clara: Hergé no fue simpatizante con los nazis, incluso tenía a su hermano preso por ellos, era el único que podía llevar sustento a su familia gracias a su trabajo en un periódico colaboracionista sí, pero me digo yo: ¿podía existir un medio crítico en esos momentos? y en todo caso siguió al igual que miles de belgas la recomendación de su Rey Leopoldo de continuar con la vida habitual para no paralizar al país. Hergé era, ante todo, un patriota que creía que su rey hacía lo correcto.
En resumen, mi impresión es que da casi igual el tema a tratar (sea la política o los superhéroes) sólo por ver y escuchar a ciertos autores y oírles contar sus experiencias personales vale la pena acudir a las mesas redondas, un placer para los oídos y un descanso para las pies.
Como ya hemos comentado varios colaboradores de este blog, la traducción del inglés, francés, incluso el catalán no supone en absoluto un problema gracias a las inmediatas traducciones de cada intervención con lo que no se pierde el hilo de la charla en ningún momento. Agradecer la labor de los estupendos traductores, con mención especial una vez más a Diego García.