lunes, noviembre 23, 2009

EL CAPITÁN AMÉRICA de Ed Brubaker, Steve Epting y Michael Lark

Aprovechando que Panini está recuperando nuevamente el material del Capitán América de Ed Brubaker que en su momento ya publicó en formato comic-book, reeditándolo ahora en formato tomo de tapa dura dentro de la magnífica colección Marvel Deluxe, y coincidiendo hace unos días con la salida al mercado del segundo volumen que recoge uno de los mejores arcos argumentales de la serie, el de El soldado de invierno, un servidor también ha querido recuperar un antiguo post que en su momento escribí hablando de esta misma etapa de Brubaker en particular y la del Capitán América en general.

Esta segunda relectura de esta magnífica etapa me confirma aún más en la necesidad de tener este magnífico trabajo de Ed Brubaker en la biblioteca de todo amante de los superhéroes en general y del Capitán América en particular, ayudado gráficamente por extraordinario trabajo a los lápices de un dueto de garantías como es el formado por Steve Epting y Michael Lark, así como un uso apropiado de una tonalidad claroscura conseguida en toda la obra (así como el utilizado para la representación de los flashbacks del pasado), para darle un tono más adulto a la serie, gracias al talento de un Frank D’Armata a los colores.

Espero que esta revisitación a este artículo que publiqué hace más de dos años ayude a decidirse a los aún indecisos…

Serie abierta en formato comic book y periodicidad mensual, editado por la editorial Panini Comics.

A estas alturas de mi afición comiquera, me empieza a suponer mucho esfuerzo el tener que seguir cualquier colección mensualmente y, si lo haces, tienes que pensártelo muy mucho y seleccionar lo que piensas que merece dicho esfuerzo. Resulta curioso como Brubaker consigue últimamente llevarme hacia estos terrenos, a priori no demasiado atrayentes. Si a ello unimos que el formato es la grapa, y el genero, es el tan trillado genero superheroico, que además parece que está pasando por un periodo no demasiado bueno en estos últimos años, capitaneados por un Joe Quesada, más preocupado por las ventas y los artistas hot traídos desde otros medios, que por la calidad y el respeto hacia unos personajes abandonados a su suerte, en el que el propio agotamiento de ideas, con algunas excepciones, está forzando a una búsqueda del constante golpe de efecto, que si bien no es discutible para las ventas, tan importantes para cualquier negocio, me temo que acabará durante los próximos años, por agotar lo poco que aún queda en pie, de este maravilloso mundo de los superhéroes en pijama.

Un repaso a la historia

¿Es posible que del Capitán América esté todo dicho ya? Ésta es una pregunta de difícil respuesta pues aunque, para empezar, su representación como icono es lo primero que a uno le viene a la mente, y como icono se supone que está todo dicho ya, pues no hay nada más previsible que los iconos. En este caso, su habilidad para llevarnos hacia situaciones distintas, que nos ofrezcan nuevas perspectivas -y esto es algo en el que nuestro patriótico héroe norteamericano siempre ha demostrado ser capaz sobradamente de hacerlo, de adaptarse y reflejar los momentos históricos por los que pasa- puede ser un aliciente para que, conforme vayan pasando los años, sus seguidores sean capaces de darle, aún con todo, esa nueva oportunidad que quizás no se merece a estas alturas.

Recordemos que fue creado por Jack Kirby y Joe Simon durante la Segunda Guerra Mundial como respuesta a la amenaza nazi, autores ambos de origen judío, por lo que es de suponer que, para ellos, representaba algo más que un personaje de cómic al uso, debido al impacto directo que les produjo la amenaza de un imperio como el nazi sobre el pueblo judío, y sobre los valores de libertad y democracia en teoría tan arraigados en el pueblo americano. Al poco tiempo se les uniría un Stan Lee no demasiado fino, no estando a la altura como en otras muchas colecciones de la época, siguiendo más tarde con historias donde la amenaza venía esta vez por parte del comunismo y la caza de brujas, en plena guerra fría.

Más tarde las historias mejorarían al sumergirse en plena época hippie, con el consiguiente toque pacifista por un lado y aventurero por otro, sumergido en plena guerra del Vietnam, donde se empezó a mirar más de puertas hacia dentro, en una sociedad que tomó conciencia de sus propios problemas sociales, y el consiguiente auge de un cierto sentimiento progresista y antimilitarista, y lo que supuso más tarde la convulsión del destape del caso Watergate, incluida en la magnífica saga del Imperio secreto, escrita esta vez por un Steven Englehart, que demuestra ser un escritor con una muy fuerte conciencia social y política.

Todo esto supuso ver con otros ojos a un personaje que parecía que sólo sería capaz de aportar valores pro-americanos e ideales del sueño americano y que, después del caso Watergate, su entorno empezó a coger un fuerte carácter de denuncia social, donde en nuestro héroe empezará a florecer una cierta inseguridad hacia esos valores que creía incorruptibles, suponiendo todo ello una pérdida de inocencia y, no lo olvidemos, también una pérdida de su identidad, y el consiguiente resurgimiento desde sus propias cenizas, que acabaría por marcar un antes y un después en su ya larga trayectoria.

