viernes, noviembre 21, 2008

RECORDANDO A: ARNAUD DOMBRE (ARNO)

La Editorial Eurocómic, que en los años 80 publicaba básicamente material de la revista francesa “Métal Hurlant”, tenía un importante elenco de autores que iba desde Hugo Pratt (Fort Wheeling) y Enki Bilal (Exterminador 17) a Richard Corben (Las mil y una noches), aunque el “peso” de los más de 80 álbumes que llegaron a editar en España recaía sobre todo en estos autores: Moebius (Arzach, El garaje hermético, La desviación, El Incal…); François Schuiten (La fiebre de Urbincanda, La Torre, Corazas…) y Alejandro Jodorowsky, que guionizó la serie El Incal, El Dios Celoso con Cadelo y Las aventuras de Alef-Thau junto al dibujante que hoy recordamos, Arnaud Dombre, conocido artísticamente como Arno.


Demos un repaso al material publicado en España:

Las aventuras de Alef-Thau transcurren en Mu-Dhara, un mundo fantástico, con elementos clásicos en fantasía como son las hadas, los gnomos, guerreros con lanzas y espadas o ruinas de civilizaciones perdidas, combinados con otros futuristas como satélites en órbita, robots o pistolas.

Con la adicción fundamental de aspectos budistas (que tanto le gustan al escritor chileno), el esoterismo, los juegos de enigmas, la traslación del espíritu o el kharma, mientras el cuerpo físico permanece en un estado catatónico. La magia “habitual” de hechiceros a lo Gandalf se sustituye aquí por el poder de la mente y el desdoblamiento corporal en forma astral o ectoplasma, al estilo de las novelas de Lobsang Rampa.

Los padres de Alef son capturados por Astral, el brujo negro, y les son arrancados sus fluidos vitales, perdiendo en unos instantes su juventud. Al estar su madre embarazada, este envejecimiento instantáneo provoca que el niño nazca sin brazos ni piernas, como un gusanito. El huérfano es recogido por el Hogl, que lo cría y educa entre hadas y gnomos.

Los poderes chamánicos de Hogl predicen el destino de Alef-Thau como líder mesiánico de los habitantes del planeta, con un cuerpo íntegro y de la mano de Diamante.

Se irá descubriendo que todo en Mu-Dhara no existe realmente; forma parte de un juego de realidad virtual para poner a prueba al único ser real, Diamante, por parte de los Inmortales que se encuentran en un satélite artificial.


Diamante y Alef Thau

Alef-Thau es uno de los personajes de cómic más “torturados” por sus creadores, a lo largo de la saga, irá ganando y perdiendo miembros, obligándole a superar una y otra vez sus limitaciones físicas.

Malkuth

La relación amor-odio con Diamante o el amor imposible de la guerrera Malkuth, añaden además factores de ensañamiento psicológico.

Combinando humor, escenas violentas con profusión de sangre y miembros cortados, algo de sexo (a las hadas lo de la ropa no les va), se va gestando una historia para adultos, en ocasiones enrevesada, con un dibujo limpio, de apariencia blanda, línea clara con evidentes influencias de Moebius. Ya en el segundo tomo, “El príncipe manco”, el lápiz de Arno llega a su mejor nivel, definiendo su particular estilo, corrigiendo la menor expresividad de los personajes del primer título y mejorando también su elasticidad.


Una “marca de la casa” serán las mujeres, de formas redondeadas, sugerentes ojos y otros turgentes atributos, sintetizan la voluptuosidad y el erotismo femenino.

A partir del 5º álbum, empieza a percibirse que el estilo de Arno se va deteriorando, dibujos menos trabajados, más grandes, pero también más apresurados, con fondos cada vez más desnudos. Un ejemplo lo tenemos en la evolución gráfica de Lurulú: este simpático gnomo de los primeros álbumes fue afeándose, aumentó de tamaño, le crecieron la nariz y las orejas, y después de cambiar de modelo de gorro pasó a convertirse en un horrible enano.

Es mi opinión, claro, habrá quien pensará que era un cambio en su estilo tan respetable como en cualquier otro dibujante.

Al morir Arno en 1996, con solo 35 años, Jodo finalizaría la serie con Al Covial a los lápices.

