miércoles, diciembre 03, 2008

CRÍTICA: BRAD BARRON # 1: NO HUMANOS de Tito Faraci, Bruno Brindisi, Anna Lazzarini & Giancarlo Caracuzzo

Siendo inminente la salida al mercado del segundo volumen de Brad Barron: Los conquistadores, hoy voy a publicar una reseña que he elaborado sobre el primer volumen (de seis) de Brad Barron: No humanos, una de esas lecturas que, desde que fue anunciada que saldría como novedad por parte de Aleta Ediciones, tuve ganas de cogerla por banda.

Tito Faraci se encarga de guionizar cada una de las tres historias que componen el volumen, dibujadas cada una de ellas por tres autores diferentes: Bruno Brindisi (No humanos), Anna Lazzarini (Fuga de Manhattan) y Giancarlo Caracuzzo (Tierra perdida).

La razón por la que quería hincarle el diente a este título era porque, aparte de que me atrajo esta historia en concreto desde el mismo momento que anunciaron que se iba a publicar aquí, formaba parte del género de la ciencia ficción, que es uno de los que más me gusta sino el que más, aparte de tener ese condicionante principal de toda obra Bonelli que no es otro que ofrecer buenas historias de sencilla lectura, a buen precio y que te garantizan un buen entretenimiento. La verdad sea dicha es que puede parecer una historia, seguramente, un poco manida, vista y leída demasiadas veces tanto en el cine como en la literatura o en los cómics, pero la verdad es que Faraci ha sabido entretejer correctamente una buena trama sci-fi, dándole un ritmo adecuado, sin prisas pero sin pausas, conformando pequeñas historias autoconclusivas dentro de la trama principal, permitiéndote leer de forma amena y de un tirón una historia que, por lo leído hasta ahora (es sólo el principio), no cojea por ningún sitio.

Naturalmente, si esperabais una aventura de ciencia ficción de las que estamos habituados a ver ahora, con cantidad de acción, diseños de infarto, tecnología punta, movimientos de cámara inimaginables, seres de otros planetas terribles y espeluznantes pero creíbles, con perspectivas increíbles e imposibles y destrucciones masivas... vamos, efectos especiales “bidimensionales”, aquí no lo vais a encontrar.

En cambio, Faraci le da aquí otro ritmo, otra intensidad, que, como el mismo autor reconoce, nos recuerda mucho a esas historias y películas de los 50, toda esa tradición pulp en la sci-fi, donde toda esta cantidad de efectos especiales que nos inundan hoy en día y a los que nos hemos habituado tan rápidamente, antaño no existían, y se buscaba más la simple historia y las reacciones de los terrestres ante la invasión de seres venidos de otros mundos. A veces, da la sensación que los extraterrestres mismos, los Morb, tienen un papel realmente secundario en esta historia, son meramente la excusa para que Faraci nos cuente una historia, la historia de la supervivencia de la raza humana ante la invasión de unas criaturas venidas del espacio que tienen la intención de eliminar o subyugar a toda ser vivo racional y, como muchas veces ha aparecido en este tipo de relatos de ciencia ficción, tenemos un único y verdadero protagonista, aquel que les plantará cara e intentará sobrevivir para luchar con sus propios medios contra la, normalmente, superior tecnología de los visitantes (algo que nos recuerda claramente lo que ya nos avanzaba H. G. Wells en La Guerra de los Mundos).

Brad Barron es el típico personaje hecho a sí mismo, seguro, fuerte e inteligente, un líder nato, un tipo capaz de sortear con éxito la mayores dificultades, un veterano, como no, de una gran guerra, la II Guerra Mundial (pensemos que la historia transcurre, precisamente, durante la década de los 50), que emprenderá su cruzada personal en solitario contra los Morb, en busca de su mujer y su hija, que aún tiene la esperanza de que estén vivas y que es la motivación principal que hace avanzar la historia y no otras, como podría ser luchar simple y directamente contra los alienígenas invasores.

Si el guión de Faraci es correcto, bien estructurado y coherente (y, en este tipo de relatos, siempre es muy importante que sea una única persona la que guionice la miniserie de principio a fin), el dibujo de los tres autores de cada una de las primeras historias acompaña de una u otra forma, un dibujo sin alardes de ningún tipo, en blanco y negro, como no, de línea clara y realista, como ya nos tienen acostumbrados los fumetteri que trabajan para la Editorial Bonelli. Naturalmente, los tres dibujantes, cada uno con su propio estilo, nos ofrecen un trabajo unitario que intenta mantener, más o menos, un mismo patrón de dibujo que no desentone en las diferentes historias y que pueda llegar a marcar señas de identidad diferentes y propias, para así conseguir darle una coherencia a la historia que, en este caso, lo requiere. Necesita de esta unidad porque, al ser una serie de carácter limitado, no son realmente historias autoconclusivas por sí mismo como es normal en la línea Bonelli, si no que al tratarse de una historia de larga duración que tiene perfectamente estipulado un inicio, un desarrollo y un final ya definido, cada historia bebe de la anterior siguiendo un mismo hilo argumental, aunque en cada relato se nos presente una subtrama que finaliza en ese número pero que son necesarias para llenar los huecos en la extensa travesía por la Norteamérica invadida que intenta realizar nuestro protagonista.

De todas formas, si tuviera que quedarme con el dibujo de alguno de los tres autores de este primer volumen, me decantaría por elegir el de Bruno Brindisi, que me parece que es el que mejor trata los escenarios en los que desarrolla la trama, más detallista que los dos autores que se suceden y que mejor sabe tratar la anatomía y morfología de los diferentes personajes, de una manera más clara y más realista, trabajando mejor las luces y las sombras en cada una de las viñetas.

Por tanto, una obra recomendable si tienes un momento de asueto que te permita leer durante un rato una historia entretenida bien ejecutada, una historia interesante de la que te apetece saber más para conocer como acabará el peregrinaje de su único protagonista, y que ahora, con el nuevo formato que la Editorial Aleta ha elegido para continuar la publicación de los fumetti de su línea Bonelli, reuniendo tres tomos de antes en uno solo, ha ganado en cuanto a edición, con más contenido, aunque, en este caso en concreto, por la serialización de este título, ahora tengamos que esperar tres meses para saber cómo continuará la aventura emprendida por nuestro Brad Barron.

Un saludo cordial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Le tengo unas ganas de la ostia¡¡
Cae esta semana seguro.