viernes, septiembre 29, 2006

DINASTIA DE M

Desde siempre mis amigos me han tildado de Marvel Zombi. Hoy por hoy es incluso peor. Ya no solo me recriminan mi desinterés por todo cuanto no sale de la Casa de las Ideas, sino que además me acusan de haberme quedado anclado en los 80. Para demostrar que no es así y que estoy al tanto de la más candente actualidad, aquí van mis impresiones sobre la miniserie-espina dorsal del último gran crossover Marvel: Dinastía de M, publicada en España por Panini. Pese a que su última entrega data de este mismo mes ya se ha anunciado una inminente reedición, algo poco común tratándose de un cómic editado en grapa, que nos lleva inevitablemente a preguntarnos si realmente es para tanto. Para los que aún no lo han leído ojo con los SPOLERS.

Probabilidades alteradas

La idea de las realidades alternativas o What if…, ya que estamos hablando de
Marvel, no es algo novedoso en la editorial americana. Sí han sido más excepcionales aquellos casos en que la realidad alternativa se ha impuesto sobre la continuidad oficial, suplantándola, para a la postre pasar a formar parte de la misma. Ejemplos de lo dicho los tenemos en La Era del Apocalipsis, publicada hace ya más de una década, la todavía más antigua saga de Kulan Gath (en las páginas de Uncanny X-Men 190 y 191 USA) o esta Dinastía de M (desde ahora DM), miniserie de ocho números, condensados en cuatro en su edición española.
En DM la alteración de la realidad se produce por obra de los descontrolados poderes de nuestra querida Bruja Escarlata. Si cambiamos a Wanda por Legión, y a Lobezno por Bishop en su papel de único personaje conocedor de que el mundo que le rodea no es el que debería ser, el punto de partida de la historia es ciertamente similar al de la citada Era del Apocalipsis. Lamentablemente, si ésta última quedó para la posteridad como un ejercicio bastante coherente que nos dejó buenos momentos, amén de reconciliarnos con un Scott Lobdell bastante impopular entre los fans, no puedo decir lo mismo respecto de esta DM que nos ocupa.

Dentro de la Casa de M

Ya no se trata de que la historia perpetrada por Brian M. Bendis -en connivencia con Quesada y otros, dada la magnitud de un crossover que abarca todos los títulos de la editorial- poco aporte a lo visto hasta la fecha. Es que la historia se desarrolla a trompicones y a la vez de forma absolutamente recta y lineal, sin intercalar con la trama principal -la única- otros subargumentos que pudieran darle algo de factor sorpresa y tensión dramática a una historia que demandaba ambas cosas a raudales.

Planteamiento: Mutantes-X y Vengadores se reúnen para tomar una determinación con respecto a una Bruja Escarlata sumida en la demencia, cuyos poderes amenazan todo cuanto existe. Un fogonazo y a la realidad cambia. Estamos en el universo de House of M, donde Magneto y sus vástagos, Lorna Dane incluida, gobiernan un mundo en el que humanos y mutantes coexisten en una delicada armonía, eso sí, bajo la supremacía del homo superior. Un arranque a priori interesante.

Nudo: Como se ha apuntado anteriormente, solo Logan y una misteriosa Layla Miller que seguirá siéndolo al final de la limited saben que esa realidad no es la suya. Es a partir de aquí cuando el canadiense inicia una campaña de reclutamiento -que por cierto se come el grueso de la historia sin enriquecer en demasía su desarrollo- con el objetivo de abrir los ojos a los otros héroes lo quieran ellos o no. Y esto nos lleva al

Desenlace: Todos contra Magneto en un abrupto y precipitado final con tintes de tragedia griega en el que suceden demasiadas cosas por página. Es llegados a este punto que descubrimos que fue Mercurio y no su padre quien indujo a la Bruja a hacer lo que hizo. Siendo que la locura de Pietro, y la de Wanda ya puestos, fueron tratadas décadas atrás y con mayor fortuna en las páginas de Avengers y West Coast, me pregunto si era necesario dar este nuevo y forzado giro al tema.
El papel que se le da a la Bruja casi parece un pretexto para lo que sucede a continuación. En un momento dado del clímax de la historia que se me antoja artificioso e incluso un tanto ridículo, Wanda hace uso de sus vastos poderes una vez más para traer de vuelta la realidad
Marvel que todos conocíamos, eso sí, con una salvedad: La inmensa mayoría de los mutantes han perdido su Gen-X.

