viernes, abril 04, 2008

CRÍTICA: ARROWSMITH: TAN GUAPOS DE UNIFORME de Kurt Busiek & Carlos Pacheco

Hay literatura de fantasía que nos lleva a reinos imaginarios y olvidados donde diferentes seres, orcos, trolls, elfos, enanos, dragones... humanos, y un largo etcétera, son los protagonistas de historias impensables; existen novelas fantásticas donde una edad heroica indefinida, oscura, donde reyes y nobles, plebeyos y campesinos, nos hacen vivir historias fantásticas en mundos desconocidos apoyados en mitos, leyendas, dioses y hombres, mortales e inmortales, donde el poder y el vasallaje es su sello de identidad y se nos narra magníficas epopeyas de leyenda; hay fantasía que nos transporta a mundos fantásticos donde los personajes son lanzados a otra realidad, a otra dimensión que no es la suya y que los convierte, incluso, en verdaderos héroes de leyenda. Hay fantasía heroica, de terror, de ficción, de ciencia ficción, todo tipos de historias que no pueden ser constadas por hechos y fuentes históricas. Fantasía de todo tipo y de todos los colores para todos los gustos más exigentes.

Y luego está Arrowsmith, un compendio de maravillas de todo lo anteriormente dicho. Una reinvención de lo fantástico de la mano de un Busiek inspirado a los guiones y un genial Pacheco a los lápices.

De una manera breve, la historia transcurre durante la I Guerra Mundial en una Tierra o realidad paralela a la nuestra, donde seres de otra condición y aspecto viven en armonía con el hombre, y donde existen facciones luchando entre ellas para conseguir ganar la guerra que se ha desencadenado a nivel mundial. Una la forman los que consideraríamos los Países Aliados que se unieron en nuestra I Guerra Mundial (Galia, Britania, Moscovia, Estados Unidos de Columbia...) y en la otra las Potencias Centrales, los prusianos, tiroleses y bávaros, con su líder El Emperador de la Sangre, un brujo, un terrible dictador ansioso de sangre y poder.

En esta realidad los verdaderos generales, los que comandan los ejércitos, los verdaderos líderes de sus pueblos, son los brujos o magos, seres con poder que lo utilizan en su propio beneficio para lograr los objetivos marcados. Ejércitos formados por humanos y por toda una serie de seres o criaturas: gárgolas, zombies, vampiros, homúnculos, dragones, trolls, hadas, enanos, licántropos, dríadas, dioses... Ejércitos que se enfrentarán los unos con los otros en una verdadera “guerra de trincheras” donde nuestra tecnología y armamento de principios del XX al servicio de la maquinaria bélica será reemplazada por la mágia, verdadera fuente de poder y de destrucción.

Y, en medio de todo ello, Fletcher Arrowsmith, que forma parte del ejército aliado, dentro del ejército de los Estados Unidos de Columbia, integrado en el Cuerpo Aéreo Trasatlántico (CAT), verdaderos escuadrones aéreos, capaces de las más terribles y arriesgadas batallas aéreas con ¡¡espadas y ballestas!! (como las antaño siempre recordadas batallas de aviadores como el Barón Rojo o Billy Bishop), que tienen el don de volar gracias a los hechizos voladores y a los dragonets, pequeños dragones que gracias al oricalco y el hechizo que contiene transpasan su poder de vuelo al soldado que tienen asignado, inseparable y uno con él. El joven Fletcher encontrará un mundo que se ha vuelto loco y que el alistarse, formar parte de los Voladores y entrar definitivamente en guerra, no será el sueño idílico que siempre soñó que sería, porque la realidad de la guerra y sus terribles consecuencias, donde gente inocente muere por la decisión de unos pocos que ostentan el poder y mueven los hilos, convierte ese sueño en una horrible pesadilla.

Encontramos aquí una narración fresca, ágil y con continuos giros que no hacen decaer la acción en ningún momento y que no se hace nada pesada a la hora de explicarnos, en pocas páginas, todo lo que significa ser un “volador” defensor de las verdaderas causas, orientarnos por un mundo inventado que es tan parecido como completamente diferente al nuestro, por lo que resulta más difícil de asimilar para el lector que empieza a acostumbrarse a él.

