El esperado verano estaba tardando demasiado en llegar, al menos climatológicamente, pero ya han cerrado las puertas los colegios e institutos y comenzamos a ver ya deambular por las calles una errática multitud de niños/as y jóvenes a punto de enfrentarse a las largas y desconcertantes vacaciones estivales. Me parecían largas entonces, desde mi punto de vista infantil, y es cierto que me desconcertaban, porque, apenas me daba cuenta de que estaba de vacaciones, cuando ya había llegado el momento de iniciar un nuevo curso, con los profesores de turno pidiéndonos una redacción sobre qué habíamos estado haciendo durante el verano. Ya me hubiese gustado escribir una sobre mis aventuras en países lejanos, los personajes interesantes que me habían acompañado o los tiempos remotos en los que me había tocado vivir, pero lo que realmente hacía era contar mis lecturas y de cómo había dejado que el tiempo se me escapara de entre las manos mientras disfrutaba con unos autores clásicos que aún hoy siguen siendo para mí sinónimo de “
VERANO”, así, en mayúsculas:
Julio Verne,
Arthur Conan Doyle,
Mark Twain... Ellos y otros como ellos consiguieron hacer de las vacaciones de verano algo realmente especial. En éste que se inicia ahora, mis recomendaciones los tienen a ellos -o a sus influencias-, una vez más, como protagonistas.
La isla de Bowen
César Mallorquí
PVP: 9,95 euros
Tras un tiempo sin tener noticias de su esposo, el arqueólogo y explorador
Sir John Thomas Foggart,
Lady Elisabeth Faraday y su hija
Katherine Foggart, acuden en busca del profesor
Ulises Zarco, director de la sociedad geográfica
SIGMA, para que les ayude a encontrarlo, ya que él es el único capaz de hacerlo, no sólo por sus recursos, sino también por su terquedad. Tras superar su reticencia inicial,
Zarco finalmente accede a lo solicitado y prepara una expedición en la que le acompañarán su ayudante
Adrián Cairo, el fotógrafo
Samuel Durango, el químico
Bartolomé García y, muy a su pesar, ambas mujeres, más tercas que él si cabe. A bordo del
Saint Michel, con el
capitán Verne y su tripulación, tratará de seguir las huellas de
Foggart y las de un metal desconocido que éste descubrió en una cripta medieval. Sin embargo, alguien sigue sus pasos, alguien que está dispuesto a todo por localizar al arqueólogo y conseguir el preciado metal, sin tener en cuenta las terribles consecuencias que sus actos irreflexivos pueden tener para todos.
La isla de Bowen es, como dice el propio autor, “
la clase de novela que me apetecía leer para volver a sentirme un adolescente asombrado”, una novela de aventuras escrita “
al estilo Verne” -
20.000 leguas de viaje submarino,
La isla misteriosa,
Viaje al Centro de la Tierra..., junto a la influencia de otras de sus lecturas juveniles y que le han acompañado a lo largo de su vida (
La guerra de los mundos de
H.G. Wells,
El mundo perdido de
Arthur Conan Doyle...). Una fantástica
novela de aventuras y
ciencia ficción para adultos que crecieron leyendo a
Verne y para jóvenes que lo han leído demasiado poco.
Sherlock, Lupin y yo. 1. El trío de la Dama Negra
Irene Adler (seudónimo de Alessandro Gatti). Ilustraciones de Iacopo Bruno
PVP: 14,95 euros
Irene Adler es el hilo conductor de esta serie, la narradora que nos cuenta cómo a los doce años conoció a dos jóvenes de peculiar personalidad -
Sherlock Holmes y
Arsène Lupin-, que acabarían convertiéndose, respectivamente, en el investigador más grande de todos los tiempos y en el famoso caballero ladrón. Durante unas vacaciones en Saint Maló, en julio de 1870, mientras trataba de escapar del
Sr. Nelson, el mayordomo negro de su familia -encargado de controlar sus movimientos por imposición materna-,
Irene se encuentra con
Sherlock en las murallas de la impresionante ciudad de los
corsarios. Él le llevará hasta su amigo
Arsène Lupin y los tres, el francés, el inglés y la americana, pasarán juntos el verano que cambiará para siempre sus vidas, cuando los paseos en barca, las incursiones en viejas mansiones abandonadas y las tardes disfrazándose haciendo teatro, quedarán relegadas a un segundo plano después descubrir un cadáver en la playa, pero, sobre todo, tras percatarse que alguien desde las rocas les ha estado observando mientras permanecían junto al cuerpo. Alguien que bien podría ser el asesino que ha regresado al lugar del crimen.
Alessandro Gatti es el guionista de esta serie basada en la juventud de uno de los personajes creados por
Arthur Conan Doyle,
Irene Adler, una actriz y cantante que aparece en
Las aventuras de Sherlock Holmes -a quien él llama “
La Mujer”-. Hasta el momento se han publicado en nuestro país dos volúmenes de este proyecto de
Pierdomenico Baccalario -
Último acto en el teatro de la ópera es el segundo-, proyecto cuya quinta novela aparecerá próximamente en Italia.
Historia de un niño bueno/Historia de un niño malo
Mark Twain. Ilustraciones de Roger Olmos
-Colección Illustrati en español-
PVP: 18 euros
Durante los pocos días que pude disfrutar del último
Ficomic, uno de los
stands que visité con más asiduidad fue sin duda el de
Logos Edizioni. Cualquiera se resistía a conseguir dedicatorias de los tres autores -
Stefano Bessoni,
Roger Olmos y
Ana Juan- que esta editorial italiana había traído para hacer las delicias de los amantes de las buenas ilustraciones. Era difícil elegir, pero acabé decidiéndome por esta historia que aúna a uno de los escritores que más leía durante las vacaciones -
Mark Twain- con uno de mis ilustradores favoritos de ahora -
Roger Olmos-. Y es que los veranos eran ideales para revivir las aventuras de
Tom Sawyer y
Huckelberry Finn, navegar por el
Misisipi o viajar por el tiempo hasta la
corte del Rey Arturo.
Este volumen de
Logos Edizioni reúne, con una doble portada, ambos cuentos: el protagonizado por
Jacob Blivens, un niño bueno que “
era tan honesto que, simplemente, resultaba ridículo” y cuya máxima diversión era leer los libros de la
escuela dominical, aspirando a convertirse en el personaje principal de esos libros y en el modelo a seguir por todos los niños buenos que quieren ser como sus protagonistas -y eso que esos niños buenos morían siempre en el último capítulo-. Sin embargo,
Jacob tenía verdadera mala suerte. Todo lo que hacía le salía al revés y lo que le sucedía no se parecía en nada a lo que aparecía en los libros de la
escuela dominical. Sus curiosas costumbres difícilmente eran entendidas por los otros niños, que pensaban que estaba algo “
chiflado”. Todo lo contrario de lo que le ocurría a
Jim, que era malo de verdad y, además, disfrutaba con ello, sobre todo porque sus actos nunca tenían consecuencias negativas ni terribles para él, sino para los pobres niños buenos que tenían la mala suerte de cruzarse en su camino. Ni que decir tiene que ni una ni otra historia -típico de
Mark Twain- tienen el final que le correspondería según la moral al uso de la época.
Disfrutad de las lecturas y del esperado verano que -ya veréis- terminará demasiado pronto.
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