martes, abril 08, 2008

DISCOGRAFÍAS MEMORABLES: The Cure (1979-1982)

Todavía bajo el shock de los excelentes conciertos que dieron The Cure en España el pasado mes, me dispongo a rendirles un pequeño homenaje en forma de comentarios por entregas con el fin de cubrir su extensa discografía de estudio. En Trazos no tenemos periodistas ni críticos musicales, por lo que me gustaría que lo que sigue no se entendiera como una especie de estudio que en modo alguno estoy capacitado para realizar, sino como un ejercicio de friquismo con la única pretensión de intercambiar opiniones con otros fans y, a lo mejor, descubrir el maravilloso mundo de The Cure a quienes todavía no han tenido ocasión de disfrutarlo:

THREE IMAGINARY BOYS (1979): Robert Smith (voz y guitarras), Lawrence Tolhurst (batería) y Michael Dempsey (bajo) entran en escena con un álbum de sonido algo rudimentario en el que la tónica general es la melodía y las canciones de corto minutaje. La influencias punk es palpable en algunos temas como It´s Not You, Object o So What, pero aparte de que Robert Smith nunca renegó de los sonidos de tiempos pretéritos de la misma manera que sí hicieron otros músicos de su generación, la música de estos primeros Cure ya presentaba algunos matices que los distanciaban de las corrientes imperantes en el Reino Unido de finales de los ´70. En TIB tiene cabida desde el pop desenfadado con tintes nihilístas de Grinding Halt hasta el surrealismo, presente en canciones como Fire In Cairo, que alcanza sus más altas cotas en Meathook, un canto de amor dedicado a un gancho de colgar carne con abrazo final incluido. Las piezas que más apuntan hacia lo que va a ser el posterior sonido del grupo son la tétrica Subway Song, Another Day, 20:15 Saturday Night y Three Imaginary Boys. De estas dos últimas diría que son las dos joyas que contiene este debut. El tema título es una melancólica pieza que rebosa belleza y emoción, mientras que 20:15 es una buena demostración de la capacidad de Robert para exponer sentimientos con gran sencillez pero también con enorme sinceridad y siempre desde una perspectiva cotidiana que hace inevitable la conexión con el oyente. La versión de Foxy Lady mejor la dejamos correr.

SEVENTEEN SECONDS (1980) coincide en el tiempo con la entrada del bajista Simon Gallup en la banda y el breve paso por la misma del teclista Matthieu Hartley. Este disco supone no solo un importante salto cualitativo con respecto a su L.P. debut, sino también el primer paso en el paulatino oscurecimiento de la música de The Cure. El lado más tortuoso de las relaciones de pareja asoma de nuevo su rostro en la cínica Play For Today, uno de los temas single. De nuevo destacar su comienzo con una característica línea de bajo salpicada de armonías que desemboca en la melodía principal. Aunque se aparta un poco de la tónica que marca el resto del álbum e incluso se puede decir que tiene un punto catchy, está claro que no se trata de la clase de sencillo que se encuentra habitualmente en las listas. In Your House y A Forest atesoran ya toda la esencia del sonido Cure. Aparte de que también fue sencillo, el machacón bajo de Simon, las inquietantes guitarras de Robert y su desesperanzadora letra (ese estremecedor again, and again, and again, and again….) harían de esta última el indiscutible clásico que sigue siendo casi treinta años después. Más desesperanza, aderezada con unas gotas de soledad en At Night, en mi opinión uno de los temas más bellos que jamás hayan creado los británicos. Resaltar la genial M, otra estupenda canción de amor “estilo Cure”, y sería injusto no mencionar Secrets y Seventeen Seconds, dos piezas de calidad suficiente como para hacer de este álbum un todo imprescindible.

