Kim se marcha a Seúl para intentar conseguir trabajo para sacar adelante a su familia. Es la típica historia tan bien conocida. Una familia pobre que vive en un pueblo de pescadores, un entorno que es el ideal para vivir y sacar adelante a una familia, pero donde los recursos escasean y obliga a la gente a emigrar a lugares menos “sanos”, sólo por el mero hecho de sobrevivir en una sociedad exigente donde, si quieres sacar adelante a tu familia, tienes que ganar dinero sea como sea. Y en la gran ciudad hay más oportunidades que en una pequeña aldea, donde el tiempo se detiene, con una cadencia que estrangula, en ciertos momentos y situaciones, a las familias de condición humilde.
Pero las oportunidades en la gran ciudad tampoco son tantas como piensa la gente, que emigra de un lugar para labrarse un futuro en la gran urbe, pero sin saber qué se va a encontrar allí realmente.
Dificultades en el día a día en un pueblo pequeño, y también penurias de la gente para poder salir adelante en la “jungla de asfalto” que te devora y te destroza a las primeras de cambio. La gente, muchas veces, son meros peones que cuando sobran y no se les necesita son fácilmente prescindibles.
Pero incluso en este entorno de tristeza y desesperanza, siempre el ser humano saca lo mejor de sí mismo, y demuestra que el amor y la solidaridad son capaces de remover y reconducir cualquier situación por adversa que sea. Y si a eso le añadimos la inocencia de unos niños, que siempre ven las cosas de una forma más sencilla y no tan adulta, todo tiene la posibilidad de poder llegar a solucionarse si uno comprende que no todo es alienarse de una manera tan radical. Para llegar a un punto, siempre hay diversos caminos posibles a elegir para obtener el resultado deseado.
Un manhwa de gran lirismo el que nos ofrece Byung-Jun, autor coreano que demuestra ser un verdadero artesano de la ilustración. Ese toque de acuarela que le da a la obra transmite la pureza necesaria para conseguir que una mala situación tenga visos de transformarse en una buena, si uno es capaz de comprender que en la sencillez de las cosas radica la verdadera fuerza de la vida.
Ediciones La Cúpula ha cuidado la edición de este material, formato bolsillo, con papel de buena calidad que favorece el efecto delicado de la acuarela de la obra, con sentido de lectura izquierda-derecha, el usado en las obras que nos vienen de Corea del Sur, ya que la escritura nativa de este país, el hangul, normalmente se escribe y se lee horizontalmente y en esa dirección.
Por poner un pero a este relato, éste radicaría en los diálogos a veces demasiado simplistas, como si el lenguaje de los dos niños que aparecen en la narración contagiara a los adultos. Pero, ¿puede que el autor lo aplique de esta manera para transmitir, aun más si cabe, esa sencillez y ternura que quiere hacernos dar a entender en esta obra?
Un cordial saludo.
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