Mención aparte merecen dos dibujantes como son Gene Colan y Sal Buscema, a los que habría que hacer un monumento. A partir de aquí, y hasta nuestros días, la serie pasará por una serie de etapas con dispares resultados, siendo nombres a destacar sobretodo el de Jack Kirby, cuya segunda etapa es bastante olvidable, pero importante más que nada, por suponer su retorno a Marvel. La magnífica, aunque corta etapa del consistente Roger Stern, junto al John Byrne de los buenos tiempos. La irregular de Mark Waid junto con Ron Garney, muy acertada en su primera parte, pero que poco a poco perderá fuelle debido a, entre otras cosas, las intromisiones de Marvel en los guiones de Waid, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados en esta editorial. Y siendo benévolos, la miniserie prestigio de cuatro números a cargo del incombustible Fabian Nicieza y del interesante Kevin Maguire. Todo lo demás, o es bastante olvidable o no puedo opinar por no haberlo leído (me pregunto por cierto, como catalogaríamos la etapa Héroes Reborn, a cargo de Rob Liefeld, olvidable pero inolvidable después de su lectura¿?).

Llegan Brubaker, Epting y Lark

Lo primero que hace Brubaker al hacerse cargo de esta serie, reenumerada por millonésima vez con un número uno, es empaparse bien de ese rico fondo histórico y, sobretodo, de los personajes que siempre han rodeado a nuestro patriótico héroe, y esto sin duda lo hace al milímetro -eso sí, hay algún que otro pero, pero casi que mejor no nombrarlo, por eso de no destripar ciertas cosas- y esto es algo que difícilmente se ve últimamente y, sobretodo, con guionistas a los que se las trae floja la continuidad o, lo que es peor, editores encantados de sí mismos y del guionista estrella con el que cuentan. Y esto, sin duda, es algo que hay que agradecer al guionista.

Otra cosa es lo polémico que puede ser, la forma en que acaba utilizando algunos de estos personajes, algo que sin duda dará mucho que hablar entre los marvel zombis de toda la vida. Pero lo que sin duda no se le puede discutir es el efecto que consigue con ello y lo bien atado que tiene cualquier aparición sorpresa, o cualquier golpe de efecto, por increíble que nos parezca.

Brubaker comienza con un primer numero, en donde el Capi esta pasando por un periodo bastante delicado después de los acontecimientos producidos en Vengadores Desunidos, y donde la perdida de varios compañeros le han marcado profundamente. El final de este primer número, es de esos que en teoría hace que se te caiga el cómic de las manos, con un pero, a estas alturas a uno le cuesta tragarse según qué cosas, aunque hay que decir en defensa del guionista que esto no es problema de él, si no mas bien del problema que ha generado con el paso de los años una política editorial, en la que parece que, como en teoría puede pasar cualquier cosa, se puede hacer y deshacer las cosas según qué antojo tenga la dirección editorial, sobretodo cuando las cosas se hacen según de qué forma.

Con todo esto, y siendo positivo, aunque quizás con cierto sabor agridulce, Brubaker -acompañado por un magnífico Steve Epting, dibujante con ya muchas tablas en su profesión, y que en esta colección consigue hacer el trabajo de su vida- consiguen dar un ritmo vivo e intenso a cada ración de cómic mensual. El dibujante, consiguiendo narrar con un estilo realista y dinámico, manejando perfectamente los tiempos narrativos. El guionista, construyendo una historia perfectamente hilvanada, con buenos diálogos, donde las sorpresas nos esperan a la vuelta de cualquier página, utilizando además los flashbacks de forma prodigiosa, dibujados además por un Michael Lark al que le vienen como anillo al dedo.

Pues ya sabéis, si os encantan Brubaker, Epting o Lark, os atrevéis a leer con el piloto automático, y con una venda en los ojos para según que cosas, y además añoráis a Cráneo Rojo, al Agente 13, el Halcón, los Invasores, SHIELD junto a Nick Furia, IMA o el Cubo Cósmico, ésta sin duda es una colección que os recibirá con los brazos abiertos. Si no es así, mejor abstenerse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Joaqui! Buen artículo aunque discrepo en algunas cosas :-). Si te refieres a los tebeos de Stan Lee de los '60, puede que en el Capi no estuviera tan inspirado como en Spidey o los 4F, pero no creo que tenga nada que envidiarle a otras series como hulk o X-Men. La verdad es que la idea del hombre fuera de su tiempo siempre me ha parecido molona.

Del resto del recorrido histórico que haces, el material de Kirby de los '70 me parece que al menos es divertido y está bien dibujado, y echo de menos
una mención a la etapa, bastante decente, ilustrada por Mike Zeck.

Por lo que se refiere al material de Bru, que es de lo que se trata, aunque solo he leído la primera saga me gustó bastante (la idea es seguir el resto de la serie en tomos, sea en edición USA o española, si la editaran).
Epting me parece un dibujante mayúsculo que, al menos hasta ahora, no parece haber recibido el reconocimiento que merece, y de Lark se podría decir lo
mismo.

A Brubaker solo le pongo dos peros: lo de la identidad del Soldado de Invierno me parece de todo punto innecesario y, ya puestos, Peter David ya dijo algo al respecto y con más gracia y salero en la Saga del Panteón
(Hulk).

Por otra parte, la muerte del Nómada me parece totalmente gratuita, tratándose de un personaje con un origen de lo más interesante, que incluso tuvo su propia cabecera y protagonizó buenas historias en otras
(Thunderbolts, por ejemplo).
Pienso que es una pena cepillarse a un personaje de esta forma, privándonos de sopetón de todas las historias que podría haber protagonizado en manos
del guionista adecuado.

Ximo dijo...

Luis, respecto a la etapa de Mike Zeck, como no la he leído, no puedo opinar, aunque siempre he oído que es una etapa que vale bastante la pena, como tu muy bien dices.

En cuanto a la polémica entorno a ciertos personajes, completamente de acuerdo contigo, pero ya sabes que en la marvel de Quesada, estas cosas hay que comerselas con patatas. Ademas, quien te asegura que a estas alturas aun siga muerto, que igual aprovechan, y en el mismo pack que el capitán Marvel hacen un dos por uno, que nunca se sabe.