Busiek sabe imprimir el ritmo necesario a la historia que nos quiere contar, con multitud de detalles y hechos, pero sin sobresaltos, sin dejar de lado una continua acción para que en ningún momento decaiga la historia. Busiek es didáctico hasta la médula, sabe como nadie, pedagógicamente hablando y con breves pinceladas, acostumbrarnos y hacernos partícipes de un mundo nuevo e imaginario, sabiendo enseguida captar el interés del lector como tantas veces a demostrado en otras obras, como su ya conocidísima Astro City, donde demuestra la capacidad que atesora para contarnos el día a día de los superhéroes en una gran ciudad, entrando en la intimidad privada de sus vidas. O también lo podemos ver en su trabajo BD junto a Mario Alberti, Redhand, donde también nos demuestra que sabe moverse por lo fantástico y épico como pez en el agua. Y todo este bagaje de obras tan diferentes lo vuelca en un título como Arrowsmith, donde es capaz de darnos otra bocanada de aire fresco diferente a la fantasía o ficción al uso.

De Carlos Pacheco poco podemos decir a estas alturas que no se haya ya dicho y escrito y, como autor patrio, conocidísimo por todo amante a los superhéroes en nuestro país, porque, no por nada, es nuestro artista más importante trabajando en el mercado norteamericano, galones que se ha ganado a pulso por su buen hacer y siempre en constante evolución y perfeccionamiento en su dibujo, pero nunca sin dejar de lado su característico estilo. Estilo que ha ido depurando cada vez más, con una riqueza de detalles impresionante, una capacidad para la composición de página espectacular, una narrativa que es capaz de mejorar día a día, y un dominio de la perspectiva excelente, como muy bien podemos comprobar en esta obra, reflejándose en cada una de sus viñetas. Un autor que, poco a poco, está haciendo méritos para formar parte de los grandes de esta industria.

En definitiva, una obra que ya en su momento estuve tentado en comprar cuando la serializaron en grapa, pero al ser un formato que he decidido tiempo ha no comprar, no he tenido más remedio que esperar hasta que se decidieran a sacarla en tomo, cosa que se ha producido gracias a los cambios de derechos de WildStorm de Planeta a Norma.

Por lo tanto, ahora es el momento de comprarla para quien todavía no la tenga porque sus seis números (más el previo), ya recopilados en este volumen (ojalá hubiera sido en tapa dura), merece la pena tenerlos todo buen aficionado, ya que cumplen a la perfección su papel de puro entretenimiento y de lectura bien estructurada y amena. Y esperamos y deseamos que este tándem decida un día continuar contándonos nuevas historias que transcurran en este maravilloso mundo imaginario, pero tan cercano a nosotros, que es el de Arrowsmith.

Un saludo cordial.

5 comentarios:

Carlos dijo...

Pues según tengo entendido, Pacheco dejó los lápices de Superman para ponerse con el segundo volumen de Arrowsmith. Así que a ver si dentro de un año tenemos el siguiente tomo.

Mar dijo...

Como siga anotando ... me voy a tener que salir de casa!!!

Besitos
;-)

Anónimo dijo...

Giuseppe:

Yo tb paso del formato grapa; entiendo que haya gente que lo prefiera por el tema economico; pero el formato tomo permite que este mas tiempo disponible en las tiendas (en general)

EduXavi dijo...

Carlos:
Magnífica noticia, magnífica. Como sigan desarrollando este mundo creado por ambos autores, puede llegar a ser una colección que puede marcar un antes y un después en el cómic de fantasía. Y tema potencial para desarrollar lo hay.

Mar:
Anota, anota, que vale el esfuerzo y el sacrificio que vas a realizar... ¿una cola más que hacer en Barna?

Giuseppe:
Pues tranquilo, que como ahora es Norma la que tiene los derechos, el próximo arco argumental se publicará seguro aquí en tomo.

Kalashnikov dijo...

Una curiosidad (para el que le pille cerca): podéis ver multitud de originales de "Arrowsmith" en una exposición que FNAC Sevilla ha dedicado a Carlos Pacheco. Ebierta hasta principios de mayo. ;-)