miércoles, abril 15, 2009

RECORDANDO A: CORAZÓN DE GRIS de Jean Ollivier & André Juillard

Será porque me encuentro enfrascado en la lectura de “En costas extrañas” de Tim Powers (Edit. Gigamesh), hoy me apetecía hablar de: piratas.

Llámense corsarios (los que recibían un documento “legal” otorgado por una nación para ejercer su profesión atacando naves de un país enemigo y cediendo cambio una parte del botín), filibusteros (del inglés free booter, merodeadores del mar) o bucaneros (por preparar la carne al bucán: ahumada), fueran vikingos, malayos, berberiscos o del mar de China, todos perseguían un mismo fin: capturar embarcaciones e incautarse de las mercancías de sus bodegas. El destino para los “afortunados” supervivientes de un ataque en el mar o a una ciudad costera, una vez librados de sus pertenencias, podía terminar en la esclavitud, el cautiverio hasta el cobro de un rescate o, con algo de suerte, en un bote hacinado o en una isla perdida con pocas o nulas provisiones.

A pesar de que pocos “oficios” del hombre pueden ser más terribles y haber causado más daño a sus semejantes durante toda la historia, la literatura y el cine han elevado a estos forajidos del mar a la categoría de mito.

Ya en 1724 Daniel Defoe escribió “Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas”, pero sería sobre todo a partir de la publicación de “La isla del Tesoro” de R. L. Stevenson, o “El corsario negro” y “Sandokán” ambos de Emilio Salgari, cuando las novelas de piratas se convirtieron en una variante del género de aventuras tremendamente popular. Y con la ayuda inestimable de Hollywood, el ladrón cruel y despiadado pasa a ser un aventurero, un héroe romántico y muchas veces un luchador por la libertad. A los más célebres -Drake, Morgan, Capitán Kidd, Barbanegra- los encontramos navegando en las Indias Occidentales entre los siglos XVI al XIX, por lo que el Caribe será el escenario más habitual en las obras de ficción; y puesto que la mayor parte de los Hermanos de la costa provenían de Inglaterra, Francia y los Países Bajos, el rol de opresor, tirano o simplemente de víctima recae en muchas ocasiones en los españoles (que también hicieron uso de los corsarios, sobre todo desde los puertos vascos).

Poco que ver con la realidad, como lamentablemente se puede comprobar en nuestros días en el Cuerno de África.

Siguiendo con la tónica de rescatar algunas de las joyitas que se pudieron encontrar en la revista Cimoc (Norma Editorial), hoy nos quedamos con una historia de André Juillard al dibujo y Jean Ollivier al guión, y por si algún afortunado poseedor-coleccionista quiere proceder a su relectura, diremos que puede encontrarlo en el Cimoc nº 78.

Relato corto, de 18 páginas a color, en el que encontramos a Corazón de Gris, que con tres incondicionales llega a la isla de la Tortuga en 1667, huyendo de una vida como marinero o trabajador en una plantación de la parte española de Santo Domingo.

La aventura muestra tres ambientes de los piratas en el mar de las Antillas, primero en esta isla -la Tortuga-, que como Jamaica ofrecía un refugio seguro donde reparar sus barcos, reponer fuerzas y tripulación, gastar los botines conseguidos y aprovisionarse de vituallas.

Después de fletar un lugre –un barco pequeño de tres palos- y reunir poco más de una veintena de hombres, fondean en una cala situada más o menos en el actual Haití y se allegan a un asentamiento de bucaneros, que viven de la venta de pieles y carne ahumada. Deberán unirse todos para hacer frente a un ataque de los españoles que buscan limpiar de escoria esa parte de la Hispaniola.

Y finalmente la acción en el mar, con un ataque a un poderoso galeón español inspirado en como históricamente lo hizo Pierre Le Grand: desde un pequeña y veloz embarcación, por sorpresa, en un golpe de mano, nada de dos bajeles fuertemente artillados cañoneándose hasta llegar al abordaje. Los filibusteros, a pesar de su escaso número, con gran decisión y fuertemente armados con pistolas de chispa, alfanjes y granadas de mecha, convierten el gran barco en su presa.

