Los ex libris son la muestra de cómo, desde siempre, el hombre ha tenido la necesidad de marcar lo que le pertenece, precisamente para darle ese carácter de privacidad y propiedad a lo que consideraba algo muy apreciado, ¿y qué hay más preciado que un libro?. En la Edad Media, cuando los libros eran manuscritos copiados a mano una y otra vez, ya los había que deseaban una terrible enfermedad a quienes se apropiaran de uno de ellos. Los nobles mandaban miniaturar su escudo o emblema en las primeras páginas (o en las cubiertas) de sus libros, pero con la invención de la imprenta, que “democratizó” el acceso a los libros gracias a su reproducción mecánica, aumentó la necesidad de personalizar con una señal de propiedad de esos libros con la reproducción de cartelas en el reverso de las cubiertas.
Con el tiempo, estas cartelas se convertirían en pequeñas obras de arte encargadas a pintores, incluyendo ya el “Ex libris” para acreditar la pertenencia indicando simplemente que procedía de una biblioteca concreta, y llegando a evolucionar con las artes gráficas y con el gusto de cada época, unido todo ello a la particular idiosincrasia e intereses de cada propietario, creando imágenes de gran contenido simbólico y alegórico. Gracias a ello podemos ver en la exposición, desde personajes mitológicos como dioses y sirenas, a faros, mascarones de proa, diferentes tipos de peces, barcos vikingos, tormentas y olas gigantescas, barcos de vela y a vapor, personajes como Cristóbal Colón…
Una curiosa exposición que se completa con otra sobre “Técnicas de grabado y sistemas de estampación”, que nos dan a conocer los métodos utilizados en cada época para estampar estas marcas de propiedad (la xilografía, el grabado calcográfico, la litografía, la serigrafía o el fotograbado).
Desde la sala en la que está instalada esta exposición podéis ver una maqueta de dimensiones enormes del paquebote Normandie, que, junto con documentos de archivo, fotografías y carteles, objetos y mobiliario de los míticos paquebotes de la compañía French Line, la línea marítima que unió desde 1864 a 1974 el puerto de Le Havre con Nueva York, que forma parte de los objetos que pueden contemplarse en la exposición “Gigantes del Atlántico. Los paquebotes de la French Line”.
Y como no hay dos sin tres, podéis acabar con “El cartel polaco. 1900-1939”, en la que se expone una selección de fondos del Museo Nacional de Varsovia. Museo del cartel de Wilanóv, estampaciones litográficas realizadas entre estos años con las consiguientes influencias del Art-Nouveau y de los planteamientos gráficos de las vanguardias. Su temática es variada, desde carteles sobre turismo, cine y actividades culturales hasta algo más prosaico como la venta de coches o electrodomésticos.
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