Durante la pasada edición del Festival Internacional de la Bande Dessinée de Angoulême celebrada en enero de este año faltó la presencia habitual de Jean "Moebius" Giraud que desde hace ya unos cuantos años acudía regularmente con su stand Stardom-Moebius Productions al encuentro de sus apasionados seguidores. Rara señal. Ya durante el Festival, y mientras esperaba en una cola para entrar en una de las carpas, oí a los que estaban delante de mí que Moebius no estaba presente debido a su delicado estado de salud. Su enfermedad se había agravado y estaba muy enfermo. Malas noticias para cualquier aficionado.
Desde entonces miraba de vez en cuando en la prensa francesa si aparecía alguna noticia sobre su estado de salud; como buen seguidor de su trabajo, no me gustaba la idea de que un genio como él desapareciera tan pronto sin tener de nuevo la oportunidad de volver a encontrármelo en persona en una nueva sesión de firmas. Lamentablemente conocí el sábado 10 de marzo de 2012 la triste noticia de su desaparición a través del post que Gonzalo colgaba sobre la una del mediodía.
Con la desaparición de Jean Giraud se pierde en mi opinión el mayor genio que ha tenido el 9º Arte hasta el momento, el artista que fue capaz de innovar y renovar al final de los años 70 a través de su visionario estilo como Moebius el tebeo tal y como lo habíamos conocido; podemos decir que no sólo fue capaz de iniciar esa revolución en el mundo de las viñetas, si no que además su rompedor estilo visual fue la inspiración de muchos cineastas que reconocían en los dibujos de Giraud la fuente de inspiración para crear sus propios universos. A su alrededor se ha creado toda una escuela y su influencia ha sido tal que sin él muchos autores no serían lo que son. Nos ha dejado el artista, pero el mito permanece.
Recogiendo información de distintas fuentes y sobre todo a partir de varias entrevistas a Moebius podemos conocer un poco cómo fue su vida y cómo explotó su génio hasta llegar a convertirse en el "Papa de los Comics", título que le fue impuesto durante algunos años. Jean Henri Gaston Giraud nació el 8 de mayo de 1938 en Nogent-sur-Marne en el seno de una familia modesta. Sus padres se separaron cuando él era un niño y su madre tuvo que trabajar duramente para poder salir adelante en el barrio parisino de Fontenay-sous-Bois donde vivían. Jean Giraud (JG) pasaba mucho tiempo solo y dibujar era la forma con la que combatía la melancolía que le invadía provocada por la sensación de abandono al estar su madre fuera trabajando muchas horas. "Dibujar es la revelación del alma, de su situación personal" (JG).
Así que de esa forma y durante un año y medio estuvo dibujando como un loco hasta que, tras la insistencia familiar, entró en la Escuela de Artes Aplicadas donde pasó dos años. Su paso por esta escuela le permitió pasar de un vacío cultural enorme a estar en contacto con gente de clases burguesas, más educados, refinados e instruidos, en una época en la que Francia se despertaba culturalmente con la Nouvelle Vague. En la escuela conoció a otro joven apasionado por el dibujo y con la idea de ser Cow-boy y que, viendo dibujar a Giraud (o como le ha denominado alguna vez Wolfrang Amadeus Moebius), se planteó dejar de dibujar. Afortunadamente, Jean Claude Mézières no renunció a esa idea y se ha convertido en otro de los grandes.
Durante el tercer año en la escuela, Jean deja sus estudios y se marcha a Méjico para reunirse con su madre que se había vuelto a casar con un mejicano, circunstancia que le marcaría de por vida y que de alguna forma sería el germen de la personalidad de Moebius. Durante un año no hizo nada más que viajar y el estar allí, atravesando el desierto, kilómetros y kilómetros de terreno que se extendían hacia el horizonte bajo el sol y el cielo azul magnífico, fue para él una especie de iniciación, "algo que me sacudió el alma" (JG). Tal y como Alejandro Jodorowsky (AJ) lo define, fue allí donde Moebius descubrió su lado "chamánico", ese lado que está presente en su obra y en sus dibujos de escenas que transcurren en el desierto; "los personajes mágicos en esas escenas no vienen de Francia, vienen de Méjico" (AJ). A partir de ahí, y del profundo impacto que tuvo ese viaje en él, alimentó su curiosidad por el universo, por el mundo paralelo de los sueños y por la consciencia, elementos que han alimentado su trabajo. "A partir de ese momento Moebius se convierte en el explorador de la consciencia y del mundo onírico" (JG).
