Allá por 1988 la editorial Tebeos, S.A. nos sorprendió importando a España algunas de las series que se venían publicando bajo el sello de First Comics en USA, valiente iniciativa que daría al traste en apenas unos pocos meses debido principalmente a un mercado bastante reacio a todo cuanto no venía de Marvel, o al menos de DC ¿Podríamos leer alguna vez la continuación de series como Elric, Corum, Hawkmoon o Nexus? ¿Qué sería de las aun inéditas Badger, TMNT, Jon Sable o Grimjack? Casi un par de décadas después algunas de esas preguntas por fin tienen respuesta de la mano de Norma Editorial.
Creo no exagerar si afirmo que debido precisamente a los diversos avatares editoriales y a las largas esperas, las series que publicara First Comics a mediados de los ´80 han adquirido con el tiempo un estatus casi mítico entre los lectores de mi generación. Esto conlleva el inconveniente de que cuando por fin te enfrentas al objeto tan largamente deseado es difícil eludir el peligro de caer en la decepción.
Consciente de ello, antes de abalanzarme sobre el tomo que nos ocupa me tuve que mentalizar de que la única forma de no ser injusto con Grimjack era intentar leerlo desde la perspectiva que tenía cuando supe por primera vez de su existencia a través de los profusos artículos que poblaban aquellos cómics de Tebeos, S.A.
La cosa funcionó y gracias a ese pensar logré vencer mis reparos iniciales ante el ochentero coloreado del libro -algo de lo que también adolece el de Jon Sable-, y dedicarme a disfrutar sin más de un tebeo altamente recomendable y exquisitamente editado por Norma.
Encontramos así un cómic hijo de su época, lo que no por inevitable es malo, y de hecho, confiere un encanto especial al tebeo. Más aún, el rudo y violento John Gaunt es en algunos aspectos un adelantado a su tiempo que nos puede traer a la cabeza a cierto mercenario czarniano que se acabaría haciendo sumamente popular, por no hablar de los numerosos personajes de nombre compuesto, dientes apretados y tórax increíblemente hinchado que embrutecieron el panorama tebeístico yanqui en la pasada década.
Eso sí, entre GJ y aquellos existe una gran diferencia, y es que detrás del primero hay un guionista imaginativo y capaz –a la par que inexplicable e injustamente infralorado-, y un dibujante notable.
Comenzando por el segundo, el dibujo de Timothy Truman en este primer tomo de GJ puede resultar en una primera impresión algo tosco, sobre todo si lo comparamos con las páginas introductorias de nuevo cuño (magistralmente) dibujadas ex profeso para esta edición. Bien, es cierto que Tim abusa a veces de los planos cercanos y aun no ha alcanzado el grado de perfección que después mostraría en Scout o Hakworld, pero con todo su dibujo sigue siendo de gran calidad sin que lo dicho afecte para nada a la disfrutabilidad del libro.
Por su parte John Ostrander jamás me ha decepcionado, y éste, La Leyenda de Grimjack (Volumen 1), que nos brinda las primeras andaduras del susodicho originalmente publicadas a modo de complemento de Starslayer, no es la excepción. Lo dicho se traduce en varias historias serializadas en capítulos de ocho páginas, hecho que puede resultar llamativo para el lector acostumbrado al comic-book de veinticuatro páginas, pero que gracias al buen hacer del escritor en ningún momento opera en perjuicio de la narración.
La saga de John Gaunt comienza con Dioses Mortales. El escritor no pierde el tiempo y además de presentarnos a su personaje y definir su entorno, con la surreal historia del dios-humano empieza a explotar las vastas posibilidades de Cynosure, ciudad-nexo en la confluyen todas las dimensiones habidas.
Pasado Enterrado combina género negro, terror y SF en un emocionante relato en el que el particular universo de este no menos particular cazarrecompensas se va ensanchando a los ojos del lector. Así, en esta historia sabremos por primera vez de las Guerras demonio al tiempo que descubrimos algunas cosas sobre el trágico pasado de GJ.
El drama deja paso al humor en La Noche de los Conejitos Asesinos, historia de corte humorístico protagonizada por GJ y su amigo y secundario de lujo Blackjacman, que me ha recordado a algunos de los momentos más descacharrantes del Juez Dredd. De hecho y pese a contar con un escritor americano, me atrevería a decir que el libro me ha dejado cierto saborcillo británico por mor de ese tono oscuro aderezado con algo de extravagancia y humor negro, y presentado en dosis de pocas páginas.
El tomo se cierra con Sangre y Trueno, un crossover con la serie anfitriona Starslayer que no aporta demasiado pero que no deja de resultar curioso, y nos permite conocer algo más de aquel universo First.
