lunes, mayo 25, 2009

CRÓNICAS FRANCESAS: LAS NUEVAS CARAS DE SPIROU

La editorial belga Dupuis nació en 1938, al mismo tiempo que su personaje estrella, el botones SPIROU. Esta creación fue obra del dibujante belga Robert Velman, más conocido como Rob-Vel, para servir como cabecera de la nueva revista de corte juvenil lanzada por la editorial. El personaje nació de la experiencia misma que su creador tuvo como camarero en barcos de lujo y transatlánticos, vistiéndolo con su uniforme rojo y situándole como botones del Hotel Mustic, aunque, en seguida, le transformaría en un trotamundos y le haría correr múltiples aventuras.

Su, llamémosle rival, Tintín, siempre fue un personaje reflejo de lo que su autor Hergé quiso que fuera y además le perteneció de principio a fin, derechos de autor incluidos. En el caso de SPIROU, ésta fue una creación cuya propiedad no perteneció nunca a su autor, si no que sus derechos siempre fueron propiedad de la editorial desde el momento de su nacimiento. Este sentido de propiedad comercial, ha dejado un tanto indefinido el personaje, porque no refleja a su autor, si no que ha sido tratado más bien como una marca.

El estandarte de la casa Dupuis ha ido evolucionando con el tiempo para adaptarse a las peculiaridades de los lectores a medida que ha ido pasando el tiempo, ya que los gustos de cada generación son diferentes entre sí. También la parte artística ha cambiado y aunque el personaje sea el mismo, nada tiene que ver el cómo ha sido interpretado por los dibujantes que se han hecho cargo de sus aventuras durante los más de sus 70 años de vida.

En lo que casi todo el mundo coincide es en que, si hay un momento en que SPIROU se convirtió en uno de los personaje que han hecho historia en el mundo del tebeo, éste fue el momento en que estuvo en las manos de André Franquin, que llevo al personaje a lo más alto de su apogeo y que además, y en cierto modo, Franquin se convirtió en el padre de la criatura. Seguro que si preguntásemos que quién es el padre de SPIROU, mucha gente diría que fue el dibujante belga el que lo creó.

A partir de ahí, y con más o menos fortuna, el botones del Hotel Mustic ha ido pasando por diferentes manos para, siguiendo las directrices de la editorial, adaptarlo como ya dijimos a los tiempos que corren en cada momento y a los gustos, tanto estéticos como argumentales, de los lectores.

En un determinado momento, el personaje llegó a las manos de Yves Chaland, talentoso dibujante que, con su estilo de línea clara proveniente directamente de los clásicos, trató de volver a dar al personaje un cierto aire retro, característico de su obra. Fruto de este intento, sólo nos queda la inacabada “Coeurs d’Acier” en la que no podemos sino descubrirnos ante la maestría de Chaland. Pero aunque a nosotros nos guste, desacuerdos con los editores de Dupuis en cuanto al enfoque del personaje, hicieron que este planteamiento no fructificase.

Los años han pasado y, afortunadamente, la evolución del tebeo ha permitido romper el estricto molde creativo impuesto por ciertas editoriales. Hoy en día se permite una cierta libertad creativa en determinados aspectos, y es esa libertad la que ha permitido que hayan salido a la luz las obra de las que nos vamos a ocupar hoy.

La casa Dupuis, después de unos cuantos años tras el intento de Chaland, en 2006, sacó a la luz el primer álbum de lo que se denomina una serie “one-shot” bajo el epígrafe de “Una Aventura de Spirou y Fantasio por…”

Bajo esta denominación nos encontramos en cada álbum con una aventura del personaje y su inseparable compañero en la que todo el planteamiento es libre: el número de páginas que puede variar de uno a otro álbum, el estilo gráfico que aporta un dibujante cada vez y el hilo argumental de un guionista en cada tomo.