Un género muy de moda en los tebeos de la época era el Western. Giraud ya había vendido su primera historieta de cow-boys llamada Frank et Jéremie y, posteriormente, se había convertido en ayudante de Jijé, el creador del western Jerry Spring. En 1963 el panorama de editores de la época pasaba por la joven revista Pilote dirigida por René Goscinni; fue allí donde conoció al guionista Jean-Michel Charlier que le propuso hacer un western juntos. Tomando como modelo a Jean-Paul Belmondo en un momento de gran inspiración, y teniendo el nombre de Blueberry, había nacido un personaje firmado bajo el seudónimo de Gir que transmitía caracter animal y carga sexual, a diferencia de personajes como Tintin totalmente asexuado, lo que suponía algo nuevo en el panorama del tebeo de la época. El personaje se convirtió en un éxito.
Pero a pesar de ese éxito, algo latía en el interior de Jean Giraud; a pesar de ser un dibujante como los demás dentro de una estructura como Pilote bajo la férrea línea editorial marcada por Goscinni, ideas de hacer algo diferente, ciencia-ficción, surrealismo, vanguardismo, sexualidad, etc... "ganas de hacer algo totalmente subversivo" (JG). Estas ideas irían tomando forma con la aparición en la revista de otros dibujantes con parecidas inquietudes a las suyas, como Philippe Druillet. La publicación de su historia "La Desviación" en la misma Pilote fue buena prueba de ello; una historia corta que para nada seguía el estilo de Pilote pero que de algún modo contribuía a agitar aún más el mal ambiente dentro de la revista. En aquel momento el liderazgo de René Goscinni estaba muy cuestionado siendo incapaz de controlar a ciertos miembros del equipo de creadores y las luchas internas hacían que la publicación se moviese hacia otros derroteros.
Por aquella época, Jean Giraud ya había adoptado el seudónimo de Moebius del matemático alemán August Ferdinand Möbius, célebre por su famosa banda. La primera vez que lo usó fue durante su colaboración con la revista Hara-Kiri en 1963, aunque no fue hasta 1975 en que volvió a usarlo. El estallido como tal se produjo cuando junto a Philippe Druillet, Jean-Pierre Dionnet y Bernard Falkas decidieron fundar un grupo denominado Les Humanoïdes Associés que sacaría a la calle la revista Metal Hurlant para dar rienda suelta al germen que había nacido en el seno de Pilote y que ahora tomaba forma para consagrarse al género de la ciencia-ficción. Obras como Arzak o El Garage Hermético asombraban a los lectores que descubren en sus páginas un universo creativo y una libertad creadora desconocidos hasta el momento. Fueron años de creatividad desbordada que asombraron en Europa, en los USA y hasta en Japón... Metal Hurlant cambió el mundo de los comics, aunque como se suele decir, nada es para siempre. Con el paso del tiempo la relación entre Druillet y Moebius se enfrió y con ella se separaron sus caminos hasta el abandono definitivo de la revista en 1985.
À suivre...
2 comentarios:
En mi primera visita este año a Angoulême tenía entre mis objetivos prioritarios conseguir una dedicatoria del idolatrado Moebius... y cual fue mi decepción cuando me comentaste que no iba a venir por encontrarse enfermo.
Un golpe muy fuerte para el noveno arte y para todos los que formamos parte de él de una u otra manera... una pérdida que será irremplazable. Nos queda como consuelo que su obra perdurará en el tiempo y será fuente de inspiración para lectores y autores presentes y futuros, al igual que lo fue en un pasado 'ya'.
Descanse en paz allí donde esté... seguro que serà en su enigmático Desierto "B".
Es ciertamente una pena que un autor como Moebius se haya ido, aunque todos sabemos que lamentablemente es ley de vida. Nos hubiera gustado que estuviese en activo algunos años más para disfrutar de un talento que muy pocos tienen y solo algunos como él llegan a desarrollar a ese nivel.
Imagino que hayá dónde esté, seguirá explorando y descubriendo nuevos mundos...
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