BOYS DON´T CRY (1980): Inicialmente destinado al mercado americano, no es propiamente un álbum sino una recopilación que combina temas previamente aparecidos en Three Imaginary Boys -más algún otro como Plastic Passion o World War-, con tres canciones inicialmente publicadas en formato single: Killing An Arab es un tema potente marcado por dos solos de guitarra con reminiscencias árabes (como su título indica, vaya) en la que Robert nos ofrece su versión de la novela de Albert Camus, El Extranjero. Algo no demasiado ortodoxo para una banda de música popular, desde luego. Boys Don´t Cry: poco se puede decir de un tema tan conocido como lo es este. En todo caso destacar de nuevo la sinceridad de una letra que casa a la perfección con la ultra-pegadiza melodía a través de la cual discurre. Jumping Someonelse´s Train es otra pieza de gran pegada que seguramente ha quedado algo ensombrecida por la anterior a pesar de que particularmente me gusta más. Esa súbita entrada de guitarra seguida por el bajo hasta entroncar con el riff principal es realmente emocionante, y si a ello añades su temática, un alegato plenamente vigente contra aquellos que se dejan esclavizar por los dictados de las modas, tenemos una canción perfecta.

FAITH (1981): La tragedia personal en el seno del grupo que supone el fallecimiento de la abuela de Robert y la enfermedad terminal padecida por la madre de Lol deja su huella en otro gran trabajo en el que el frío blanco de Seventeen Seconds se torna en sombrío gris. Según se cuenta, ese atormentado estado de ánimo hizo que en esta ocasión las musas llevaran a los jóvenes Cure a buscar su inspiración en iglesias y en los ritos cristianos. El atmosférico resultado final es coherente con lo dicho, lo que se hace palpable en temas como la inicial The Holy Hour, con otro genial riff de bajo, All The Cats Are Grey, una The Funeral Party cuyo título lo dice todo, o la angustiosa The Drowning Man. A pesar de su tono nostálgico, la mirada hacia los brillantes años de la infancia que es Primary supone el único momento de luz en un álbum decididamente oscuro. En su vertiente literaria Other Voices podría considerarse como un anticipo de lo que terminaría germinando en el siguiente trabajo del grupo. Doubt es el tema más agresivo escrito hasta la fecha por The Cure, y con la canción-título, Faith, nos regalan otra obra maestra de gran intensidad emocional con la Fe, el deseo de tenerla y la imposibilidad de lograrlo como principal tema.

PORNOGRAPHY (1982): Es la culminación del viaje emprendido hace años por Robert Smith hacia el lado más oscuro de la naturaleza humana, además de una obra clave en la historia de la música popular. La permanente compañía de ciertas sustancias y el alcohol a raudales durante la creación disco hicieron el resto, dando como fruto un enfermizo trabajo cargado de muerte, sexo, violencia y locura. La épica más pesimista se hace presente en su primera canción, la apocalíptica One Hundred Years. Siguen A Short Term Effect -un gran momento que puede pasar desapercibido dado lo apabullante del conjunto- y el single menos comercial que jamás escribieran The Cure, una genial The Hanging Garden en la que la atronadora y tribal percusión, y el demoledor bajo de Simon acaparan merecidamente el protagonismo. Después Siamese Twins casi parece un descanso, aunque su tempo más lento no hace que la sensación de inquietud que desprende todo Pornography disminuya. Arte chino, chicas americanas y sentimiento de suciedad en The Figurehead, otro indiscutible clásico que deja paso al momento más bello del disco con la atmosférica Strange Day, el único tema del álbum en el que The Cure se sosiegan un poco pese a que su letra evoca más bien el sosiego que queda cuando todo termina. La muy oscura Cold y la catártica Pornography (I must find this sickness, find a cure...) cierran un disco intenso hasta el punto de que lo placentero de su escucha no obsta que se experimente una cierta sensación de alivio cuando la aguja llega a su fin. Como sucede con muchas obras maestras, su gestación no fue fácil para sus autores, y de hecho este periodo de la vida de la banda se saldó con la ruptura de la amistad existente entre Robert y Simon, dejando al último fuera del grupo. No volverían a hablarse hasta dos años después.

Continuará…

2 comentarios:

Mar dijo...

No he seguido su carrera muy fielmente, pero lo que tengo suyo es fantástico (o a mi me lo parece, claro ;D)

Besitos

Luis dijo...

Seguro que lo es Mar. Una de las cosas que hacen de The Cure lo que son es que pese a llevar tantos años en activo es muy difícil dar con un disco de ellos que no sea fantástico o casi fantástico. También tienen alguno malo, pero solo uno o dos :-).
Ahora que lo pienso lo raro es encontrar un trabajo suyo que sea simplemente "bueno".