Hasta el momento, son 6 las propuestas disponibles, pero como casi siempre, sólo para el mercado francófono. Hoy quiero detenerme en dos de ellas, las que a mi juicio me parecen las propuestas más interesantes, tanto por el planteamiento de la historia y el dibujo, y las que creo que dan la razón a Chaland cuando quiso aportar su estilo a retro a las aventuras de SPIROU. Espero que haya algún editor al que le remuerda la conciencia por no habernos permitido a nosotros los lectores el haber disfrutado de su planteamiento.

Editado en quinto lugar, “Le Journal d’un Ingénu” (El Diario de un Ingenuo) escrito y dibujado por Émile Bravo, es un álbum que ha cosechado un importante éxito, tanto de crítica como de público, y que se ha visto respaldado por varios premios que no hacen más que reconocer el sitio que ocupa este autor en el panorama actual, entre los que podemos citar el Premio Renne Goscinni (Angoulême 2009), el Gran Premio RTL de la Bande Dessinèe, el Premio BD de los lectores de Libération o el Premio Saint-Michel de la ciudad de Bruselas.

Bravo retoma el personaje y lo sitúa en la Bruselas de 1939, justo antes de la invasión de Polonia por parte de la Alemania nazi y que desembocaría en la II Guerra Mundial. El álbum se articula en dos partes bien diferenciadas y que marcan el desarrollo de la historia y el devenir de los acontecimientos.

En la primera, nos encontramos en el Hotel Mustic, un lujoso hotel que esta en el centro de la ciudad y donde un sin fin de personajes ocuparan sus habitaciones. En la entrada del mismo, nos encontramos con un botones vestido con su uniforme rojo, que no es otro que Spirou. El muchacho, con la naturalidad, desparpajo e ingenuidad propios de su edad, en una época despreocupada y un tanto inocente, realiza su trabajo sin importarle nada más allá de sus labores. Poco a poco se nos van introduciendo los diferentes personajes, tanto huéspedes como otros que, a la postre, van a jugar un papel importante en los hechos que se nos narran, tanto en esta aventura como a nivel histórico, donde se sitúa la acción.

Un delegación polaca se va a encontrar con un alto cargo del gobierno nazi, Karl Von Glaubitz, en un intento desesperado por detener la invasión de su país. Al mismo tiempo, Spirou hace buenas migas con otro huésped del hotel, un boxeador francés y su amante; conoce a un reportero del Diario Moustique, que no es otro que Fantasio, quién se convertiría en su inseparable compañero de aventuras; Spip, mascota de nuestro héroe sigue haciendo de las suyas. Con todo esto, a Spirou le queda tiempo para descubrir su interés por las chicas, en especial con Kassandra, una de las doncellas que también trabaja en el hotel.

Una vez nos hemos introducido en la historia, la segunda parte es una sucesión de acontecimientos hasta llegar a su desenlace. Podría seguir contando más cosas de este álbum, pero no quisiera desvelar nada de su argumento, sobre todo si al final se llega a editar en España. Hasta el momento, todo son rumores pero sin confirmar.

Respecto al estilo gráfico del álbum, nos encontramos con un Émile Bravo puro, dentro de su estilo de línea clara que le hace inconfundible. Con una cuidada distribución en cuatro líneas de viñetas como regla general, su realización recuerda al de los albumes de Tintín. Este y otros homenajes son obra del autor hacia aquellos que más le gustan, Hergé, Franquin, Chaland, etc. tomando elementos de aquí y de allá. Vamos a dejar a vosotros lectores, bien sea en la edición francesa o en la futura española (¿de Planeta?) que debería llegar lo antes posible, que tratéis de encontrar dónde están esos detalles que no hacen más que engrandecer una obra que ya con ver la portada, con toda su simpleza, nos está diciendo lo grande que es el álbum.

Esta claro que, con esta obra, Dupuis ha acertado y eso permite situar a Émile Bravo entre los autores más interesantes del momento, no porque no lo fuera ya, si no que quizás no fuese lo suficientemente conocido debido tal vez a que su obra no sea muy extensa. En España se han publicado historias cortas suyas en la revista “El Manglar”, “Los Defectos del Futuro” una aventura de Jules editada por Brosquil y “Mi mamá está en América y ha conocido a Búfalo Bill” con guión de Jean Renaud en Ponent Mon. Lo que está claro, y como el mismo ha reconocido en algunas entrevistas, no es sólo la cantidad de la obra, si no la calidad la que hace al artista. En el caso de este autor, calidad no sólo no le falta si no que tiene a raudales.

