lunes, septiembre 22, 2008

DISCOS QUE MERECEN SER JUZGADOS POR SU PORTADA (IV): Iron Maiden/Tim Bradstreet

Retomamos la habitual línea metálico-hardrockera con uno esos infrecuentes casos en que la empresa de ilustrar la cubierta de un disco es para el autor algo más que un mero encargo alimenticio.

TIM BRADSTREET se reconoce a si mismo como friki del trabajo de Derek Riggs y relata haber pasado toda su estancia en el instituto haciendo dibujos de la mascota de Iron Maiden, Eddie, por lo que no es difícil imaginar la ilusión que debió sentir cuando le propusieron dar vida a este icono del rock en la cubierta de A Matter of Life and Death. Si además consideramos el concepto que envuelve el álbum, pocos nombres se me antojan más apropiados para tal empresa que el del responsable de numerosas portadas de Punisher y otras obras de bélico contenido, curtido como pocos en el arte de ilustrar armas, uniformes y demás parafernalia militar.
Fruto de todo ello es que la ilustración de Tim Bradstreet no solo es estupenda sino que además ha sido aclamada de manera casi unánime como la mejor portada de IM no creada por el ilustrador original, lo que no es moco de pavo siendo tan fundamentalistas como lo somos los fans de la Doncella.
Ciertamente hay que reconocerle a Tim el mérito de haber conseguido imponer su estilo sin dejar de ser respetuoso con la larga tradición de la banda. De hecho y pese a que en la ilustración en cuestión Eddie ocupa un segundo plano, el artwork nos remite automáticamente a un trabajo clásico de Riggs como lo es el que ocupó la portada del 12” Two Minutes to Midnight en 1984.
Es una pena que la relación banda-artista no llegara a más. Bradstreet relató haber hecho propuestas para las portadas de los singles del álbum que no llegaron a fructificar, y a la vista de las que finalmente se utilizaron –pasable la de The Reincarnation of Benjamin Breeg y cutrísima la de Different World- estoy convencido de que cualquiera que fuera la alternativa ofrecida por nuestro portadista hubiera merecido más la pena. Por lo menos le queda la satisfacción de haber visto su trabajo cobrar vida en los montajes escénicos de la banda, además de en todo tipo de merchandising.

Durante la promoción de A MATTER OF LIFE AND DEATH (2006) el disco fue presentado por sus autores como uno de los mejores trabajos que jamás hubieran creado. En mi opinión cuando decían estas cosas pecaban no poco de exagerados, lo que no quita reconocer al grupo el palpable esfuerzo por ofrecer un disco complejo y de calidad, la valentía de interpretarlo en vivo de manera íntegra, y sobre todo la ilusión depositada en ello después de tantos años en la música. Desde luego no comparto en absoluto las feroces críticas por parte de un sector del fandom incapaz de asumir que, aunque se trata de las mismas personas, no estamos ante la misma banda que a mediados de los ’80. Personalmente AMOLAD me parece un muy buen disco que no estaría por encima de ninguno de los otros dos que han confeccionado esta década, lo que no es en absoluto negativo siendo que Brave New World (2000) y Dance of Death (2003) me parecen sobresalientes, y pienso superan largamente cualquier cosa que hayan hecho desde 1988 (a ver si con esto conseguimos abrir un apasionante y civilizado debate).
Entrando en AMOLAD, estamos ante un trabajo que aunque no es conceptual sí gira alrededor de una serie de conceptos cuales son la guerra, la vida, la muerte y la religión. La producción, como viene siendo costumbre, por cuenta de Kevin Shirley.
El disco arranca con una predecible Different World que corrobora una vez más la tendencia de IM de abrir sus discos con un tema corto y de potente pegada destinado a convertirse en sencillo. La verdad es que Different World suena a cosa ya oída, no aporta nada con respecto a piezas anteriores de idénticas características como The Wickerman, Rainmaker o incluso Man On The Edge, y desde luego no es en absoluto representativo de lo que sigue a continuación.
La cosa va poniéndose emocionante con These Colours Don´t Run. La letra de esta canción podría malinterpretarse en clave del más rancio nacionalismo, pero más bien se trata de una contraposición entre los ideales equivocados o no que mueven a un joven e ingenuo soldado, y la cruda realidad de lo que finalmente encuentra en el campo de batalla.
Con la bomba atómica y la mezcla vanidad/afán destructivo del ser humano como temática, Brighter Than a Thousand Suns es para mi una de las mejores piezas del disco. Genial riff, genial solo y genial Dickinson cantando ese out of the darkness….
Una apertura típica Maiden da lugar al tema más rápido del álbum, The Pilgrim. Las influencias orientales en la parte que sigue al estribillo y la corrosiva letra sobre la religión hacen de esta pieza otra estupenda canción.
Se ha debatido bastante en torno a si estamos ante un disco calificable como progresivo. Pienso que en casi todos los discos de IM, este último inclusive, es fácil encontrar uno o varios temas con toques prog, pero de ahí a hacer la etiqueta extensiva al álbum entero… Diría más bien que en AMOLAD concurre un conjunto de canciones de estructura tal, que arrancan lentamente y van cogiendo fuelle poco a poco hasta que por fin estallan, lo que unido a desarrollos más o menos complejos en las partes instrumentales puede producir esa sensación de “progresividad”. Este sería el caso, entre otras, de The Longest Day, versión Maiden del día-D.
Out of the Shadows puede remitirnos a la vertiente más sosegada del trabajo de Bruce Dickinson en solitario, lo que para mí resulta enriquecedor de un sonido que muchos tildan de excesivamente conservador. Buen tema.
La canción que fuera single adelanto, The Reincarnation of Benjamin Breeg, me gusta a pesar de su discutible aptitud como tal. Al menos hay que reconocerles lo arriesgado de su elección.
In The Greater Good of God es otra pieza de larga duración con varios cambios de ritmo y el inevitable punto céltico en la parte final del solo.
Dedicada al Maligno, de Lord Of Light, destacaría esas cabalgadas marca de la casa y la dureza de una parte central que me vuelve a recordar al trabajo en solitario del vocalista, pero esta vez en su lado más heavy.
Finalmente The Legacy, que acaba confirmándonos que aunque tal vez no estemos ante una sucesión de obras maestras, al menos tampoco hay espacio para temas de relleno en este disco, lo que da lugar a un todo que supera con creces a la suma de sus partes haciendo que la nota final suba muchos enteros.
¡Ah!, ya que todos los críticos lo han hecho voy a destacar la calidad del trabajo de Nicko a las baquetas, apreciable hasta para un tío como yo que no sabe distinguir entre un bombo y una pandereta.

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