En resumen, una buena lectura que lejos de frustrar mis elevadas expectativas no ha hecho sino alimentarlas, y es que con semejante planteamiento podemos aventurar que lo que se avecina va a ser incluso mejor. Mientras llega ese momento nos vemos en el Munden.
Creo no exagerar si afirmo que debido precisamente a los diversos avatares editoriales y a las largas esperas, las series que publicara First Comics a mediados de los ´80 han adquirido con el tiempo un estatus casi mítico entre los lectores de mi generación. Esto conlleva el inconveniente de que cuando por fin te enfrentas al objeto tan largamente deseado es difícil eludir el peligro de caer en la decepción.
Consciente de ello, antes de abalanzarme sobre el tomo que nos ocupa me tuve que mentalizar de que la única forma de no ser injusto con Grimjack era intentar leerlo desde la perspectiva que tenía cuando supe por primera vez de su existencia a través de los profusos artículos que poblaban aquellos cómics de Tebeos, S.A.
La cosa funcionó y gracias a ese pensar logré vencer mis reparos iniciales ante el ochentero coloreado del libro -algo de lo que también adolece el de Jon Sable-, y dedicarme a disfrutar sin más de un tebeo altamente recomendable y exquisitamente editado por Norma.
Encontramos así un cómic hijo de su época, lo que no por inevitable es malo, y de hecho, confiere un encanto especial al tebeo. Más aún, el rudo y violento John Gaunt es en algunos aspectos un adelantado a su tiempo que nos puede traer a la cabeza a cierto mercenario czarniano que se acabaría haciendo sumamente popular, por no hablar de los numerosos personajes de nombre compuesto, dientes apretados y tórax increíblemente hinchado que embrutecieron el panorama tebeístico yanqui en la pasada década.
Eso sí, entre GJ y aquellos existe una gran diferencia, y es que detrás del primero hay un guionista imaginativo y capaz –a la par que inexplicable e injustamente infralorado-, y un dibujante notable.
Comenzando por el segundo, el dibujo de Timothy Truman en este primer tomo de GJ puede resultar en una primera impresión algo tosco, sobre todo si lo comparamos con las páginas introductorias de nuevo cuño (magistralmente) dibujadas ex profeso para esta edición. Bien, es cierto que Tim abusa a veces de los planos cercanos y aun no ha alcanzado el grado de perfección que después mostraría en Scout o Hakworld, pero con todo su dibujo sigue siendo de gran calidad sin que lo dicho afecte para nada a la disfrutabilidad del libro.
Por su parte John Ostrander jamás me ha decepcionado, y éste, La Leyenda de Grimjack (Volumen 1), que nos brinda las primeras andaduras del susodicho originalmente publicadas a modo de complemento de Starslayer, no es la excepción. Lo dicho se traduce en varias historias serializadas en capítulos de ocho páginas, hecho que puede resultar llamativo para el lector acostumbrado al comic-book de veinticuatro páginas, pero que gracias al buen hacer del escritor en ningún momento opera en perjuicio de la narración.
La saga de John Gaunt comienza con Dioses Mortales. El escritor no pierde el tiempo y además de presentarnos a su personaje y definir su entorno, con la surreal historia del dios-humano empieza a explotar las vastas posibilidades de Cynosure, ciudad-nexo en la confluyen todas las dimensiones habidas.
Pasado Enterrado combina género negro, terror y SF en un emocionante relato en el que el particular universo de este no menos particular cazarrecompensas se va ensanchando a los ojos del lector. Así, en esta historia sabremos por primera vez de las Guerras demonio al tiempo que descubrimos algunas cosas sobre el trágico pasado de GJ.
El drama deja paso al humor en La Noche de los Conejitos Asesinos, historia de corte humorístico protagonizada por GJ y su amigo y secundario de lujo Blackjacman, que me ha recordado a algunos de los momentos más descacharrantes del Juez Dredd. De hecho y pese a contar con un escritor americano, me atrevería a decir que el libro me ha dejado cierto saborcillo británico por mor de ese tono oscuro aderezado con algo de extravagancia y humor negro, y presentado en dosis de pocas páginas.
El tomo se cierra con Sangre y Trueno, un crossover con la serie anfitriona Starslayer que no aporta demasiado pero que no deja de resultar curioso, y nos permite conocer algo más de aquel universo First.
En resumen, una buena lectura que lejos de frustrar mis elevadas expectativas no ha hecho sino alimentarlas, y es que con semejante planteamiento podemos aventurar que lo que se avecina va a ser incluso mejor. Mientras llega ese momento nos vemos en el Munden.
PD: Siguiendo la recomendación del propio Tim Truman, las palabras que anteceden han sido escritas bajo la influencia de la música de Porcupine Tree y Dream Theater.
No hay comentarios:
Publicar un comentario