viernes, junio 21, 2013

RECOMENDACIONES DE CÓMIC ESPAÑOL PARA LEER ESTE VERANO DE 2013

Un verano más... aunque para comentar la situación general del cómic, poca variación encontramos respecto a la de hace un año. Continúa el éxodo de talentos a Estados Unidos y a Francia, y si ya no era bastante que para leer a nuestros autores consagrados –no sólo dibujantes, sino también guionistas y coloristas, como Rubén Pellejero, Pasqual Ferry, Carlos Pacheco, Salvador Larroca, José Luis Munuera, Juan Díaz Canales o Javi Montes, entre otros- las editoriales que resisten debían comprar sus derechos en el extranjero, cada vez hay más autores españoles a los que prácticamente descubrimos cuando ya han publicado allende nuestras fronteras -como Jordi Lafrebre, Mateo Guerrero, Homs, Pepe Larraz, Daniel Sampere o Sergio Sandoval- y otros a los que, de momento, sólo se les puede leer en francés o inglés, como a Iván Gil o Jaime Calderón.

Reflejo de la situación de la industria del cómic y también del país. No es que hayamos vuelto a la lana de Castilla y las telas de Flandes, es que seguimos en el mismo punto.


Hombre. Obra Completa, tomo I
Antonio Segura y José Ortiz
PVP: 24 euros

Hombre” representa la búsqueda por la supervivencia en un mundo post-apocalíptico, donde de la civilización y estado del bienestar sólo quedan ruinas y vestigios y sólo los más fuertes podrán llegar al día siguiente. Si añadimos que tanto la estética como los argumentos se representan bajo una estética western, se podría pensar que estamos hablando del “Jeremiah” de Hermann, pero en “Hombre” todo es más salvaje, más violento y ácido, y donde no queda tiempo para afeitarse.

La obra fundamental de Segura y Ortiz es un clásico reciente que se merece una relectura -para los viejos lectores de Cimoc en los 80- o una primera oportunidad si eres de generaciones más jóvenes.


Solo. Crónicas Salvajes
Oscar Martín y Raúl Moreno
PVP: 15 euros

Hace unos meses me pasé por mi tienda habitual de cómics, como muchas veces, con una lista de posibles compras, la cosa fue que entre las novedades “no controladas” se encontraba una nueva entrega de “Solo” (ver la reseña publicada en este blog de “Solo. Mundo Caníbal”). Al ver que en la cubierta había un nombre al lado del de Oscar Martín, pensé que el creador del ratón más salvaje jamás dibujado se había buscado un guionista para dedicarse más al dibujo y que el resultado era excepcional, superior, de quitarse el sombrero, “a que nivel ha llegado Oscar”. Total que me lo llevé y al llegar a casa empecé leyendo el prólogo y ahí se caen los globos oculares porque se explicaba que los lápices y tintas eran de Raúl Moreno, un desconocido, un artista novel pero con un dibujo que lo tenía todo: dominio de los primeros planos y de las vistas más generales, expresividad, volumen, sentimiento y, sobre todo, plasticidad y movimiento, algo fundamental si quieres sobrevivir en el medio bestia y depredador de “Solo”.


Macbeth
Josep Maria Polls y Jordi Sempere
PVP: 15 euros

Una adaptación de una obra de William Shakespeare puede ser una delicia, como la versión cinematográfica de Kenneth Branagh de la obra “Mucho ruido y pocas nueces”, o el truño soporífero -única vez que me he dormido en una sala de cine- del “Hamlet” de Franco Zeffirelli con Mel Gibson de protagonista.

Para el caso que nos ocupa, contar con la adaptación de Josep Mª Polls ya era una garantía de que la cosa podía ser al menos decente, respetuosa con la obra original y al tiempo entretenida. En su momento ya me habían gustado sus guiones en “Versus” con lápices de Beroy o en las series que dibujaba su hermano Esteve para Cimoc: primero “Fronteras” y luego había otra serie de un asesino de guante blanco. A ver que recuerde como se titulaba... vaya, si precisamente era “Macbeth”. Espinita personal o guiño del editor, la cuestión es que visto el resultado merece figurar como lectura recomendable.

La ambientación elegida por Sempere huye de ser un reflejo del Medievo escocés. Los decorados -castillos, torres- son un homenaje a las esculturas de Chillida. El vestuario, los cascos de los soldados, las espadas o las lanzas tienen siempre un detalle que las convierten más en un elemento fantástico que medieval. Reconozco que no es el estilo que más me gusta -siempre preferiré la Edad Media de Bourgeon o de Theo-, pero está muy bien elegir un camino diferente y trabajarlo para que quede así de bien y de coherente.


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