A Esteban recientemente he comenzado a seguirle la pista y, a través de sus dos obras anteriormente publicadas en nuestro país, Culpable e historias cortas (Bang Ediciones) y Qu4ttrocento (Dolmen Editorial), así como diversas colaboraciones en fanzines y revistas, pero sobre todo, su personal Fanzine Usted (del que podéis ver una reseña que hice en su momento de su último número (el nº 5) pinchando aquí), me está demostrando con hechos, con palabras e imágines, que es uno de nuestros jóvenes autores con más talento y proyeccción, con unas historias que rozan lo surreal de nuestra existencia pero siempre dentro de un marco real como la vida misma, de situaciones absurdas o increibles pero que tienen un viso verídico que las hacen perfectamente factibles y realizables.
Ahora con Suéter a buen seguro tendrá el espaldarazo definitivo que se merece, publicándose en una gran editorial que recientemente está intentando dar un respaldo a nuestros autores de la mano del editor Ricardo Esteban y que, a buen seguro, posibilitará que Esteban Hernández de el salto cuantitativo necesario que se merece ya que el cualitativo hace ya tiempo que lo ha dado y con creces.
Os dejo con la sinopsis y unas cuantas imágenes (las nueve primeras páginas) de esta obra como suculento aperitivo que pronto podréis ver (y degustar) en vuestra librería especializada más cercana:
"Suéter es una tragicomedia cotidiana.
El protagonista de esta historia hace una voluntaria escala en su personal viaje figurado de recuperación psiquiátrica para hablarnos de lo que pasó regresando hacia su casa en un vagón de metro. Un revisor obsesionado por las dos exigencias que su empresa de subcontratas le plantea para conservar su trabajo (guardar silencio y no perder el tiempo) le hacen enloquecer hasta el punto de convertir esas dos frases hechas en dilemas irresolubles: dónde se guarda el silencio y cómo puede uno encontrar el tiempo que ha ido perdiendo durante los años vividos. Preguntas que el trastornado revisor cree dirigir a la mismísima Muerte pero con las que en realidad aborda a Alexis, un ilustre catedrático afectado de gigantismo, embotado y disfrazado de Muerte que regresa a casa desde una fiesta que ha durado demasiado tiempo.
Entre otros hechos colaterales del sin dios que genera el revisor en el vagón del metro, nuestro joven protagonista explica con posterioridad, como narrador y testigo de lo que ocurrió en el vagón, hasta que punto él pudo sugestionarse asociando muchas de sus circunstancias indiscriminadamente, y entre otras cosas por qué creyó él que quitarse o ponerse un suéter a rayas haría cambiar sus peores circunstancias en una quietud y paz duradera".
Un saludo cordial.
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