jueves, abril 12, 2007

CRÍTICA: JUEGO ETERNO de Juan Giménez

Como muy bien nos comenta en el prólogo Joseph Toutain, Juan Giménez se va consolidando como un gran colorista dentro del grupo de autores argentinos que adquieren gran renombre en la década de los 80 del siglo pasado, a la vez de gran dibujante y digno guionista.

En esta serie de relatos cortos, recopilados en un volumen por Toutain Editor, dibujados todos por Giménez, tres de ellos guionizados por él mismo y los dos restantes por otros autores (Lorenzo Díaz guionizando “La Princesa Dormida” y Emilio Balcarce el relato de “Las Fábricas”), Toutain nos avisa del color utilizado por Giménez: “El azul oxidado por el ocre terroso, rotos por el color estridente de un rótulo, una explosión de tonos disonantes…”, y es que este autor es un dominador absoluto de esa técnica tan difícil que es saber transmitir y plasmar los tonos y texturas apropiados según las historias que se quieren contar. Y ese uso que hace de la acuarela aplicada a la ciencia ficción es merecedora, una y mil veces, de ser recalcada y de ser reconocida por todos como si de una lección magistral se tratara del maestro a la hora de visualizar la fantasía futura en colores.

Ya entrando en los breves comentarios que voy a hacer de sus relatos aquí reflejados, vemos en el primero de ellos, “Juego Eterno. Doping electro bio genético” la pasión del autor, diríamos desmesurada, por la representación de máquinas de todo tipo que acompaña y acompañará toda su posterior obra (aviones, helicópteros, motos, engendros mecánicos inimaginables, a cuál más fantástico), transportándonos, con este diseño de fantásticos artefactos, a un futuro que aún tiene que venir. Y toda esta tecnología “destructiva” que asoma en este relato continuamente, ¿para qué es utilizada, con qué fin? Meramente para formar parte de un juego. Pero, ¿qué produce en Giménez llegar a tener esta pasión compulsiva por la ilustración de máquinas fantásticas de todo tipo y condición? Es más, ¿cómo se las apaña para diseñarlos tan bien?

En “La Princesa Dormida” la utilización de la tecnología más avanzada sirve para solucionar los problemas psicológicos que se aferran en la mente de los pacientes, encerrándolos en su propio mundo imaginario. Esta historia me recuerda y me hace pensar en la película protagonizada por Jennifer López, “La Celda”, la cuál sigue un patrón similar de introducirse en mente ajena, donde todo puede indicar que posiblemente fue influenciada de algún modo por este relato de Giménez. Aquí hace un juego mezclando las viñetas en blanco y negro en tiempo real y presente, con las viñetas a todo color cuando el protagonista se introduce en el mundo fantástico que existe en la mente de la niña protagonista. Y para llegar a erradicar el problema de raíz, deberá formar parte de un juego, ¿de qué y de quién?

En “Las fábricas”, cuál “Matrix”, los hombres son meros peones utilizados como trabajadores alienados para producir y producir para sus amos, en condiciones inhumanas, frías y opresivas. Este conflicto entre esclavos y tiranos, ¿en qué desembocará? ¿Hay algo más detrás de lo que a simple vista somos capaces de ver y discernir? Leed esta historia y os daréis cuenta que no todo es lo que parece realmente, ni por asomo.

En “Jugando” nos damos cuenta de lo infinitamente insignificantes que somos dentro del contexto de todo el universo conocido. Somos como una mota de polvo microscópica en la infinidad del Espacio conocido y el que todavía está por conocer. ¿Somos la raza dominante como queremos creer o realmente somos los dominados?


En “Transcooter” un científico rechazado socialmente por la sociedad utiliza la tecnología en su propio beneficio, para repetir una y otra vez situaciones para él agradables, como si de un “Atrapado en el tiempo” se tratara. Pero, esa busca del sentimiento de querer y ser querido, de ser alguien y lograr que le respeten, de mover los hilos y no ser una simple marioneta inservible, de jugar con los sentimientos de uno mismo y de los demás por simple conveniencia, ¿es suficiente para llevar la felicidad plena al individuo?

En resumen, otra tanda de relatos del maestro Giménez, unas como autor completo, y otras sólo al dibujo, que nos demuestran esa capacidad de síntesis que transmite, esa condición de cuentacuentos, y ese dominio que demuestra en la creación de obras entre lo fantástico y la ciencia ficción. Pocos autores hay hoy en día que sepan hacernos soñar como lo hace (y lo ha hecho) él, propiciando que acabemos preguntándonos al final de todo, ¿es la vida realmente un juego del que formamos parte? ¿Jugamos con ella o es ella la que juega con nosotros?

Y recordad que el Maestro firmará en el stand de Norma Editorial en el 25è Saló del Còmic de Barcelona. ¡¡¡No dejéis pasar esta oportunidad de llevaros una magnífica dedicatoria suya!!!

Un saludo cordial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tanta calidad tenían los dibujos de Juan Giménez que algunas viñetas de este álbum se utilizaron (convenientemente ampliadas) como portadas de la colección Nova Fantasia de Ediciones B, yo tengo alguno de estos libros, concretamente de la serie Darkover.