Vidas soñadas

Un aspecto de la serie que aún no he comentado es que, sirviéndose de los poderes de Xavier, la Bruja se las arregla para que los héroes
Marvel despierten en la nueva realidad "viviendo las vidas que siempre desearon vivir”, buena forma de mitigar su mala conciencia por lo hecho a la vez que se quita de enmedio a los potenciales opositores.
Aunque se trata de una buena idea, que tratada con mayor profundidad nos hubiera brindado la perfecta oportunidad para indagar en los anhelos secretos de nuestros personajes, tampoco coincido con Bendis en lo referente a cuales son esas vidas ideales (y que conste que se trata de mi personal y subjetiva opinión).
Que Logan desee inconscientemente ser Nick Furia, como el mismo dice con ironía, pase, pero lo de la idílica vida de Peter con cierta ex-novia fallecida me parece más difícil de digerir. Vale que la rubia y su trágica muerte dejaron al pobre Spidey marcado por siempre jamás, pero con todo, Gwen no deja de ser una especie de relación post-adolescente frente al que es su verdadero amor: Mary Jane. Es con M.J. con quien Peter ha compartido las dos facetas de su vida, además de vivir experiencias tan traumáticas como la pérdida de una hija común. En fin, que me resulta poco creíble esta suerte de infidelidad inconsciente de Petey para con la pelirroja, a la que borra de sus pensamientos como si jamás hubiera existido.
Más chirriante si cabe, me parece la reacción de abatimiento y rabia del Trepamuros -personaje optimista y luchador por excelencia- cuando regresa a su vida real. De verdad que ese deseo de permanecer sumido en el más profundo de los olvidos no me casa con lo de que “todo gran poder, etc...”
Otro ejemplo sería Mistica. Puestos a resucitar muertos, como ideal de vida de la mutante metamorfa antes me la imagino junto con su compañera Irene/Destino que enrollada con cierto mutante peludo y con garras.
En otro orden de cosas, aun sabiendo del mal que es capaz Magneto ¿alguien se lo imagina cargándose a su propio hijo tras arrojarle varias toneladas de chatarra encima?
¿Y que hay de un resucitado Ojo de Halcón cosiendo a Wanda a flechazos? En fin, al menos en el caso del arquero siempre nos queda la duda de si es el Clint Barton que todos conocemos o no.

El despertar a la realidad

Hasta ahora me he centrado en los aspectos negativos de DM, lo que no quiere decir que la historia de Brian Bendis –que al menos me ha parecido un pelín más comedido en los diálogos que de costumbre- no sea una lectura entretenida, y supongo que imprescindible para cualquier true believer.
Y es que la huella que House of M va a dejar en el Universo
Marvel comienza a ser perceptible desde el mismo momento de su conclusión, tanto a nivel individual (Spidey, Lobezno o el Hombre de Hielo), como a escala global. De entrada, la merma de la población muti puede, bien capitalizada, ayudar a poner algo de orden en el confuso subuniverso-X.
En fin, todo lo que sirva de base para contar mejores historias, bienvenido sea. Por lo pronto parece que con DM Marvel comienza a allanar el camino hacia el que va a ser su próximo gran crossover, Civil War.
Pero lo verdaderamente meritorio de la limited es su parte artística. Así, en DM vemos como Oliver Coipel se confirma como un valor en alza con un estilo que encaja como un guante para el guión que tenemos entre manos. El galo se desenvuelve tan bién en las escenas de acción como en las más pausadas, y demuestra suficientemente versatilidad como para llevarnos desde la Cocina del Infierno hasta las lujosas dependencias de la familia Magnus sin pestañear.
Igualmente majestuosas las portadas de Esad Ribic, broche de oro para un producto que al menos en su vertiente gráfica sí es impecable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Luis
¿timportaria aser un pelin maj coltos tus post? ejque son mu largos i anque molan mazo, maburro antes de yegar al final. Claro, como soi una bictima de la logse esa de los güebos, soi un poquito incurto i casi no se de leer tanto.
besicos neng

Luis dijo...

Tienes razón hen ke son mu largos.
La verdad es que asta yo meagurro un puñao leyéndolos.

Hun saludo