Muchas cosas para sólo 18 páginas. Entre tanta acción no quedaba tiempo ni papel para profundizar la trama o desarrollar al protagonista y menos al resto de personajes. Una dosis de aventuras suministrada en cápsula. Lo mejor era el espléndido dibujo y color de Juillard, que nos deleitaba con unas viñetas de navíos entre las olas, con su intrincado velamen, cabos, obenques y otros aparejos, únicamente superadas por F. Bourgeon en “Los pasajeros del viento” (aunque El Gavilán de Pellerín no le va a la zaga).

Posadas miserables, camisas holgadas, sombreros de ala ancha, rostros sin afeitar, ropas rasgadas, consiguen la ambientación de lugares llenos de podredumbre y de figuras andrajosas que por fuerza deberían tener estos forajidos.

No olvida recurrir Juillard a una de las escenas más clásicas en cualquier historia náutica a vela: la visión de la nave a través de un catalejo. Algo que tampoco olvidaría Hergé para la aventura de "Tintín y El secreto del Unicornio”.

Siendo muy puntillista, cabe mencionar el error de mostrar el navío español con el pabellón rojo y gualda, cuando esta insignia fue adoptada por Carlos III para la marina española en 1785, un siglo más tarde.

Cómic claramente pensado para el lector francés, Ollivier hace un flaco favor a la honra española mostrando a nuestros bravos soldaditos imperiales en plena siesta en el momento del ataque al galeón.

En Francia fue editado en álbum con el título “Chasseurs d´Or” (Edit. Delcourt), junto con otro relato corto, “Jack London”.

Sea como reflujo de la serie cinematográfica “Piratas del Caribe” o porque las modas o gustos de las gentes (afortunadamente) son cíclicos, el género permanece y retorna a las librerías españolas con algunas muestras:
  • El ojo del diablo” de Antunes y Tirso Cons (Ed. Recerca),
  • Capitán Patapalo” de Abulí y Rossi (Norma),
  • Isaac el pirata” de C. Blain (Norma),
  • Águila azul” de Will Eisner (Norma),
  • 7 Piratas” de Bertho y McBurne (Planeta),
  • El Gavilán” de Pellerin (Io Ediciones).

Este mismo mes habrá que añadir: “Long John Silver” de Dorison y Lauffray (Norma), y deseamos con impaciencia que dentro de poco que alguna editorial se “arriesgue” con la última serie de Hermann: “Le diable des sept mers” (dos álbumes publicados allende los Pirineos)... larga se nos hará la espera.

Para finalizar, os recomiendo visitar el reciente post sobre “Barbe Rouge” de PAblo en el blog “El lector impaciente”.

9 comentarios:

Caracrater dijo...

je,je,je, soy uno de esos afortunados que tiene ese comic, que junto con la historia bucanera de Corazón de Gris, tiene otra sobre un joven llamado Jack London camino del Yukon buscando pepitas de oro( que, soy afortunado o no?)

Lo edito la editorial IRU S.A. y es una de mis joyitas

Giuseppe dijo...

Muy afortunado Mr. Caracrater, y muy agradecido por el apunte.

Al hacer el post no encontraba que editorial lo había sacado en tomo (aparte de en el Cimoc). Recordaba haber tenido en las manos ese álbum (en tapa dura, verdad?) en la librería Futurama de Valencia (hace al menos 15 años), y me sonaba de una editorial poco frecuente, pero no sabía cual era.

Por Internet solo aparecía la edición en francés de Soleil, así que aprovechando la visita de un renombrado blogero a las Jornadas de Comic de Castellón de hace unos días, le pregunté por si existía una edición en castellano pero pillado “ a traición” y así a bote pronto el renombrado blogero me contestó que no estaba publicado en Spain, por lo que comentamos que debería ser la edición francesa (en Futurama tienen alguna cosilla en galo).