Por cierto, no se ha cerrado la puerta a que esta obra tenga una continuación…

Y, tras el quinto tomo, viene el sexto y último hasta la fecha de estas aventuras de Spirou y Fantasio por… y ente caso nos encontramos con un guión de Yann dibujado por Olivier Schwartz. Para entrar en materia debo dar unas notas sobre ambos autores.

En el caso de Yann, decir que es uno de los escritores indispensables de tebeos que existen hoy en día por su inagotable fuente de ideas, su humor vitriólico, su ironía y su bien cuidada y mejor documentada ambientación; su trayectoria es larga, pero me voy a fijar en que escribió algunos álbumes de la serie Freddy Lombard con Chaland.

De Olivier Schwartz, autodidacta y que es el responsable de las aventuras del Inspector Bayard, inéditas en España. Su estilo gráfico bebe de las fuentes de autores clásicos, especialmente de Yves Chaland. No hace falta más que ver algunas de sus viñetas para darnos cuenta que es digno descendiente del maestro.


Y, tras esta breve introducción, nos vamos con esta nueva historia, titulada “Le Groom Vert-de-gris” (El Botones de Verde grisáceo). Casi coincidiendo en el tiempo con la obra anterior, aquí nos encontramos también en el Bruselas de la Bélgica ocupada por los nazis, donde un Spirou menos ingenuo que en el caso anterior y Fantasio amante de los inventos locos hacen lo que pueden para ayudar a la resistencia y a las tropas aliadas. Nazis malvados, armas secretas, acción, persecuciones, intrigas de todo tipo…y un poco de erotismo hacen de este volumen una de las propuestas más audaces de un Spirou retro, que sigue los pasos del maestro Chaland. Puede ser que me equivoque, pero creo que esta historia la iba a dibujar él mismo y que Yann la retoma donde la habían dejado, pero con los lápices de Olivier Schwartz.

El álbum se presenta a todo color, aunque sería magnífico poder disfrutar algún día de una edición en blanco y negro, porque la calidad del dibujo es tal que bien podría salir tal y como Schwartz la ha concebido. No hay más que comparar y que cada uno decida.

De igual forma, los homenajes y las continuas referencias son una constante en las páginas que conforman este álbum. De todos modos, tendremos que esperar a ver cual es la respuesta de los lectores, para saber si nos encontramos con otra obra fundamental o, al final, es sólo mi entusiasmo el que la ha puesto por las nubes.

Si yo no estoy equivocado, quizás tengáis oportunidad de verla algún día publicada en España.

3 comentarios:

Caracrater dijo...

Clamo por la publicación de estos dos Spirous, que buena pinta. No se pero me da la sensación que intentan mantener el espirutu clásico del maestro Franquin.
Si en un par de años no se ha editado aqui, aprendo frances.
Ciao.

Giuseppe dijo...

Si me preguntan ayer, ¿quien es el "padre" de Spirou?, hubiese respondido: Franquin. Había olvidado que era Robert Velman. Cosas del disco duro, que ya no es lo que era.
Los de Planeta ultimamente estan lanzando "integrales" de Spirou agrupados por autores, igual un dia se "equivocan" y nos traen a estos que comentas.

jose luis povo dijo...

Magnífico artículo, Juanmi.Coincido en todo lo que dices. Me ha resultado interesante enterarme, entre otras cosas, de que "Le groom..." está basado en un proyecto inicial de Chaland. Por lo demás, aporto el dato de que, según ha anunciado Planeta, en octubre publicará "Diario de Un ingenuo". Podéis ver la noticia en mi blog:
http://miscomicsymas.blogspot.com/2009/06/spiroudiario-de-un-ingenuo-de-emile.html
Saludos!