Alef-Thau es un ejemplo claro de la tendencia de Jodorowsky de eternizar las historias. Sobreexplotando unas ideas iniciales interesantes e innovadoras, termina repitiendo los argumentos y situaciones, provocando el cansancio de los lectores.

Bueno, parece ser que sólo de algunos, porque en febrero de este 2008 se publicó en Francia en la Editorial Humanoïdes Associés, el primer tomo de un nuevo arco sobre el personaje: "Le monde d´Alef-Thau. Résurrection", con dibujos de Marco Nizzoli. En la página de Humanoïdes se anuncia la continuación, "Le pont des trois impossibles" para enero de 2009.

Con la desaparición de Eurocómic, Norma Editorial se hizo cargo de su fondo editorial, o sea, se evitaba que se saldaran los stocks, que se fueron vendiendo a su precio normal o incrementado posteriormente. Norma reeditó “El príncipe manco” y continuó la saga a partir del sexto volumen.



  • Alef-Thau
  • El príncipe manco
  • El rey tuerto
  • El señor de las ilusiones
  • El emperador cojo
  • El hombre sin realidad
  • La puerta de la verdad
  • El triunfo del soñador

Pero Arno no sólo se dedicaba a Alef Thau. También con Eurocómic aparecieron dos álbumes independientes:

Kids”, un recopilatorio de 9 historias cortas, en blanco y negro, con la mayoría de guiones del propio Arno.

Ambientadas en diferentes épocas y lugares, desde la India colonial, la II Guerra Mundial, las drogas o las calles de un barrio marginal, todas tenían en común estar protagonizadas por chicos adolescentes.

La cripta del roble” (Benoist y Maurouard al guión). En una pequeña ciudad francesa, unos compañeros de clase del instituto encuentran en un bosque, bajo un viejo árbol caído, el refugio de un extraño ser. Vendría a ser una versión a la francesa de Expediente X.

En la revista Cimoc (Norma Edit.) se publicó algún relato breve, como “Las medias” (nº 134), y una historia larga, “Kriegspiel, el juego de la guerra” (nº 147 al 152), con guión de Bocquet. Cuenta una aventura de espías recién terminada la II Guerra Mundial, ubicada entre Polonia y Ucrania. Con la creciente tensión entre el bloque comunista y el occidental y un enraizado antisemitismo siempre presente, Antón, un corresponsal de guerra busca unos microfilms de unos documentos secretos soviéticos. Tendrá que lidiar entre resistentes nazis y nacionalistas ucranianos que cuentan con el apoyo de los americanos contra los rusos.

En el álbum “Kids” aparecía un embrión de este relato: en “Josefa contaba los trenes”, encontrábamos un caso de espionaje a los convoyes militares rusos también en la Polonia de 1946, con el mismo guionista, Bocquet.

Después de dibujada la historia, se añadieron varias páginas, en teoría para aclarar algunos puntos del argumento. El problema es que, además de un cambio gráfico evidente (personajes más achaparrados o rechonchos, y fondos más pobres), más bien entorpecían la narrativa y no aportaban gran cosa, aparte de algo más de sexo y violencia.



Obra de nivel flojito, que no se salvaba ni por el inusual marco ruso-ucraniano.

Dejamos para el final, una de sus historias más impactantes, “Paraíso infernal”, aparecida en el Cimoc Especial Sueños. En tan solo tres páginas y sin texto, describe perfectamente el drama de un joven enganchado a la heroína que no puede evitar volver a su dosis, una y otra vez. Metáfora de que el breve placer no compensa la eterna pesadilla.



Casi todo este material está descatalogado, y algunos álbumes no deben resultar fáciles de conseguir.

Dedicado a Arno,
Ad memoriam.

2 comentarios:

Guillermo FLAsCinDER dijo...

muchas gracias por el articulo, Mi historia favorita de este estupendo autor es BERLIN 1945, que supongo sale en Kids, yo la leí en un METAL HURLAND

Anónimo dijo...

Buen artículo, opino igual, Jodorowsky empezó genial las aventuras de Alef-Tahu pero a la mitad se afloja y no sabe volver a la fuerza inicial de la historia. Algo parecido a el comic de el Ángel carnívoro. No entiendo como el autor de obras como el Incal o la saga de los Metalbarones puede hacer cosas asi.