Lo dicho, muchas gracias por resolver esa laguna de mi memoria.

Angux dijo...

Pues tan afortunado como yo que también tengo el mismo comic, Caracrater XD
El comic en cuestión se edito bajo el título “Buscadores de Oro”
He de reconocer que soy un entusiasta de todo lo que sean historias de piratas y tengo bastantes libros en mi biblioteca protagonizados por los ladrones del mar.
Desde la más imaginativa “Isla del tesoro” pasando por la novela histórica, como “la Taza de Oro” de un jovencísimo John Steinbeck (contaba con 27 años cuando escribió esta novela) y llegando a varios libros históricos como el que tu mencionas de Dafoe, “Bucaneros de América” de Alexandre Olivier Exquemelin (Que Sirvió como médico a las órdenes de piratas tan conocidos y temidos como L'Olonnais o Morgan) o una de las joyas de mi estantería “Piratas” de Wolfram Zumondfeld, un libro editado a principios de los 70 en el que nos cuentan la historia de los piratas desde el Jason griego, los vikingos y deteniéndose en cada uno de los piratas más importantes de la historia para contarnos su biografía.

El de Hermann, esperemos que haya suerte y alguna editorial lo quiera editar en castellano.

Un saludo.

Ernesto dijo...

Yo ya he leído la primera parte del Diablo de los Siete Mares y con todo el dolor de mi corazón debo decir que no está a la altura de la leyenda del maestro: demasiado deslabazado, personajes que aparecen al mismo ritmo que desaparecen, varios planteamientos que no se sabe muy bien a donde conducen...es una primera parte, así que ya veremos...

Angux dijo...

Ernesto, su hijo Yves, conduce los guiones de este comic y es éste un handicap (y una carga) que lleva Hermann desde un tiempo a esta parte.
Yo personalmente si tengo que elegir que publiquen una de sus últimas obras me quedaría con Vassya, comic en el que está trabajando, guionizado por el propio Hermann y que es una continuación de Bois-Maury.

Caracrater dijo...

Francamente, a mi entender, Yves Hermann es un lastre. Entre el propio Hermann que ya con los achaques de la edad y la inexperiencia de su hija, casi todos sus ultimos comics adolecen de fallos, unos más que otros, pero es que si los comparas con BoyS Maury, los primeros Jeremiah, Comanche.....no hay color.

Y si este comic en en tapa dura. Y, amigo angux, a mí tambien es un género que me pirra, ahora lo tengo muy abandonado, pero en la biblioteca de mi viejo, estan todos los clasicos de la pirateria. Y, si no lo has hecho ya, te recomiendo la atenta lectura de Los pasajeros del Viento que me lo acabe hace unos días y es una autentica maravilla. Absolutamente inmprescindible.
Saludos.

Caracrater dijo...

perdón, Yves H. es el hijo y no la hija como he puesto.

Ernesto dijo...

El problema es que el propio Hermann parece contagiado de cierta apatía, y eso se nota incluso cuando trabaja en solitario. Los últimos Jeremiahs no tienen ni punto de comparación con los mejores momentos de la serie, e incluso Afrika, un álbum en el que parece remontar el vuelo, está muy lejos de lo que se puede esperar de un maestro como él.

Giuseppe dijo...

La primera novela de piratas que leí fue "El hijo del corsario rojo" de Emilio Salgari, en un libro que no tenía ya ni lomo y que junto a otros títulos le dio a mi padre un compañero de trabajo "por no tirarlos a la basura. Con menos de 10 años lo había leido dos o tres veces (y no era una adaptación infantil). Una gozada.

Aunque hay guionistas peores que Ives H. en general los aficionados no le perdonamos que el gran Hermann vaya un poquito a menos. A pesar de todo seguro que caería El diablo de los 7 mares.

Veo que algunos de los comentaristas son aves nocturnas ein?, que luego hay que madrugar malandrines.